Día 28. PIB: crisis por modelo desarrollo y neoliberalismo
Oaxaca, Oax. 21 de enero de 2010 (Quadratín).- Un año después de que arrasó en las urnas, el presidente de Estados Unidos, Barck Obama enfrenta la decepción del electorado, su reforma de salud se tambalea, la comunidad internacional se siente decepcionada por la falta de resultados en la política internacional y en el capitolio los demócratas que postularon al presidente de la esperanza, perdieron la mayoría en el senado.
Los norteamericanos se asumen como los paladines de la democracia universal y su sistema electoral demuestra ahora que el modelo se agotó. Que las elecciones por sí mismas no resuelven los problemas de los pueblos y que las promesas de campaña son solo eso, pirotecnia verbal que deslumbra pero no construye.
El ejemplo de los vecinos del norte debe servirnos para medir a los partidos políticos y sus candidatos que justo ahora afilan los machetes para la contienda que se avecina.
Otra vez, en las elecciones locales del 2010 los oaxaqueños escucharemos las mismas quejas y promesas de cada proceso electoral, otra vez seremos testigos de las batallas de lodo, en donde lo que importa es destruir al adversario y de paso seducir a los incautos ya sea desde las filas de -más de lo mismo- o desde las barricadas del pandillerismo partidista.
La partidocracia de México, el canibalismo de Oaxaca y el imperialismo bipartidista de los gringos están al borde del colapso. El modelo de la democracia partidista se agotó por la inconsistencia de los partidos y la banalidad de sus candidatos.
Al ser engendros del mismo sistema casi todos están cortados por la misma tijera, no saben escuchar a la gente, no tienen proyectos de largo plazo no están dispuestos a rendir cuentas y dependen sólo de la mercadotecnia para promocionarse como si fueran una lata de frijoles o una nueva marca de toallas sanitarias.
Todo nos hace suponer que ellos no van a cambiar y por eso cada día se construye la insurgencia política desde la participación civil, el vacio que generan los vicios de los mercaderes de la democracia genera nuevas formas de expresión social, lo mismo desde la sociedad civil organizada, los grupos clandestinos, anarquistas, o neo-redentores religiosos.
Pero lo más grave de todo es que en medio de nada, y en pleno aniversario de bicentenario de la independencia nacional y 100 años del inicio de la revolución mexicana, los oaxaqueños no tenemos claridad de lo que debemos construir.
Si la democracia partidista no resuelve y sin claridad de lo que queremos para Oaxaca no existen muchas esperanzas de transformación. Quien lo dijera, que al final de cuentas los usos y costumbres que practicas los pueblos indígenas de nuestra entidad son el ejemplo que nos queda por explorar.