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Oaxaca, Oax. 26 de septiembre de 2009 (Quadratín).- Al hacer una primera valoración del paquete económico, Carlos Altamirano Toledo señaló como una verdadera barbaridad que se diga que con un impuesto generalizado al consumo, que van a pagar los sectores más necesitados de la población, se vaya a beneficiar a los más pobres.
La verdad no tiene sentido un impuesto que significa un gasto en todo el consumo, incluyendo las medicinas y alimentos, con la supuesta intención de respaldar programas como oportunidades, señaló el presidente de Profesionales por la Democracia.
Además, aun sin considerar las posibilidades de condicionamientos y manipulaciones políticas a los programas asistenciales, usar su necesidad como justificación para nuevos impuestos es totalmente reprobable y carente de ética, por lo que rechazó el proyecto para establecer el impuesto de contribución para el combate a la pobreza. La pobreza no se erradica con ayudas y apoyos asistenciales sino como empleos productivos y bien remunerados. El pueblo de México no quiere dádivas limosna, sino trabajo, educación de calidad y mejores condiciones de vida.
Si el gobierno está decidido a financiar programas sociales es mucho mejor evitar los hoyos que tiene el Impuesto Sobre la Renta, y en particular, los beneficios que reciben los grandes contribuyentes que terminan por recibir devoluciones y eludir el pago de impuestos.
Donde hay que apretar es en la parte alta del ingreso y no en la baja, de forma que quienes más tienen sean quienes soporten los programas para los más necesitados, de acuerdo a los principios de equidad de progresividad que establece la Constitución, sintetizó Altamirano.
Respecto de los impuestos especiales a ciertos artículos, conocidos como IEPS; el ex diputado federal se extrañó por no incluir a los refrescos. En la pasada legislatura el gobierno promovió y obtuvo un buen nivel de acuerdo en un gravamen a los refrescos, que además están vinculados al deterioro en la salud como causa de la diabetes y el sobrepeso infantil. Pero ahora ni siquiera se les menciona, lo que significa que la leche, la carne o las tortillas tendrán un aumento de por lo menos del 2% mientras los fabricantes de comida chatarra y refrescos no hacen ninguna aportación fiscal adicional.
Con relación al anuncio de regresar a ajustes graduales y periódicos en gasolinas y gas, Altamirano destacó que así se evidencia que la cacareada decisión de congelar sus aumentos fue pura demagogia con fines electorales y además se convierte en un factor inflacionario que encarece todo aquello que se transporte por carretera, lo cual es muy grave en el caso de los alimentos básicos, que pueden tener una tendencia a la alza.
Por lo que hace a la cancelación de 3 secretarías, Carlos Altamirano Toledo señaló que convertir a la Secretaría de la Función Pública en una Contraloría General es regresar al pasado pues esa nueva instancia seguirá dependiendo del Presidente de la República, de manera que esa reforma no significa avances en independencia de criterio ni garantiza una intervención oportuna y decida contra la corrupción, por lo que descartó que esa reordenación signifique un beneficio concreto para evitar subejercicios y dar eficiencia al gasto público. Así, vamos a tener la misma gata pero revolcada y sin tener mejorías en la administración de los recursos públicos.
El paquete del gobierno no basta para alcanzar la recuperación económica y en términos generales significa que el gobierno se achica cuando debería tener una intervención contracíclica. Por dar la apariencia de unas finanzas públicas sanas se deja de lado la responsabilidad de invertir en infraestructura y servicios para reactivar el mercado interno y atenuar los contrastes sociales.
Es muy lamentable que en vez de tener una política de aliento económico, como la que se impulsa entre las potencias económicas, tengamos enfrente una discusión que no toca las bases productivas, que se limita al balance presupuestario y sólo nos propone la misma receta de los últimos 20 años: que las clases medias y los trabajadores sean quienes paguen más y quienes reciban menos beneficios.
Sobre esas bases no solo no se van a cumplir las metas del Plan Nacional de Desarrollo, sino que es muy poco probable que se alcance el crecimiento prometido de 3%. Una política tan restrictiva no ayuda en nada a paliar los efectos más nocivos de la crisis.
Miente Calderón y su secretario de hacienda al afirmar que con este proyecto de presupuesto se superará la crisis económica. Sin recursos para la inversión pública la economía no tendrá el motor que le permita crecer por su efecto multiplicador y menos habrá creación de empleo que tanto demandan las mexicanas y los mexicanos y lo que se dificulta aún más al restarle recursos a los consumidores con estos nuevos impuestos.
Finalmente Altamirano Toledo consideró que debe darse una discusión suficiente y sin prisas para modificar de fondo el proyecto del gobierno, quien alertó, ya ha iniciado una campaña de cabildeo entre los gobernadores del PRI y el PAN para que, a cambio de pequeñas obras y algunas acciones sociales, promuevan el aval de los diputados a un proyecto notoriamente insuficiente y contrario al interés general.
Habrá que observar y esperar que hará el rebaño de Ulises ante este paquete, que a todas luces afectará negativamente a Oaxaca, estado que depende en un 90 por ciento de las aportaciones federales, sobre todo los gobiernos municipales.