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OAXACA, Oax. 14 de diciembre de 2013 (Quadratín).- Nadie sabe que yo fui famosa, dice Martiza. A sus 11 años asegura que ser la coprotagonista de la historia “The girl”, del director David Riker, no la hace sentirse famosa.
Maritza Santiago Hernández asegura que “no ha cambiado nada de mí, sigo siendo igual, la misma de siempre”, dice sonriente.
Como experiencia, narra, participar en la película fue muy enriquecedora, pero ahora piensa en concluir sus estudios y de grande, ser maestra de preescolar.
“No fue pesado el trabajo que yo hice, aprendí muchas cosas como sentirme feliz, mis emociones, convivir con las demás personas. Sí me interesaría (seguir en la actuación), yo quiero ser de grande maestra de preescolar”.
En su casa, construida a partir de los ingresos que obtuvo por su participación en la cinta, dice que cuando filmó la película tenía ocho años y compartía sus clases con el aprendizaje de los guiones y sus ensayos.
“Ahorita tengo 11 años, en ese tiempo tenía ocho, pero no fue difícil y todos me trataron bien, yo era la única niña que había ahí. La primera vez sí me sentía yo así, no sé, había mucha gente, pero ya después me fui acostumbrando, el director, la actriz, se portaron buena onda”.
Asegura que no sabe quiénes de sus vecinos han ido al cine a ver la película, pero algunos la han felicitado y le han dicho que actuó muy bien.
“Nadie sabe que yo fui famosa, nadie sabe de mis compañeros, yo me siento feliz de salir en el cine, mis tíos sí saben, me dicen que muchas felicidades, mis maestros, el director”, cuenta.
Del contenido del film, comenta Maritza, aprendí muchas cosas “cómo se van a los Estados Unidos y dejan a su familia”. Ahora considera que esto no debe pasar, no deben dejar a sus seres queridos “¿Para qué se van? Si aquí pueden trabajar en muchas cosas, sembrar, de albañiles, no sé, yo no los dejaría que se fueran (a sus padres), creo que aquí se puede trabajar”, opina.
Aunque también se da cuenta de que la situación en Oaxaca “está mal”. Los maestros, dice, deberían tener más atención, no se deberían ir a paro, ni a México, los niños quieren que sus maestros se preparen bien, está muy mal la situación en Oaxaca, quieren hacer tiendas más grandes, aumentar todo, pero dicen que no hay dinero, entonces cómo.
Su atención actual está en su escuela y en la convivencia con sus familiares. Tiene dos hermanos y una de ellas participó también en el casting, pero por la edad no quedó.
De lo que guardará en sus recuerdos está haber conocido el Istmo, Ciudad Ixtepec, San Juan Chicomezúchilt y otros lugares de Oaxaca. “Quiero seguir conociendo, terminar mi carrera y si me llaman (para otra película) pues sí, tal vez sí, pero no dejaría la escuela por la actuación”.
Aunque durante la filmación tuvo a una maestra particular, considera que “enseñaba lo mismo”.
La escena que más le mueve, en la película, es cuando llega al pueblo donde estaba su abuelita “me sentí feliz de verdad porque volví a ver a mi abuelita”.
En otras, dice, le costó trabajo porque no sentía al personaje. “En una me costó llorar, yo tenía que llorar y mi mamá me dijo que me iba a dejar solita, que se iba a regresar a Oaxaca, estábamos en Ciudad Ixtepec y sí me puse triste, me puse a llorar, así fue que lloré, lloré de verdad”.
Cuando fuimos a Oaxaca, dice, me emocioné mucho, fotos por aquí, fotos por allá, muchas fotos, como si fuera famosa, pero después ya no, me sentí normal, así, normal, yo sigo siendo la misma.