La Constitución de 1854 y la crisis de México
Juchitán, Oax. 1 de octubre de 2009 (Quadratín).- El anuncio de una alianza opositora al PRI para las elecciones del próximo año en Oaxaca, provoca dos corrientes opuestas de opinión.
La primera es de quienes ostentan el poder, sus sirvientes políticos y sus maiceados intelectuales de los medios de comunicación.
Estos priistas, reaccionaron como animal en peligro de muerte; y por el momento gritan, manotean y buscan negociar con Calderón para impedir la alianza: la reacción de los diputados priistas en la cámara federal, y la de los estudiosos, que ponen en boca de los oaxaqueños su deseo de fracaso de la alianza opositora, a través de una encuesta patito, marca ACME-REIR, publicado el 28 de septiembre en Milenio Diario, son ejemplos de estas primeras reacciones; sin embargo, las actitudes más violentas, de los que se sienten dueños de Oaxaca, las padeceremos si los convocantes logran concretar dicha coalición: de los gritos y manoteos, pasarán a las amenazas, a la represión, al terror, y a la conformación de un equipo profesional de sinvergüenzas, que se encargue de preparar y ejecutar el fraude electoral.
La otra reacción es de esperanza, de anhelo frustrado desde hace más de 70 años en que el PRI es gobierno en Oaxaca, y proviene de los demócratas y del pueblo olvidado, humillado, marginado y empobrecido, que sueñan y demandan una nueva manera de hacer gobierno; un gobierno atento, afanoso y justo, que acabe con el autoritarismo y la antidemocracia, la violación a los derechos humanos, la impunidad, la simulación, las desigualdades sociales y el saqueo de los recursos del Estado a favor de unos cuantos.
La cúpula priista oaxaqueña, entonces, trabaja ya para evitar la derrota electoral en el 2010, Ulises Ruiz Ortiz, echa mano de las instituciones y de sus operadores políticos en los partidos y en las organizaciones sociales, para reventar la alianza democrática y dividir los sufragios de la oposición, mientras utiliza todas las funciones de su estructura gubernamental como instrumento electoral, el descaro de esto último son las acciones del Programa de Unidades Móviles para el Desarrollo.
Por encima de los obstáculos de hoy y de mañana, los demócratas oaxaqueños, deben demostrar su amor a su terruño, conformando un solo frente o bloque democrático de partidos, sindicatos, organizaciones sociales, empresarios honestos, comerciantes, colonias, estudiantes, intelectuales, artistas, del pueblo humillado y empobrecido de Oaxaca, que derrote, en los comicios de 2010, esta pesadilla priista, que anula, sexenio tras sexenio, toda posibilidad de justicia, democracia y desarrollo para nuestros pueblos.
Para esto, los partidos políticos de oposición en Oaxaca (PAN, PRD, PT, Convergencia), por su registro legal, serán los responsables de lograr o no esta tarea vital, inaplazable e imprescindible: reformar moral y políticamente al Estado y acabar con el dominio de la mafia local ulisista.
Los ojos de los oaxaqueños estarán puestos en los dirigentes de estos partidos, la esperanza del cambio pacífico y civilizado en Oaxaca está en sus manos. Ojalá que no la desperdicien con las postulaciones de candidatos, y que logren conformar, en las reuniones y diálogos entre partidos y con la ciudadanía, un programa democrático que sintetice las aspiraciones de todos los oaxaqueños.
Que la alianza opositora al PRI sea el sol que alumbre el camino de Oaxaca hacia la democracia, la justicia y el progreso.
Guidxi Guiequichi, Lulá, beeu bichí, iza 2009.