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El PRD necesita renovarse y vincularse a las causas sociales
Carlos Altamirano Toledo *
Le agradezco a los convocantes su invitación a este espacio de reflexión. Sin embargo, advierto que este foro y el próximo Congreso del PRD no pueden ser uno más de los llamados a la unidad y la refundación del partido, que muy lamentablemente terminan con acuerdos cosméticos y posponiendo la atención a nuestros verdaderos problemas.
La refundación a la que convoca el partido debe entenderse como reorganizar la estructura y las actividades de una institución u organización para que vuelva a ser funcional. En el PRD significa que los principios se han relajado y los objetivos y las estrategias han dejado de funcionar por lo que se requiere de una nueva estructura o una nueva arquitectura, en cuanto a la ética, a la oferta que se presenta a los ciudadanos y a la organización. Es decir, si hablamos de refundar, a lo que estamos refiriendo es volver a empezar, volver a fundar, volver a armar una nueva estructura para el partido del nuevo siglo.
Quizá estemos ante una de las últimas oportunidades para recuperar terreno y tener condiciones dignas para competir en el 2012. Si desaprovechamos el tiempo, si somos autocomplacientes, si carecemos de audacia y de apertura a la sociedad, entonces nos estaremos quedando al margen del debate político.
Así, como el tiempo exige que sepamos dar golpes al timón y tomemos definiciones puntuales, quiero plantearles, independientemente de los detalles necesarios para su formulación y procesamiento interno, 3 propuestas políticas de carácter general. Una de atención a la sociedad, otra relativa a nuestra vida interna y otra respecto a nuestra relación con los gobiernos a los que pretendemos derrotar.
Nuestra recuperación política pasa, necesariamente, por recuperar nuestra presencia en la sociedad y hacer nuestras las causas de hoy.
El PRD debe construir su bastión social y político desde el elemento fundamental de la actualidad: la crisis del modelo neoliberal. En todo el mundo los dogmas económicos conservadores están por el suelo. La política seguida desde los años ochenta demuestra su incapacidad para generar bienestar. En México, el gobierno de la derecha hace agua y está evidenciando ineptitud para conducir el destino del país.
¿Y la izquierda? ¿Dónde está? En vez de estar encabezando y alentando las demandas de la sociedad anda perdida en su propio laberinto. Tengamos capacidad de autocrítica.
No estamos organizando a los miles de desempleados, no estamos planteando la recuperación de la planta productiva, no estamos organizando y alentando a los municipios para que reclamen su derecho a supervivencia ante la crisis financiera que se avecina, no estamos impidiendo la destrucción de las garantías sociales y de bienestar, no estamos frenando el deterioro de instituciones públicas como la Educación Pública, el Seguro Social o el ISSSTE, que durante décadas dieron un mínimo de protección a las familias y abrieron rutas de crecimiento social y personal. No estamos organizando una estrategia para cuidar que se mantenga y amplíe el gasto en los más necesitados, como fue el subsidio a los adultos mayores, que fue un logro importantísimo del partido en la LX legislatura.
¿Estamos en las calles peleando por recursos para las universidades públicas? ¿Estamos luchando por evitar los despidos? ¿Estamos evitando que la subcontratación de la mano de obra sea una realidad en la que ya no existen ni salarios decorosos ni prestaciones sociales? ¿Estamos frenando y denunciando la corrupción y la inequidad en el acceso a la justicia?
En síntesis, esas luchas y reclamos de la sociedad, que por supuesto que tienen que ser en el marco de un movimiento pacífico y democrático, no están siendo impulsadas por el partido.
Desde mi punto de vista no estamos suficientemente posicionados en esos temas, y lo más grave es que así lo ve la sociedad, si consideramos la escasa penetración electoral de este 2009.
El pacto de amnesia que tiene la cúpula dirigente debe substituirse por las sanciones a las conductas contrarias al partido.
Desde hace años el lema ha sentado sus reales: tribu y acuerdo pueden más que vida institucional y estatuto. Esa es una perversión que nos lastima, que nos exhibe socialmente y que nos impide tener certeza.
En cada elección o proceso interno se cometen injusticias, se violan los estatutos y se vulnera la vida interna. Pero eso no ocurre por casualidad. Hay nombres, hay denuncias, hay señalamientos que se presentan en nuestros órganos jurisdiccionales.
Pero el verdadero problema es que no hay sanción, ni quienes violan las normas enfrentan ninguna responsabilidad.
Los órganos internos de organización electoral, de fiscalización y jurisdiccionales están dominados por la lógica de los grupos internos. De esta forma nuestras fracciones internas presionan, cabildean, amagan y se denuncian; pero al final de cuentas no castigan sino que terminan protegiendo a los responsables.
Y de esta manera cada proceso genera impunidad y termina por lastimar la vida institucional.
Hay quienes piensan que la solución es cancelar o reducir al mínimo nuestras elecciones. Pero esa ruta nos llevaría a decisiones en la cúpula y le quitaría toda influencia a los militantes.
