Un psiquiatra en la SRE para el síndrome Ulises de migrantes
Isidoro Yescas *
1. Luis Ugartechea, excandidato del PAN a diputado federal por el distrito 08 con cabecera en la ciudad de Oaxaca, llama a que la sociedad civil encabece la lucha electoral del 2010 en donde estarán en juego la gubernatura, las diputaciones locales y los ayuntamientos.
No más los partidos políticos, precisa. Pero deja en el aire el cómo esa sociedad civil puede organizarse y participar activamente en la definición de un proyecto político y social para el 2010.Que desde abajo se impulse el cambio que Oaxaca necesita con urgencia es un buen principio pero insuficiente para abrirse camino en la compleja red de intereses que permean la actividad política y electoral de Oaxaca.
Después del fracaso del movimiento social y político del 2006, resultaría un hecho no menos relevante que en el 2010 Oaxaca se convirtiera en un laboratorio en donde la sociedad civil encabezara una lucha electoral, pero tanto en el terreno legal como político tiene pocas opciones para hacerlo. Legalmente, porque en la ley electoral local (el CIPPEO) no existe la figura de las candidaturas independientes y los partidos políticos son los únicos facultados para proponer candidatos y registrar planillas en los ayuntamientos (con excepción de los 418 de Usos y Costumbres). Políticamente sería viable si las dirigencias de los partidos asumieran que sus organizaciones deben ser instrumentos políticos al servicio de la sociedad y no patrimonio de camarillas, familias y tribus. Hasta ahora esto no ha ocurrido y de ahí la terrible desconfianza ciudadana hacia la vía electoral.
Solamente una sociedad civil fuerte y organizada podría obligar a un cambio de facto en las reglas escritas y no escritas de los partidos políticos y no es el caso de Oaxaca, fuerte y pujante en el 2006, débil y desorganizada después de esa fecha.
Es una buena intención pensar que para el 2010 la sociedad civil asuma un papel protagónico, sin embargo la realidad no apunta en ese sentido. Hay demasiados obstáculos de carácter político, grupales y hasta personales, pero sobre todo de organización y liderazgo, que vuelven difícil un tarea de esa magnitud. En todo caso lo que sí es posible en el corto plazo es que desde la sociedad civil (organizaciones civiles, empresariales y gremiales, instituciones públicas y privadas, personalidades, etc) se emprenda la tarea de agendar un programa de gobierno plural, incluyente, con la mira puesta en los grandes pendientes que en materia de democracia, educación, gobernabilidad, empleo, seguridad pública y justicia social tiene Oaxaca. Es un tema sobre el que necesariamente hay que volver para continuar desarrollándolo.
2. Los datos duros hablan por sí solos: en la elección de gobernador del 2004, con menos del 50 por ciento de participación ciudadana, el candidato del PRI, Ulises Ruiz ,obtuvo 523 mil, 978 votos contra 488 mil 640 votos alcanzados por Gabino Cué , postulado por una coalición electoral en donde estuvieron el PAN, PRD, PT y PC .Hoy, en la elección de diputados federales, con un porcentaje del 41.4 por ciento de electores que acudieron a las urnas, el PRI acumuló 453 mil 344 votos, mientras que los partidos coaligados en el 2004 solo alcanzaron 432 209 mil votos. Y ni aún agregando los 15 mil 755 del PANAL pudieron rebasar el total de votos que el PRI obtuvo en los 11 distritos electorales.
Está muy claro, entonces, que por separado y alejados de la sociedad y sus electores, los partidos opositores al PRI no tienen ninguna posibilidad de ganar la gubernatura, pero aún en el hipotético caso que se volvieran a coaligar tendrían que realizar un intenso trabajo de organización y proselitismo para superar los 523 mil votos que URO obtuvo en el 2004, habida cuenta de que en la elección de gobernador se registra una mayor competencia y participación ciudadana que en las elecciones intermedias, como también ocurre en la disputa por los ayuntamientos pero no necesariamente en la contienda por las diputaciones locales.
3. La otra oposición, aquella que desde hace algunos meses se mueve con demasiada cautela y hasta con miedo dentro del PRI, tampoco tendrá futuro si no se atreve a darle un madrazo al dedazo.
Los tiempos políticos corren e inevitablemente se agotarán y a quienes les ofrecieron que después del 5 de julio se daría el banderazo de salida para competir abiertamente por la candidatura del PRI a la gubernatura se quedarán esperando porque tal parece que ya la decisión está tomada.
Si antes del 5 de julio algunas voces dentro del priismo oaxaqueño auguraban que no habría delfinato, después de esa fecha el escenario más probable se orienta en ese sentido.
Al menos que los Pepes (Hernández Fraguas y Estefan Garfias), Adolfo Toledo, Eviel Pérez Magaña, Héctor Pablo Ramírez Puga, Raúl Bolaños Cacho, y el resto de aspirantes confesos y no confesos, se atrevieran a exigir una consulta a las bases o una contienda interna abierta y equitativa, de cara a la nación (sic).
Y aún así correrían el riesgo de enfrentarse a una pelea arreglada de antemano por el Gran Elector, tal como sucedió en el 2004. Pero la gran interrogante es ¿por lo menos harán el intento?
O buscarán la salida fácil de pactar o, en su caso, buscar el calor de otro partido político.
A final de cuentas en este juego partidista del tapadismo son las amistades y complicidades los factores que aún siguen teniendo más peso que la capacidad, experiencia política y liderazgo de quienes aspiran a ocupar un cargo de elección popular.
* Texto publicado en Noticias. Julio 13 de 2009