Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
OAXACA, Oax. 27 de enero de 2014 (Quadratín).-No me dieron ganas de beber, pero pensé en beber.
El frío de la noche es humano, nos protege del miedo, otorga la certeza de que estamos vivos.
Con este tiempo el cuerpo ansía que pase la madrugada, que llegue el frío de la mañana con el canto de los pájaros.
El puente del arroyo derrama sus lágrimas de escombro bajo el puente. Llora el arroyo sin agua por el árbol caído, estos son los tiempos de la mano y el hacha.
Busco en la arena la huella de la punta del trompo, el círculo de la canica sobre la arena humedecida y pestilente.
La poesía sale del pescuezo de los perros. Ladran a la luna que decrece, a la adolescente que gime en la oscuridad por su muñeca extraviada, por el viejo que muere para encontrar un sitio cálido donde guarecerse en esta noche fría.
El perro que aúlla sabe que es el guardián de la oscuridad, que orienta el paso de vivos y fantasmas.
Pero anunciador. Perro que protege el territorio de los muertos, y el de toda la poesía.
Ya amanecerás mañana colgado de legañas, infectado en el patio de mi casa de tanta muerte que vieron pasar tus ojos.
Esta noche aseguro, es bueno no beber, mirar pasar la pena lenta como un gargajo; pero es mejor beber ante el dolor, así el paso de la desgracia ocurre con premura y algo necesita la mano para asirse frente a tanto vacío.