Día mundial de la información para el desarrollo
Oaxaca, Oax. 9 de abril de 2009 (Quadratín).- Cuando la corrupción, la torpeza, el activismo político y la ignorancia se juntan no hay sociedad que pueda enfrentarlos y el resultado siempre se traduce en pérdidas, violencia dirigida y retraso social.
El ejemplo más reciente en México, fue el fracaso del gobierno de Vicente Fox que no pudo convencer un grupo de activistas agazapados entre campesinos armados de machetes que impidieron la construcción de un nuevo aeropuerto en las inmediaciones de San Salvador Atenco.
Como si se tratara de una reproducción de ese episodio, en Oaxaca un grupo de activistas de la Sección 22 y de la APPO recorren el Valle Central para desbarrancar la construcción de un libramiento que eventualmente uniría tres autopistas, la que lleva a la ciudad de México y las que se construyen hacia las regiones del Istmo y a la Costa.
En el mes de septiembre del 2004, el ex gobernador, José Murat solicitó 500 millones de pesos para la construcción del Libramiento sur de la Ciudad de Oaxaca ante la Comisión Especial Sur-Sureste del Congreso de la Unión, meses más tarde inició el trazo y la construcción de los primeros kilómetros de la obra de manera casi clandestina y el secreto del proyecto sirvió para que funcionarios y constructores compraran terrenos más que baratos alrededor de la nueva vía de comunicación.
Con la nueva administración, en medio de una nueva cortina de silencio, la Secretaría de Obras Públicas retomó el proyecto y realizaron algunas modificaciones mínimas al trazo original hasta que un grupo de maestros y activistas de la APPO acorralaron al presidente municipal de Zaachila y lo obligaron a declarar que ese ayuntamiento aun no había firmado los permisos para que el libramiento pasara por los terrenos de la comunidad.
Mientras que el gobierno estatal parece no dimensionar el hecho y mantiene el silencio o el desinterés en el conflicto, los inconformes preparan una gran ofensiva contra dicha obra; por lo pronto recorren todas las comunidades desde Huitzo hasta Tlacochahuaya, para organizar a los propietarios de terrenos, autoridades municipales y comisariados ejidales y comunales.
Paso a paso, se van reproduciendo los patrones del estado de México que provocaron la derrota de Fox, la violenta irrupción de la policía federal en Atenco y el activismo nacional e internacional de las muchas expresiones de la izquierda mexicana.
El libramiento sur no debe ser solo un negocio de camarillas, ni un símbolo del estado al que se debe destruir, no debería reducirse a un botín electorero de organizaciones y partidos que caminan juntos desde el 2006; los oaxaqueños necesitamos que sea el primer paso para un desarrollo ordenado de los valles centrales.
Hasta ahora los más de 30 ayuntamientos cercanos a la ciudad de Oaxaca se debaten entre el crecimiento desordenado, la falta de recursos y vialidades y un adecuado sistema de transporte público. La anarquía se refleja por todos lados mientras que los profesionales de la política se comportan con vivales que viven del fomento de asentamientos irregulares.