Eliminar autónomos, un autoengaño
LA POLÍTICA, A LA OAXAQUEÑA
**Si hubiera más políticos que supieran de poesía, y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor para vivir en él. John Fitzgerald Kennedy**
LA MORDIDA:
En los últimos años, en especial en los 10 últimos años, en Oaxaca hemos sido testigos de un lento pero devastador proceso de degradación de la política y por consecuencia de su producto: los políticos.
Estos, forjados durante cerca de 70 años en un sistema autoritario y monopartidista, concibieron, crearon y recrearon una cultura política cuyos signos, esotéricos e indescifrables para la mayoría de los mortales ciudadanos, formaron parte de estructuras políticas, lenguajes, formas y métodos de gobernar, costumbres, discursos, concepciones del mundo, sectas y cofradías y desde luego practicas políticas en el quehacer y deshacer de los oaxaqueños.
Estos políticos agrupados para la defensa de sus intereses en una clase política aristocrático-aburguesada en un principio y aburguesada-lumpenizada después, crearon y recrearon una identidad muy sui generis en nuestra entidad.
Sus principales instrumentos de difusión de ideas se circunscribían a los doctos libros de unos cuantos intelectuales, algunos diarios de mediano pelo y circulación restringida, tertulias y reuniones de amigos, y descansaban sus estructuras políticas en organizaciones patronales, todos ellos, nunca dejaron de lado su corte porfirista-provinciano, versados en varios temas, siempre con visiones basadas en la buena moral, las buenas costumbres, de corte clasista por supuesto, el origen familiar de buena cuna, el apellido de abolengo, cuanto más rancio mejor y la oportunidad política. Instrumentos que constituyeron la esencia de lo que hoy conocemos como la vallistocracia.
En contra parte, los políticos opositores se caracterizaban por su visión idealista y doctrinaria, su militancia sectaria, honradez a toda prueba, mística y vocación de servicio y una enorme ingenuidad que los hacia victimas de la perversidad política de sus oponentes.
Ellos difundían sus ideas a través de pasquines y volantes, alguno que otro periódico de dudosa circulación, actos callejeros, pequeñas asambleas campesinas y populares y en los incipientes desarrollos industriales. Fueron en contraparte de la vallistocracia, el germen de la nueva clase política, que al final tampoco creció.
LA SACUDIDA:
Con el desarrollo y ampliación de los medios electrónicos de comunicación, los tirajes masivos de la prensa escrita, el invento de los spots de radio y TV, la mercadotecnia electoral y el marketing político, entre otros factores, las ideas sufrieron un proceso inverso a su divulgación, es decir entre más masiva era una idea, más requería de sintetización, por tanto las ideas complejas derivaron en ideas simples, para al final, quedar solo en frases huecas, que no dicen nada, pero identifican al nuevo sujeto del mercado de la política, el ciudadano elector.
Al simplificar la comunicación de las ideas y las ideas mismas, los políticos ganaron en adeptos, la masa inerme, neófita, desclasada e ignorante, fue el caldo de cultivo de una nueva forma de expresión del poder político moderno: la democracia representativa, conducida y dirigida desde los medios.
Por ello los políticos carismáticos, mediáticos, simplistas, bravucones, incultos pero simpáticos, se convirtieron en cabezas de grupo, burbujas elitistas en los partidos y en los gobiernos, capaces de reproducir lo más autoritario y corrupto del viejo sistema político, cínicos por naturaleza, osados, sin escrúpulos, sanguinarios como el que más, audaces y voraces, son hoy la nueva clase política que lleva a cabo la política a la oaxaqueña.
Política a la oaxaqueña donde el enredo, los rumores, el chisme picante, los golpes bajos, la calumnia, el todo lo que se vende, sale barato, el cuidado de la imagen pública del político, el miedo a la foto, salir o no salir en ella, según las circunstancias, el amiguismo y el compadrazgo, el pirateo de militantes, los cambios de camiseta ideológica y política, entre muchos otros valores subjetivos, son parte cotidiana del quehacer actual de los políticos oaxaqueños. No podemos olvidar el refrendo de los nichos ideológicos, la fe juarista, o el magonismo a ultranza de tirios y troyanos, que son también componentes esenciales de la política a la Oaxaqueña.
EL COLETAZO:
Menudo lío se ha armado en las filas del Partido del Sol Azteca, donde las criticas no se han hecho esperar producto de la reunión secreta que tuvieron en un san lunes tres diputados del PRD: Guadalupe Rodríguez, Felipe Reyes y Francisca Pineda, quienes encabezados por su presidente Amador Jara Cruz, se sentaron a negociar con el mismísimo Chuky, Jorge Franco Vargas, presidente estatal del PRI en el café Piccolino del norte de la ciudad.
Lo raro no es que se hayan sentado con dicho personaje, lo cual carece de importancia, finalmente en política, según ellos, todo se vale; sino lo que llama la atención es que lo hicieran a espaldas de sus demás compañeros de bancada, en vísperas de votarse en el congreso una iniciativa para endeudar más al estado y a los ayuntamientos que envió Ulises Ruiz y sobre todo en pleno proceso electoral de cara a las elecciones del 5 de julio; reunión que por lo demás, deja a sus militantes y a la ciudadanía el beneficio de la duda y no se les olvide imberbes chamaquitos, en política la forma también es fondo.
* Militante de la Izquierda Comunista. Columnista y Analista Político.
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