Entre Cepillín y El Chapulín engringado
Oaxaca, Oax., 31 de julio de 2009 (Quadratín).- Con la Octava del Lunes del Cerro se cierra el ciclo de fiestas oficiales y populares del 2009 y con ello el retorno a la normalidad social y política de Oaxaca, que para algunos medios y periodistas de la llamada prensa nacional quizá no resulte trascendente, pero para la mayoría de los oaxaqueños sí es de interés primordial por que un festejo oficial como La Guelaguetza no define ni el fin de las calamidades que aun arrastra por el conflicto del 2006 ni el principio de un exuberante renacimiento, como con demasiado optimismo, si no es que con complaciente oficialismo, lo ha calificado el periodista Ciro Gómez Leyva (joder, que es Lunes del Cerro y fiesta!! en Milenio, julio 21 del 2009).
Una, dos, tres Guelaguetzas no hacen verano en un Oaxaca en donde la suma de sus problemas estructurales (pobreza, marginación económica y riqueza concentrada en pocas manos) con sus grandes y pequeños conflictos sociales y políticos (el movimiento del 2006, el creciente desempleo, la inseguridad pública, el poco respeto al estado de derecho, etcétera) y la corrupción e impunidad de su clase gobernante no dibujan para nada un escenario de un Oaxaca pujante y diferente.
Maravillados por un espectáculo que a fuerza de oficializarse ha ido perdiendo su autenticidad y carácter popular para convertirse solamente en un atractivo turístico y en una fuente de divisas en donde la mayor tajada se la llevan los hoteleros, restauranteros y agencias de viajes, los invitados especiales de los medios nacionales suelen retratar en esta temporada a un Oaxaca idílico, romántico, folclorizado en donde, como por arte de magia, desaparecen las evidencias del otro Oaxaca, el que un día sí y el otro también revelan los medios locales, pero que para la prensa nacional no es periodísticamente útil: secuestros, asesinatos no esclarecidos, cierre de decenas de pequeñas empresas, atentados al patrimonio histórico, cierres casi permanentes de calles y carreteras por parte de grupos inconformes, etcétera, como ejemplos vivos de lo que la entidad viene padeciendo en los últimos años.
Por supuesto, no todos estos problemas surgieron en el 2006, pero muchos de ellos se agudizaron después de este año y muchos otros, en efecto, se incubaron en esta fecha y allí permanecen.
Varios responsables intelectuales y materiales de estos sucesos, dentro y fuera de los gobiernos estatal y federal, ya la libraron, algunos con diputaciones; otros con cargos públicos; otros más , con la conmutación de delitos y su reinserción a la nómina oficial, y, los menos, pero más sagaces, hoy hasta se dan el lujo de renegar de su antigua militancia partidista o darse por satisfechos con el daño reparado, blindar con recursos del gobierno a sus antiguas y nuevas empresas y jugar políticamente con el mejor postor.
Todos ellos no sufren ya los efectos de un sistema político autoritario que, ciertamente, ha sabido levantar hacia fuera la imagen de Oaxaca y con ello reactivar parcialmente su economía. Pero hacia dentro, entre los grupos sociales y étnicos, con sus ciudadanos, con la sociedad civil, pues aún no procura preparar los agravios, infringidos lo mismo por un movimiento social desbordado por la violencia callejera y una dirigencia sin brújula que le apostó al todo o nada, y una burocracia gobernante que sigue jugando al gatopardismo y a una gobernabilidad pactada con las camarillas partidistas de oposición y con la nomenclatura de las organizaciones sociales y sindicales que ayer alimentaron políticamente a la APPO.
Ese es el Oaxaca que en su papel de invitado especial desgobierno del estado no vio Ciro Gómez Leyva. En cambio, descubrió un vals en el baile que cierra el ritual de lavado de manos de la delegación mazateca de San Jerónimo Tecóatl, y que en Oaxaca no existen 8 regiones sino doce regiones12 bailables (sic).
Que bueno que el periodista que en el 2006 fue uno de las plumas más criticas del gobierno ulicista hoy regrese por la puerta grande reconociendo en URO a el mariscal del carro completo priista de hace dos domingos.
Que malo que su éxtasis visual sólo le haya permitido repasar la visión de los vencedores y que no considerara periodísticamente útil volver a acercarse a la visión de los vencidos.
*Investigador y académico de la UABJO, miembro distinguido de la sociedad civil