Hay quienes se sienten cómodos con el esquema actual precisamente por que no sanciona los abusos. Pero eso significa perpetuar vicios como el clientelismo, el acarreo, el chantaje y el intercambio de impunidades.
Les propongo, compañeras y compañeros, que recuperemos nuestra vida interna a partir de bases democráticas, imparciales y equitativas. ¿Cómo? Eliminando el absurdo de que, quienes compiten en nuestros procesos internos, sean los quienes controlen la regulación y la sanción.
Es muy legítimo que los militantes y los dirigentes del partido compitan para alcanzar una candidatura o un cargo relevante y que para eso se agrupen. Pero los conflictos no van a disminuir hasta que no tengamos órganos internos imparciales y ajenos a los intereses de los mismos grupos.
Propongo que las comisiones de garantías, el servicio electoral y la fiscalización de los recursos públicos ya no se nombren por las corrientes representadas en los consejos.
Propongo que sean nombramientos sujetos a postulaciones públicas, conforme a perfiles profesionales que demuestren experiencia e imparcialidad, y sobre todo concursados por oposición.
La finalidad es que pasemos de tener órganos parciales a órganos imparciales. Parece sencillo pero es el primer paso significativo para que superemos el círculo negativo de la actualidad.
El tercer aspecto tiene que ver con la relación de los gobiernos a los que pretendemos derrotar electoralmente.
En el país somos oposición al gobierno de la derecha. En Oaxaca somos la alternativa ante el caciquismo del PRI.
En el 2010 tendremos que enfrentarnos a un adversario que no respeta ley alguna, que viola garantías constitucionales y que goza de impunidad. Además dispone y abusa del presupuesto público para comprar lealtades y conciencias, tanto en una modesta comunidad rural como para ofrecer dinero a cambio de silencios en los medios de comunicación y entre la clase política.
En ese escenario, lo primero que tenemos que exigirnos es mantener una conducta digna, independiente y libre de compromisos con el gobernador de Oaxaca.
No podemos pedirles apoyo a los ciudadanos si no tenemos la cara y las manos limpias. Esto significa no transar. No vernos como lo mismo.
Estamos obligados a actuar como contrapunto político, como alternativa en el debate público. Tenemos la obligación de saber señalar con objetividad, con firmeza y serenidad los abusos y los errores del gobierno. Esa es la tarea de una fuerza política que pretende decirle a los ciudadanos que encarna una mejor forma de hacer las cosas y de enfrentar los problemas.
Lo principal es tener una plataforma y un programa que nos distinga y que le permita al partido señalar una nueva ruta para México y, en nuestro caso, para Oaxaca.
Debemos demostrar capacidad de gobierno, con propuestas sencillas, claras y con un sentido de cambio identificable para la población. La propuesta es que la plataforma del partido, incorpore la discusión con las ciudadanas y los ciudadanos. En el caso de Oaxaca, desde ahora, abramos las puertas a la posibilidad de que la plataforma electoral para la próxima elección, incluya discusiones con la ciudadanía.
De esta forma les propongo recuperar al PRD como instrumento de las causas sociales, establecer procesos internos verdaderamente democráticos e imparciales, sin el control de sus árbitros y organizadores por parte de las corrientes y desarrollar un planteamiento político con claros contrastes respecto del gobierno y apertura a la discusión ciudadana.
Sólo con esos cambios tendremos mejores perspectivas como partido, pero ello únicamente será posible y tendrá sentido en la medida que nos pongamos al servicio de la sociedad, de las ciudadanas y de los ciudadanos.
Quiero terminar mi intervención con una cita de NUESTRA LINEA NACIONAL: El PRD debe hacer de la solidaridad y el esfuerzo colectivo sus pilares. Construir una sociedad más justa y equitativa requiere asumir una conducta participativa, solidaria, transparente y de respeto a las visiones divergentes, tanto al interior del partido como de otras organizaciones políticas, económicas y sociales, así como ante los grandes retos nacionales.
Esto exige que el PRD NO PERMITA BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIAS la existencia en su seno de relaciones clientelares y corporativas, las cuales son prácticas incompatibles con un partido democrático de izquierda que tiene en la libertad de sus miembros uno de sus principios fundamentales. Esas prácticas, que se consienten y alientan muchos dirigentes y militantes del partido, son claramente violatorias de nuestros ordenamientos estatutarios, de nuestros principios y conducen al PRD a un grave deterioro ético y político que daña severamente nuestra relación con los ciudadanos y con las organizaciones civiles y sociales y afecta el prestigio de nuestra organización partidaria. Por tanto propongo que el próximo Congreso Nacional Extraordinario resuelva que cualquier dirigente, militante o corriente que aliente o consienta el clientelismo y el corporativismo sea efectivamente sancionado.
9 de septiembre de 2009
* Ex diputado federal por el PRD