Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Oaxaca: sucesión gubernamental accidentada
Clemente Jesús López *
Mochis, Sin., 28 de diciembre de 2009 (Quadratín).- Los conflictos políticos están emergiendo debido a la confluencia de dos problemas: El primero es la creciente dificultad que mantiene la élite política para mantener la cohesión de aparato de gobierno en los momentos de transición electoral.
El segundo problema es la también creciente dificultad del grupo gobernante para, no digamos salir de la crisis económica, sino siquiera para administrarla con un mínimo de eficiencia
Roger Bartra en: Fango sobre la democracia.
Ya falta muy poco tiempo para que en Oaxaca, el gobernador en turno del régimen político autoritario, Ulises Ernesto Ruíz Ortiz, designe mediante el tradicional método del dedazo untado en consulta a la base priísta, a quien contenderá para sucederlo en la gubernatura de esa pequeña ínsula barataria en que se ha convertido esa entidad del sureste del país.
En un principio el gobernador, fortalecido ante sus adversarios después del terrible conflicto político social del 2006, – al que por cierto lo llevaron las torpezas y arbitrariedades de su gobierno, combinadas con la falta de oficio político de sus operadores y la prepotencia y corrupción de su círculo selecto denominado los burbujos, – tenía prácticamente el juego de la sucesión gubernamental en absoluto control.
La profunda división y desconfianza mutua en que estaba sumida la oposición política antes, durante y después del conflicto, el entreguismo de muchos de sus dirigentes, la falta de vocación para disputar el poder, la indefinición ideológica y la ausencia territorial organizativa en que esta oposición se encontraba, permitían al gobernador trabajar la sucesión gubernamental como un asunto sólo doméstico y sin mayores aspavientos que los mecanismos de control del aparato del Estado en sus manos no pudiesen contener.
Por otra parte, el magisterio convertido durante el 2006 en el gran coco del gobierno Ulisista, se encontraba en pleno reflujo político, dividido y apático, desencantado de las organizaciones sociales appistas que se colgaron de su fuerza numérica para fomentar la provocación y llevar al movimiento a posiciones reduccionistas y liquidacionistas, y, una vez sentadas a la mesa de las distribuciones de proyectos productivos y apoyos clientelares, abandonaron al magisterio a su suerte diluyéndose en un tejido social cada vez más fangoso y tierra de nadie.
Desde luego aquellas organizaciones con más estructura, principios, formación de sus núcleos dirigentes y objetivos más definidos, se mantuvieron en la resistencia y han contribuido a sacar al movimiento del interregno político y organizativo en que culminó el desastre social del 2006.
Desafortunadamente para el tirano elector, la sucesión se ha descompuesto en la medida en que los flujos y reflujos políticos, los vaivenes de la economía, y la inestabilidad social combinada con la creciente y brutal inseguridad que priva en Oaxaca, han generado conciencia en la sociedad y en sus principales actores políticos y sociales, quienes encabezados por un pequeños grupo de dirigentes políticos en los 3 principales partidos de la izquierda opositora, PRD, PT y Convergencia, y algunos intelectuales comprometidos con la democracia, desde hace ya cuatro meses se han dado a la enorme tarea de romper inercias de sus burocracias políticas, entablar negociaciones para construir un bloque opositor de los partidos y la sociedad, hablar con líderes de los distintos sectores y clases sociales, asumir lo que los une y procesar mediante el dialogo y el acuerdo político sus diferencias, recorrer el territorio estatal realizando foros de discusión y organización rumbo a la construcción de una alianza opositora, echándose a cuestas la enorme tarea de levantar la esperanza de la alternancia y la transición para Oaxaca.
Este singular hecho, no solo ha marcado la agenda política de los últimos meses en esa entidad, sino que ha obligado al régimen autoritario y a su partido, pero principalmente al gobernador representante y jefe de ambos, a recular en su decisión sucesoria y volver a barajar y placear sus cartas, exponer su juego, alentar de nuevo esperanzas de sus delfines, alfiles, sotas, torres, caballos negros e incluso peones, quienes rotas las reglas del juego del ajedrez político sucesorio, patean el pesebre navideño, alzan la voz, amenazan, amagan, señalan vicios del sistema político y el juego sucesorio, acusan dados cargados, inequidad, actos anticipados de campaña financiados con recursos del erario público, juego sucio, exclusión y generan al interior de anciano régimen una marea que toma visos de tsunami, que un día toca las playas del Franquismo y al día siguiente los arrecifes del Adolfismo, o las siembras piñeras del Evielismo con todo y puentes mal hechos y títulos profesionales subrepuestos, y por la noche toca la isla solitaria del Fragüismo, amaneciendo en el siempre seguro territorio de la sitiada ciudad administrativa denominada ciudad Garfias, convaleciendo como ola mareada en la secretaria de salud de Martín Vásquez, para terminar finalmente agotada y exhausta en un rincón de la pecera en el cuarto de baño del Solitario de Palacio.
Desde luego que las metáforas con los nombres u apellidos de los precandidatos tricolores, ilustran más que los discursos cantinflescos del priato, que en la abundancia y empacho de votos de las últimas elecciones, aún permanece en la ebriedad de sus pírricos triunfos, soñando con volver a trepar a los pinos de la mano del muñeco televiso y del cadáver de su esposa errante, sin tomar en cuenta que en Oaxaca, más que una simple sucesión protectora de un tirano, está en juego de nueva cuenta como hace 200 y 100 años, el destino de la patria y que por tanto no basta con un sucesor que mantenga y privilegie el régimen autoritario patrimonialista que es hoy el principal obstáculo para el desarrollo económico, político, social, cultural, ético y moral de la tierra del gran Juárez, el ilustre Vasconcelos, el indomable Flores Magón, el irredento Porfirio Díaz, el pertinaz Tamayo o el genio creador Pancho Toledo.
No, esta no será una simple sucesión y, es tan accidentada, que el régimen puede perecer en el intento, además su incapacidad manifiesta para democratizarse le impide ya sobrevivir sin sobresaltos y solo podría sostenerse a sangre y fuego, aplastando la voluntad popular que, sin duda, en el 2010, optará por la alternancia como primer paso para sustituir mediante un tránsito pacífico al actual gobierno, sentar las bases para la transición a la democracia y desmantelar al viejo régimen, construir nuevas instituciones, libres, democráticas, autónomas y autogestivas, que surjan de un nuevo pacto social forjado en un Congreso Constituyente. FELIZ AÑO NUEVO 2010, Año de la Verdad y la Libertad.
* Columnista y Analista Político. Militante de la izquierda Comunista