Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
OAXACA, Oax. 27 de enero de 2014 (Quadratín).-Interesante el anuncio que hizo el Secretario de Hacienda la semana anterior, con referencia a la firma de un pacto para la estabilidad tributaria, entre el sector privado y el Gobierno de la República.
Un paso importante, que es un primer paso para la renovación del pacto fiscal, entendido en sentido amplio, esto es materia de ingreso –gasto, como producto de un análisis de las fortalezas y debilidades del pacto vigente, así como entre los tres ordenes de Gobierno y la sociedad en su conjunto.
Lo mismo debe hacerse en temas como el del gasto público.
México es un país federal, con 32 entidades federativas y 2445 municipios o gobiernos locales, integrados en un sistema nacional de coordinación fiscal, coordinación entre las EF y el gobierno federal, así como en los sistemas de coordinación intergubernamental que existen en algunas entidades federativas, estado – municipio.
Este sistema abarca lo referente al reparto de las potestades tributarias, la distribución de la recaudación nacional, un sistema nacional de transferencias condicionadas y no condicionadas, así como toda una normativa –producto de acuerdos que se reflejan en las leyes, en materia de prepuesto, contabilidad gubernamental, transferencias condicionadas diferentes a las cubiertas en la Ley de coordinación fiscal (LCF), así como en materia de deuda pública.
Claro el federalismo fiscal es la columna vertebral del federalismo como forma de gobierno, pero no puede caminar en sentido distinto al federalismo político –más de gobernabilidad, que sólo electoral-, al de combate a la pobreza y la desigualdad. Finalmente las finanzas se debe ajustar al modelo político del País, no al revés.
Por ello ante la aprobación legislativa de reformas importantes, todas necesarias, como que ha quedado pendiente la reforma del federalismo fiscal, que debe ser sinónimo de descentralización de poder y de decisiones, y eso sólo puede ser posible, renovando el Pacto Fiscal, entre los ordenes de gobierno y por supuesto con la participación de la sociedad, de los contribuyentes.
Ya no se trata de parchar en la Ley de Coordinación Fiscal, o de crear más leyes, incluso se perdió la posibilidad de una Ley del Gasto Federalizado, cuyo fin era la de corregir la contradicción que la inclusión del Capítulo V de la Ley, introdujo desde 1998. Dada la naturaleza distinta de las aportaciones respecto a las participaciones, gasto federal programable, versus no programable, recursos condicionados, versus recursos de libre disposición.
Se trata de crear una nueva legislación, como producto de un nuevo consenso entre los actores mencionados, como podría ser una Segunda Convención Nacional de las Haciendas Públicas.
No es un asunto de cambiarle el nombre a la Ley, ni de sólo evitar la fragmentación reglamentaria del gasto condicionado, sino de hacer una revisión y por tanto una propuesta integral.
En la Primera Convención Nacional Hacendaria y en los diversos foros y grupos de trabajo de los funcionarios federales, se ha hablado de esta Ley, que precise bien su ámbito y tenga su espacio lo referente a la distribución de facultades tributarias y de las participaciones, así como lo referente a las transferencias condicionadas, no sólo las de las aportaciones, sino subsidios y los recursos de convenios por ejemplo.
Ese primer ejercicio concertado de los tres órdenes de Gobierno, de los tres poderes, particularmente el Ejecutivo y el Legislativo, con más de 300 acuerdos por consenso, con cientos de aportaciones del sector privado, de los organismos de trabajadores, académicos, profesionales, fue una experiencia exitosa, que puede servir de base para retomar muchas de sus acuerdos. Recuerdo las de la Asamblea de Contribuyentes y acuerdos que han servido de base para avanzar en temas como armonización contable – falta la de las cuentas públicas-, el presupuesto basado en resultados, transparencia, rendición de cuentas en los cuales hay resultados muy importantes para enfrentar lo que nos falta.
El Pacto Tributario que anunció Luís Videgaray, claro que es un paso adelante, lo cual brindará certidumbre sobre la materia impositiva, seguridad jurídica y por tanto permitirá mejorar el clima de inversión. Sigamos avanzando.