
Muere motociclista por choque con camión en el Periférico de Oaxaca
MÉXICO, DF. 24 de diciembre de 2013 (Quadratín).- El Mulá Nasrudin, cuando vivía en Bagdad, pasó por muchas experiencias.
Una vez se casó con una viuda rica y, a los pocos días, ésta dio a luz un rollizo bebé, de color más bien oscuro. Hay que recordar que el Mulá era, entonces, árabe de finos rasgos. Cogió su manto y se fue corriendo al mercado.
- ¿Qué buscas? - le preguntó su amigo Wali -.
- Pues todo lo necesario para matricularlo en la universidad de La casa de la Sabiduría, junto al Tigris, - le respondió impertérrito.
- ¿No vas un poco deprisa? - se atrevió a preguntarle Wali -.
- ¡Hombre!, si a la primera semana hizo un viaje de nueve meses, imagínate lo que será capaz de hacer ahora que ha nacido.
- ¡Mulá, yo no veo que resida ahí el problema fundamental!, - exclamó su amigo -.
- ¿Dónde, si no? A la madre ya le di libelo de repudio, pero este rapaz medio negro, medio kurdo, me la puede liar en cualquier momento.
- ¿No se llevaba bien con los kurdos? - preguntó Ting Chang -, que, además, no son negros sino caucásicos.
- Él no se llevaba mal con nadie, lo que decía es que "se tropezaban con él mientras seguía su camino."
J. C. Gª Fajardo