Mediocridad ratificada
Oaxaca, Oax. 19 de agosto de 2009 (Quadratín).- Al término de la primera y segunda guerra mundial, Alemania, Inglaterra, Francia y Japón emprendieron sendas tareas de reconstrucción nacional; no sólo edificaron de nuevo sus ciudades sino crearon auténticos milagros económicos que hoy las ubican como potencias mundiales.
Con mucho menos habitantes y extensión territorial, con muy pocos recursos naturales y en algunos casos sin litorales oceánicos, cómo Israel, otras naciones como España, Italia, Portugal y Taiwán supieron enfrentar sus calamidades y construyeron nuevos horizontes financieros.
En México, el milagro de la economía nacional que se alcanzó a mediados del siglo pasado se diluyó en menos de 30 años por los gastos irresponsables de gobiernos populistas y a partir de los años 70 varias generaciones de mexicanos hemos vivido en una etapa de crisis económica que no tiene fin.
Justo cuando la crisis financiera del mundo parece diluirse, en nuestro país apenas empieza la fiesta, México no podrá participar del fin de la recesión mundial, por el contrario, en los próximos meses habremos de enfrentar los problemas estructurales que arrastramos durante décadas y en el 2010 las finanzas del país sufrirán un boquete de casi 300 mil millones de dólares.
El anuncio del secretario de hacienda, Agustín Carstens, que declara en shock a la economía nacional y anuncia recortes presupuestales y nuevos impuestos sirvió para que los mexicanos pudiéramos reconocer cual es el mayor problema del país; la perversidad de clase política y la falta de escrúpulos de los empresarios.
A diferencias de las otras naciones que lograron superar la destrucción y la guerra, en México no hay claridad en el rumbo, ni proyecto de nación, ni liderazgos responsables ni unidad entre los ciudadanos.
Lejos de alcanzar acuerdos para trabajar en un mismo objetivo, el PRI se prepara para hacer valer su predominio en la nueva Cámara de diputados, y anuncia que impedirá nuevos impuestos, al mismo evitarán recortes al presupuesto en los estados que gobierna, el PRD por su parte pretende capitalizar la inconformidad social que genere la crisis, en tanto que López Obrador pretende nuevas acciones de resistencia y movilizaciones sociales dirigidas por los mini partidos Convergencia y del Trabajo.
Para enfrentar una crisis económica o social, los teóricos señalan que las naciones requieren unidad, trabajo, honradez, inteligencia, y liderazgos, y eso es precisamente lo que nunca encontraremos en la clase política nacional.