Justicia punitiva
Oaxaca, Oax. 9 de noviembre de 2009 (Quadratín).- Cuando en el mes de mayo escribí sobre el perfil y los nombres de los aspirantes del PRI a la gubernatura de Oaxaca, apunté lo siguiente sobre un Secretario que para entonces no participaba abiertamente de la contienda interna:
El Secretario de Salud, Martín Vásquez Villanueva, (es) uno de los mas recientes jugadores que ya tienen entrada asegurada para participar de este juego de vencidas luego del reconocimiento que le hiciera su homólogo a nivel nacional, José Ángel Córdoba Villalobos, por su trabajo desarrollado durante la contingencia sanitaria(
) Pero al margen de este hecho circunstancial, que bien podríamos denominar el factor influenza, lo que importa señalar es que su virtual inclusión en la lucha sucesoria respondería tanto a la valoración realizada por el gobernador Ulises Ruiz sobre su desempeño como funcionario- discreto y eficaz- como al propio posicionamiento que ha logrado entre la clase política local reacia a aceptar el continuismo ( Los aspirantes, en Noticias, mayo 23 del 2009).
Y desde el miércoles 4 de noviembre, Martín Vásquez ya formalizó su ingreso al handicap del 2010 al ser incluido en el grupo de aspirantes que ese día se reunieron en un restaurant, y no en la sede de su partido, para prometer una disciplina y unidad que a cada rato se rompe y descompone por las prisas de algunos, y los golpes bajos de otros.
Aunque se había mantenido alejado de la abierta y ríspida disputa interna sostenida entre los cinco aspirantes reconocidos por el Gran Elector (en realidad deberían ser seis o siete con MV- y no cinco, pues Sadot Sánchez Carreño también ha expresado su interés por participar), el Secretario de Salud ha permanecido vigente como una opción emergente.
¿Por qué?
Porque es de los contados secretarios que al final del sexenio está entregando buenas cuentas materializado en la construcción y operación de hospitales en toda la entidad y en la ejecución de otros proyectos de salud pública de impacto social.
Esto mismo le ha valido el reconocimiento del titular del poder ejecutivo quien, por cierto, en los días posteriores a la resolución de la SCJN sobre los sucesos del 2006 (que le resultó adversa) acudió a este expediente, es decir, a los logros de su gobierno en materia de salud, para buscar contrarrestar mediáticamente la ola de críticas y condenas que recibió de parte de organismos civiles defensores de los derechos humanos y de partidos de oposición.
Si ya desde mayo las posibilidades de Martín Vásquez para participar de la contienda interna en el PRI estaban creciendo, ahora ya es un hecho que está adentro con la ventaja de no estar desgastado ni confrontado con el resto de aspirantes.
Que esto ocurra hasta ahora es probable que obedezca a dos factores: por un lado, a la necesidad de oxigenar la precampaña de Eviel Pérez Magaña quien a pesar de contar con todo el apoyo de URO y gozar de una buena cobertura de prensa a nivel oficial hasta la fecha no ha podido crecer ni fortalecerse lo suficiente como para convertirse en una opción ganadora para el PRI en el escenario de una competencia cerrada; y, dos, a la urgencia de que el Gran Elector cuente con un plan B ante el riesgo de enfrentar el escenario de una fractura interna en el PRI.
Si en el publicitado convivio del miércoles 4 todos los aspirantes se ciñeron al guión dictado por el Gran Elector para repetir hasta el cansancio la letanía de la unidad, la disciplina, el respeto a los tiempos, etc.,es porque el riesgo de divisiones y enconos entre la clase política priísta de Oaxaca pende como espada de Damocles , sobre todo porque el dedo del gobernante en turno ya no apunta solamente hacia Jorge Franco sino también se dirige de manera insistente hacia Eviel Pérez Magaña y, como probable pieza de recambio, también ahora hacia Martín Vásquez Villanueva.
Y es precisamente este reacomodo de piezas y redefinición de prioridades lo que empieza a provocar más tensión y ruido en las filas del PRI y, de manera más visible entre los grupos alineados en torno a los aspirantes con mayores probabilidades de ganar la candidatura.
Que en el equipo de Pérez Magaña se quejen de obstrucciones y guerra sucia, dice mucho en ese sentido. Sin embargo, tampoco uno de sus voceros, el diputado Héctor Pablo Ramírez Puga, se ha quedado atrás al romper en menos de 24 horas con los compromisos suscritos por su gallo en la citada comida de la fraternidad.
Que el resto de los aspirantes se incomoden y prácticamente se sientan utilizados en una contienda simulada, pero que ya por disciplina o temor públicamente deban declarar lo contrario, es también un factor que puede finalmente fisurar la endeble unidad de los grupos y sectores del priísmo oaxaqueño.
Y frente a este escenario de polarización interna, un administrador y político conciliador como Martín Vásquez puede cumplir lo mismo el papel de jugador emergente cuya única misión puede ser desmarcar a Eviel Pérez Magaña del fuego amigo a la que ya está sometido desde el CDE del PRI, o dar la sorpresa, entrarle a fondo la disputa, puntear en las encuestas, pactar con el resto de aspirantes y así perfilarse para la candidatura con un PRI unido, pero no necesariamente fortalecido.
Todo puede ocurrir en una contienda interna sin reglas escritas, en donde los tiempos y ritmos los dicta una sola persona y la convocatoria y el consejo político son asuntos de mero trámite burocrático; todo puede ocurrir en un partido con vocación oligárquica que sin embargo debe simular una competencia democrática y así legitimar una decisión que no vendrá de las bases sino, como siempre, del Gran Elector. Y, como vienen los tiempos, sin la garantía de que, como antaño, se convierta automáticamente en su sucesor.