¿Xóchitl o Acosta, los Cárdenas o AMLO del nuevo partido?
Oaxaca, Oax. 3 de diciembre de 2009 (Quadratín).- Atrapados en la práctica del futurismo político por la sucesión gubernamental, los integrantes de la llamada clase política van de torpeza en torpeza con la obsesión de columpiarse de una administración a otra.
Las reglas no escritas con que se gobernaba el régimen priísta durante su época de poder absoluto se van diluyendo y en su lugar se acuñan los dictados de nuevos cacicazgos, grupos y cofradías.
La región de la Costa es un buen ejemplo del desorden político dentro de la llamada familia feliz en dónde los presidentes municipales se convirtieron en el principal enemigo de su propio partido. Por un lado el presidente municipal de Pochutla, José Manuel Ricárdez López, acumula denuncias por malversación de fondos, abuso de autoridad, nepotismo, intimidaciones y agresiones directas en contra de los reporteros de la zona.
Muy cerca de él, otro presidente, el de San Agustín Loxicha, Jesús Martínez Mendoza parece empeñado en copiar el estilo, pero además incurre en agravios directos a sus compañeros de partido para imponerse como candidato a diputado local y de paso, busca heredar la presidencia a su hermano Víctor Martínez Mendoza.
La actitud de los hermanos Martínez llegó a tal grado que existen ya sendas acusaciones en las oficinas de la Secretaría General de Gobierno y en la dirigencia estatal del PRI en donde funcionarios partidistas y representantes del gobierno estatal en la zona denuncian el hostigamiento político y bravuconadas de ambos personajes.
En esa misma región al menos dos ex -presidentes municipales de Santa María Huatulco buscan de nueva cuenta la representación de su pueblo y se promueven abiertamente entre los grupos de poder en la zona.
El desorden político de la zona alcanzó a los habitantes de Tonameca, Xanica, Jamiltepec, y San Pedro Jicayán, en donde los partidos distintos Al tricolor se fortalecen cada día por las torpezas, abusos y agravios de los priístas que gobiernan con ligereza y escandalizan con estruendo.
En la costa oaxaqueña la oposición avanza sin tropiezos en Río Grande, San Pedro Mixtepec, Juquila, y en las comunidades de la montaña. Y en todos los casos los conflictos políticos impactan en las actividades productivas de la zona pero esencialmente en la imagen turística de la región que ha sido víctima de bloqueos carreteros, enfrentamientos y el acoso del crimen organizado.
En política los números son fríos y son un reflejo claro de la realidad que va más allá de los discursos. En la región del Istmo de Tehuantepec, de donde son originarios la mayoría de los funcionarios públicos de los dos últimos sexenios, la mayor parte de los municipios están gobernados por partidos de oposición. De persistir el desorden político, el destino de la Costa no será muy diferente.