La Constitución de 1854 y la crisis de México
Oaxaca, Oax. 11 de mayo de 2009 (Quadratín).- La pederastia es el abuso sexual entre un adulto y un menor de edad. Mientras que la pederastia en la Antigua Grecia era la relación entre un adolescente y un adulto, en la actualidad la palabra pederastia se emplea para designar el abuso sexual con niños. A pesar de que los cargos por pederastia ya habían sido formulados en años anteriores, el tema ganó notoriedad durante el último lustro de la década de 1990 con denuncias formuladas por antiguas víctimas ante tribunales y medios de comunicación de Europa, Estados Unidos y América Latina especialmente y allí en donde la Iglesia ha tenido una fuerte influencia.
De acuerdo a un informe de la BBC de 2004, en Estados Unidos el 4% del clero católico de ese país ha estado implicado en prácticas sexuales con menores, en número aproximado de 4000 sacerdotes durante los últimos 50 años, aunque sólo entre el 5 y el 10% de las víctimas denuncia el caso. La mayoría de los casos de abuso de menores se presenta en seminarios, escuelas y orfanatos en donde niños y adolescentes están bajo el cuidado del clero. Es relativamente frecuente que los pederastas victimicen a niños y niñas de su familia, ahijados o vecinos. También es frecuente ver casos de preceptores con sus alumnos, especialmente en internados. Muchos de ellos amenazan a sus víctimas con la finalidad de que callen. La amenaza más sutil, y al mismo tiempo más cruel, es hacer creer al menor que él también es culpable, o que nadie le va a creer si el asunto se sabe. Son muy dolorosos los casos en que el adulto abusa de su condición o de su profesión: padres con sus hijos o hijas, educadores con sus alumnos, entrenadores deportivos con sus jóvenes pupilos. En años recientes, los avances permiten que los pederastas desarrollen mejores técnicas: a través de Internet es posible acceder a material pornográfico pedofílico, e incluso intercambiar o comerciar con niños. También es posible contactar con agencias que permiten adoptar niños del tercer mundo, a cambio de dinero y sin hacer demasiadas preguntas.
Hace algunos días en México, la Subprocuradoría de Averiguaciones Previas Desconcentradas del gobierno federal detuvo a varios pederastas entre los que se encuentran un sacerdote y su hermano, que eran dueños de un correo electrónico identificado como el mayor proveedor de las imágenes y videos pornográficos. En enero pasado fue arrestado otro clérigo por pederastia en Veracruz. En el caso de Oaxaca, recientemente un agente del Ministerio Público consideró a la maestra Magdalena García Soto como cómplice en el delito doloso equiparado a la violación en contra de un menor de edad, ocurrida hace más de dos años en una escuela primaria de esta ciudad. El agente pidió se dicte sentencia de 16 años a García Soto, una multa de 500 salarios mínimos y la suspensión por cinco años en el cargo y en el ejercicio profesional.
Hace algunos días, la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados aprobó este miércoles el dictamen de la iniciativa que tipifica como delito la pederastia a quien se aproveche de la confianza, subordinación o superioridad que tiene sobre un menor de edad y lo obligue a ejecutar cualquier acto sexual. La sanción es de nueve a 18 años de cárcel, y de 750 a dos mil 50 días de salario. Cuando este delito sea cometido por un servidor público o profesionista en ejercicio de sus funciones, o con motivo de ellas, además de la pena de prisión se le inhabilitará, destituirá o suspenderá de su empleo o profesión por un término igual a la pena impuesta. No obstante los lazos familiares, de grado, tutela, guarda o custodia, se sancionará a la persona que cometa este delito.
En México, la pederastia no estaba tipificada en el marco jurídico nacional y mucho menos estatal; por ello habían aumentado considerablemente los casos de abusos de niños y adultos. Ante esto, la aprobación de este dictamen es un gran avance en la materia. Esperemos que las causas y las penas que se impongan a los pederastas sean aplicadas con justicia y que no se aproveche el tráfico de influencias para no castigar a los verdaderos responsables de este delito.