Economía en sentido contrario: Banamex
MÉXICO, DF. 31 de diciembre de 2013 (Quadratín).-Una de cada ocho personas pasa hambre en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En el planeta se producen suficientes alimentos para la población. Sin embargo, más de 9 millones de personas mueren cada año por causas relacionadas con el hambre; 25.000 cada día, 17 cada minuto.
Poner fin al hambre es posible, como se desprende del informe Acabar con el Hambre está al Alcance de Nuestras Manos, realizado por Intermón Óxfam.
Conseguirlo pasa por la implantación de políticas que contribuyan al desarrollo rural y el fomento de ayudas a la agricultura. Para cumplir estos dos requisitos es fundamental la inversión en Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).
A pesar de su importancia, las subvenciones han caído desde el inicio de la crisis económica. España es el donante que más ha recortado en AOD: un 70% desde 2010.
“Las medidas de austeridad y la falta de inversión en ayuda al desarrollo son la principal amenaza de un sistema que lentamente había conseguido contener los datos de hambre en los últimos años”, apuntan desde Intermón.
El hambre se ha reducido en un 17% en las últimas décadas, según la FAO. Esta tendencia positiva corre peligro por las políticas de austeridad de muchos gobiernos.
El hambre “no se evita sólo con alimentos, sino que necesita además medidas políticas y económicas”, explica Lourdes Benavides, responsable de seguridad alimentaria de Intermón Oxfam.
El informe apunta la necesidad de que gobiernos, empresas y ciudadanos promuevan cambios radicales en la forma en la que se producen, distribuyen y consumen alimentos. De lo contrario, “el mundo no cumplirá en 2015 su meta de disminuir a la mitad la proporción de personas que pasan hambre en el mundo”, alertan desde la organización.
Las políticas de austeridad no sólo ponen en peligro la lucha contra el hambre en los países empobrecidos. Uno de cada cuatro españoles está en situación de pobreza o riesgo de exclusión, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
No se trata de una carestía de alimentos, sino del acceso a ellos. Los bancos de alimentos y organizaciones sociales están casi al límite de sus capacidades; cerca de dos millones de personas en España comen en comedores sociales, explican desde Intermón.
Ante esta nueva realidad el 79% de los españoles considera que cada vez hay más personas que padecen hambre, según revela el sondeo Percepción sobre el Hambre en el Mundo.
Esta percepción “se debe a que cada vez más españoles pasan dificultades para cubrir las tres comidas básicas diarias”, explica Violeta Assiego, responsable del estudio de Metroscopia.
El hambre ha pasado a ser uno de los problemas más importantes para los ciudadanos.
El 76% de los españoles considera que podría acabarse con el hambre “si realmente nos lo propusiéramos”.
Es responsabilidad de los ciudadanos demandar al Gobierno más inversión en ayuda al desarrollo y a la agricultura.
Así como medidas que regulen los mercados financieros y establezcan presupuestos estatales más justos. Pero el compromiso para hacer frente al hambre no sólo recae en los políticos y gobernantes.
También está en nuestras manos cambiar la manera en la que consumimos, mirar dónde y cómo gastamos nuestro dinero, todo para promover con nuestros hábitos un comercio más justo y más coherente.
“Para acabar con el hambre se necesita un triple reto: producir y consumir de forma más sostenible, reducir las desigualdades en el acceso a los recursos y disminuir la volatilidad de los precios de los alimentos”, concluye el informe.
Nada de esto será posible sin una ciudadanía global consciente y activa, comprometida con los derechos humanos y la erradicación del hambre.
Es posible presionar a los gobiernos y multinacionales para cambiar el sistema alimentario y reducir el hambre de 842 millones de personas.
Irene Casado Sánchez
Periodista
Twitter: @irencs
(Texto proporcionado por el Centro de Colaboraciones Solidarias CCS)