Coahuila y la paz
Ahora sí, se les pasó la mano
Oaxaca, Oax. 29 de octubre de 2009 (Quadratín).- El atentado contra la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca generó una intensa ola de indignación en la comunidad universitaria y una condena generalizada por el grado de impunidad que demuestran las bandas que mantienen el acoso en contra de la llamada máxima casa de estudios.
Como ha sucedido en más de 70 ocasiones en menos de 24 meses, grupos de encapuchados tomaron por asalto Ciudad Universitaria y se llevaron al menos 90 equipos de cómputo, televisores, proyectores, y copiadoras y a pesar de la gravedad de los hechos la procuraduría permanece inmutable.
Un robo de esta magnitud no se recuerda en ninguna universidad del país y deja al descubierto una abierta protección oficial a las bandas de porros que actúan con toda libertad a pesar de las decenas de denuncias interpuestas.
La universidad pública ha registrado tres huelgas y más de tomas de edificios de la rectoría, escuelas y facultades y hasta ahora no hay un solo detenido por la destrucción, saqueo y despojo de los inmuebles; la impunidad persiste debido a que detrás de cada movilización existen intereses políticos de organizaciones como la APPO y personajes ligados a partidos políticos y dependencias oficiales.
El acoso de los sindicatos, porros, grupos políticos, fósiles y delincuentes se multiplica ante la pasividad de las instituciones, el abandono oficial y la extraña, muy extraña ineficacia de la Procuraduría de justicia cuyo titular es por cierto un catedrático universitario.
Aun no queda claro si el embate es contra el rector o contra la institución pero cualquiera que sea el objetivo los daños son irreparables en la comunidad estudiantil que ve con desesperación e impotencia como la imagen de la UABJO se deteriora y la calidad de sus egresados es cada vez mas cuestionada.
En Nayarit, luego del escándalo de los ladrones que fueron torturados, el gobernador de aquella entidad le dio un ultimátum a los titulares de las corporaciones policiacas y en menos de 12 horas presentaron a un grupo de albañiles como presuntos responsables.
Aquí, en Oaxaca son públicos los nombres y los apodos de los porros que atentan contra el patrimonio de los universitarios y nadie le pide cuentas a la procuraduría por tanta ineficacia que más bien parece complicidad.