Diferencias entre un estúpido y un idiota
Oaxaca, Oax., 1 de febrero de 2010 (Quadratín).- Fue hace ya casi 20 años que en ocasión de un debate entre intelectuales latinoamericanos organizado en nuestro país por Televisa, el escritor peruano, Mario Vargas Llosa, calificara al sistema político mexicano como la dictadura perfecta.
Rota la hegemonía priísta en el control de los aparatos de Estado hoy difícilmente podría recuperarse el concepto a nivel nacional, no así en el ámbito de algunos gobiernos locales caracterizados por un ejercicio arbitrario del poder, la vocación caciquil de sus gobernantes, un escaso respeto a las leyes y un marcado desprecio a los derechos ciudadanos.
Acaso Oaxaca es un caso típico de esa dictadura perfecta no solamente por las facultades metaconstitucionales de las que goza el jefe del poder ejecutivo sino por la evidente ausencia de división de poderes, la corrupción galopante y la permanente e impune violación a la autonomía de los municipios expresado lo mismo en las funciones desempeñadas por los delegados de gobierno que en el control del presupuesto y en la realización de la obra pública municipal.
Lo que ha venido ocurriendo en los últimos meses en la ciudad capital con la remodelación de las calles del Centro Histórico es una demostración fehaciente de un gobierno con esas características que no solamente ignora la autoridad y facultades del cabildo municipal sino que tampoco muestra el mínimo interés para rendir cuentas de sus actos y mucho menos escucha y atiende los reclamos de sus habitantes.
Indolente a la protesta e indignación de cientos de oaxaqueños, sobre todo de los que han sido afectados con el levantamiento a deshoras de la noche del asfalto de calles que no hace mucho fueron repavimentadas, el secretario de Obras Públicas, Armando González Bernabé, se comporta en forma similar a como lo hizo cuando estuvo al frente de CAO: altanero, negligente y cínico , interesado solo por las millonarias ganancias que representan este tipo de obras, asignadas a amigos, cómplices y a uno que otro suegro de ocasión de la cofradía en el poder.
Como titular del CAO, González Bernabé se caracterizó por cerrarles las puertas de su oficina a autoridades municipales y representantes de comunidades serranas que en múltiples ocasiones le reclamaron el pésimo estado en que se encuentran de las carreteras de la Sierra Norte y ahora, al frente de la SOP, no ve, ni escucha, ni atiende las demandas de los ciudadanos de la ciudad de Oaxaca.
Menos mal que no aspira a ser presidente municipal porque de hacerlo ya el PRI tendría asegurada su derrota, como podría ocurrir con cualquier otro candidato si el gobierno del estado insiste en no consultar ni explicar a los capitalinos sobre el proyecto integral que desarrolla, sus tiempos, costos y constructoras responsables. Y, sobre todo, si insiste en prolongar la realización de estas obras, que no parecen tener fin, durante el período de campañas electorales.
Pero en todo esto también habrá que llamar la atención sobre el silencio del ayuntamiento local. Ni siquiera un exhorto ha turnado el cabildo municipal a la SOP para frenar los abusos cometidos por esta dependencia gubernamental en contra de vecinos y ciudadanos. Nada que frene el megacaos vehicular y la debacle económica del Centro Histórico .Y tampoco medidas administrativas y legales que procuren el respeto a los derechos ciudadanos. La impunidad total.
¿POR QUÉ LOS FRESNOS?
Las obras de remodelación del Centro Histórico han tenido el acompañamiento de la Fundación Alfredo Harp Helú para todo lo relacionado con la siembra de árboles de ornato y de sombra de diversas especies. Queda la duda si la siembra de fresnos no puede resultar contraproducente porque, una vez que crezcan y se desarrollen, sus raíces podrían provocar daños a la plancha de cemento que los rodea. Además, alcanzan alturas hasta de 15 metros y proyectan mucha sombra.