Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
EUFROSINA Y AZAEL
Al momento de conocer la noticia de que la sección 22 del magisterio había elegido al dirigente más joven de su historia, recibíamos extraoficialmente el comunicado de que Eufrosina Cruz Mendoza había ganado el Premio Nacional de la Juventud el el área de aportaciones a la cultura política y a la democracia, distinción que al igual que dos mujeres jóvenes oaxaqueñas más, recibirá el próximo tres de octubre, de manos del presidente de la República en ceremonia solemne en el patio central de Palacio Nacional. Dos acontecimientos torales en la historia reciente de Oaxaca. Menores de 30 años los dos, tienen ahora sendas responsabilidades y los ojos del país puestos sobre ellos. De Eufrosina sabemos, por el momento más que de Azael Santiago. Joven indígena de Santa María Quiegolani, la profa como la llamaban sus alumnos, se ha convertido en el ícono moderno de la lucha de género que trasciende fronteras. Sencilla en su trato, con un castellano todavía atropellado que se resiste al tu y se percibe más cómodo con el usted, independientemente de la edad o la apariencia de sus interlocutores, pareciera no tener aún clara conciencia de lo que para muchos propios y extraños- ella misma representa. Muchos, la mayoría quizás, ven en el Premio Nacional de la Juventud la coronación del esfuerzo de toda una vida, un punto de llegada, una meta al final de una carrera. Su caso, se lo hicimos ver, es diferente; una vez recibido el premio, la lucha de Eufrosina tendrá el reconocimiento y la legitimación de una de las más importantes instituciones de México: la Presidencia de la República. Antes de tener el galardón en sus manos está siendo embajadora de los derechos de la mujer indígena en otros lugares. Regresará de España para recibir el premio y casi inmediatamente después viajará a Brasil. El que la reforma constitucional iniciada por el Gobernador del estado y aprobada por la legislatura local, para que las mujeres de todo Oaxaca sean elegibles a cargos de elección popular sin importar los usos y costumbres, sea contemplada en las leyes secundarias y se convierta en una realidad en todos los municipios, es su sueño; sería su mejor premio, según ella misma lo refiere. Es una lucha que ha escapado a las tentaciones de falsos redentores que buscan sacar provecho a conveniencia, de quienes pretenden circunscribir la defensa de los derechos humanos a la esfera de la protesta violenta y estruendosa, a la negación de las instituciones, al ataque por sistema a los gobiernos y a los representantes populares. Inteligente como es sabe que su lucha debe ser para construir, para edificar, para dejar una huella de concordia y alejarse de los agravios que Oaxaca no quiere volver a ver. Ella no quiere marchas, plantones; no busca la altisonancias ni cacerolazos, digna de la envidia de muchos activistas sociales teje fino y cuando se le quiere embaucar, se escabulle y vuelve a sumergirse en su vocación pacífica. Se nota candidez en su mirada pero cuando habla, evidencia que sabe lo que quiere y de qué modo lo quiere. Que los extranjeros y muchos medios que no conocen nuestra realidad, ven en su caso parte de nuestro folklor, bien sabido lo tiene. También sabe que su principal tarea está aquí, entre su gente y no en congresos y simposios internacionales. Su causa debe ser de Oaxaca para el mundo y no del mundo para Oaxaca.
Más allá de su primer discurso, calificado por testigos como incendiario, Azael Santiago debe contar con el beneficio de la duda. Por su edad la gente lo da por muerto, inmóvil casi inerte, expectante, manipulable. Muchos profesores hay que iniciaron su lucha, esa lucha diferente a la de Eufrosina, antes de que él naciera. Son viejos lobos que rodean aislando al cachorro más para impedir que se contamine que por protegerlo. Su aparato de seguridad en los mítines pareciera emblemático, es la policía magisterial. Cuentan que ni el alebrije pudo pasar. Muchos tenemos confianza en él, cuenta con el respaldo de una abrumadora mayoría del que fue su electorado y aunque dicen que representa al ala moderada de lo que fue la APPO, será mejor por nuestro bien y el de nuestros niños y jóvenes, que las etiquetas las deje en un segundo y tercer plano. Si la lucha social se pone nuevamente por encima de la vocación por educar, seguiremos como hasta ahora, perdidos. De su proceder, de su temple, de su testarudez, dependerá el juicio que la historia le depare y la historia la escribimos todos. Tiene ante sí, la irrepetible oportunidad de reconciliar al maestro con la comunidad, de aminorar hasta desaparecer los enconos que dejan los agravios. En él está ser recordado como un dirigente más que llega y se va con los bolsillos llenos o de convertirse en el líder de la concordia, de la reconciliación. Los padres de familia, más que reivindicación de demandas sociales, justas o no, quieren educación para sus hijos. Difícil, más no imposible. Eufrosina y Azael son referentes de esta generación, de este momento de Oaxaca y de México. El que verdaderamente en la juventud esté cifrada la esperanza de un mejor presente, en buena medida de ellos depende. Son jóvenes con poder. Ojalá lo ejerzan por sí y no por interpósitas personas.
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