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Eran las 11:00 de la mañana. El hombre presentaba su denuncia ante los medios informativos.
No les habían pagado a ellos, profesores, decía. Llamativa playera verde; sentado en una jardinera del lado oriente del zócalo, tranquilo y sin preocupaciones, iba en la tercera ronda de entrevistas, tras su conferencia de prensa.
De repente fue insultado por un grupo de personas.
El representante de la Coordinadora Independiente de Trabajadores de la Educación, José Luis García Zárate, no tuvo más remedio que pararse y junto con su acompañante, intentó hacer frente a sus opositores.
–¡Váyase, usted sólo viene a provocar a nuestro movimiento! ¡Váyase antes de que lo corramos! –le gritaron maestros jubilados pertenecientes a la Sección 22 e integrantes de organizaciones sociales que se encuentran en protesta frente al Palacio de Gobierno.
–¡Oigan, esperen, yo no vine a provocarles! ¡No soy de la 59!… –no le dieron tiempo a reaccionar. Comenzaron las arengas combativas.
–¡Sección 22, la única, no hay dos! ¡Sección 22, la única, no hay dos! ¡Sección 22, la única, no hay dos!
Los gritos subieron de tono. Los insultos, entre la bulla. Los empujones comenzaron.
–¡Hijo de Peña Nieto! ¡Fuera espurio! ¡Fuera, que se vaya! –El alboroto en el corazón del Centro Histórico de Oaxaca comenzó a llamar la atención de policías, que de lejos observaron. Hombres y mujeres, en su mayoría adultos mayores, no cesaban el ataque.
-¡Por qué me empujas pendejo!, ¡de frente, de frente! –recriminó el acompañante del dirigente de profesores independientes, que optó por el silencio, para no confrontar.
–¡Nadie te empujó!, ya vete, ¡es nuestro compañero y nadie te empujó!, ¡fuera!
–¡Chinguen a su madre, ya!
–¡Que se vaya a su casa!
–¡Vete con tu padre buey, a ese que le has lamido los pies toda la vida!
Los insultados, maestros independientes no tuvieron más que alejarse aprisa, rumbo a la Alameda de León.
Satisfacción entre los profesores jubilados y activistas.
La Sección 22 ya había ganado otra batalla. Aunque no sabía contra quién.