Quiénes somos | Cipriano Miraflores
TEJALTITLAN, SAN JERONIMO SILACAYOAPILLA, Oax. 18 de mayo de 2014 (Quadratín).- Con las manos metidas entre el barro, el señor Ismael Ríos Cedillo, de avanzada edad y Bartolomé Ríos Martínez, quien apenas rebasa los 30, han pasado toda su vida haciendo de manera artesanal tabiques, tejas, petatillos, ladrillos, y todo producto de tierra, oficio que aprendieron de sus antepasados y del que se siente orgullosos.
Sin embargo, también lamentan que hoy en día este noble oficio vaya paulatinamente extinguiéndose ante la migración de los jóvenes de la comunidad, principalmente hacia los Estados Unidos.
En el lugar donde laboran, Jerónimo Felipe Martínez, de 62 años, ayudado de una batea se encuentra desmorando las grandes bolas de tierra que acaba de arrancar de las entrañas mismas de la madre tierra y las que luego luego cierne a través de una criba, hecha de tela de acero y madera. La jornada es ardua y larga, pero los hombres de barro, están ya acostumbrados al trabajo pesado, de fabricar a mano miles de productos artesanales de barro.
Entre grandes y pequeñas bolas de lodo, Ríos Cedillo lo va colocando en la horma, luego lo extiende con sus manos, con los puños va apretando las esquinas; «para que cuaje y amarre», explica el anciano con el rostro curtido por el sol.
En medio de su labor cuenta que desde la niñez, empezó con el oficio de hacer tabiques. Inició ayudando a su padre y abuelo, luego aprendió el procedimiento y comenzó a hacerlo a su propio peculio, porque era necesario emprender una empresa personal, hacerse de recursos, dice.
Para cuando formó su propia familia, tenía ya experiencia como labrador de barro, hombre hecho lodo, «aquí se cumple lo que dice el evangelio», agrega con ternura: «polvo somos y en polvo nos convertiremos».
Bancos de tierra
En cada taller, señalan los constructores de tabique, existen grandes bancos de tierra apropiada, en donde de uno a dos días, escarban para almacenar lo suficiente, enseguida la desmoronan con un mazo dentro de una batea previamente hecha, luego a cribarla y una vez que esté fina, se procede a hacer el barro.
Para expender sus productos anteriormente tenían que salir a ofrecerlo a diversos poblados de la región mixteca, pero en la actualidad, los interesados acuden hasta el lugar de la hechura a comprar millares de tabiques, tejas, ladrillos, petatillos, de todos los tamaños, y diversas figuras, puesto que aquí trabajan todo tipo de arte moderno como pecho de paloma, media luna, media vara, entre otros.
La quema
Nada es fácil como en todo arte, durante la quema de productos de barro, una vez que estén elaborados, y secos por los rayos solares, durante dos o tres días, se recogen y cuidadosamente se van colocando en un horno hecho de tabiques por lo propios artesanos, que previamente colocan grandes trozos de leños al fondo, una vez lleno el horno que llega a contener entre dos a cuatro mil piezas, se procede a la quema, que dura generalmente dos días, y otros cuatro o seis, para el enfriamiento, y así queden listos para el mercado.
En cuanto a la quema, precisaron los nativos, que aquí utilizan generalmente leña que compran con los pobladores circunvecinos. Solo una o dos veces como prueba quemaron aceite requemado, pero que no es suficiente, además de que causa efectos tóxicos para la salud y el medio ambiente, pero que de ninguna manera, el combustible fue ó sea un medio que utilicen los productores de la comarca para quemar sus hornos, para cocimiento de artefactos de barro.
Precisaron los artesanos, que existe gran demanda de productos de tierra, por lo que es necesario agruparse, y ver la manera como sacar adelante un compromiso y repartirse los ingresos, porque en últimas fechas han llegado a tener no menos de cuatro o cinco contratos de arriba de 20 a 30 millares, de manera que entre los aproximadamente nueve talleres existentes en este núcleo poblacional, surten el pedido mayoritario que llegan a tener de manera ocasional.
La juventud emigrante
Todo oficio es noble y digno, fortalece el espíritu y la capacidad de creatividad del ser humano que lo realiza, indicaron los hombres de barro, aunque lamentaron que la juventud de este tiempo, solo realiza oficios en la adolescencia, porque ya en plena juventud, emigran a la Unión Americana, y cuando regresan ya no trabajan con el barro.
Los oficios deben de ser rescatados para preservarlos, porque son la esencia misma de los pueblos indígenas de la nación mexicana, los hombres autóctonos de América, cuyas costumbres y tradiciones son dignos de conservarse intactos, porque somos la columna vertebral del indigenismo del continente Americano, de ahí la trascendencia no solo del ideario de los héroes, y caudillos, también, los de abajo, la gente pobre, la gente que se dedica y vive de los oficios, demandan ahora ser escuchados por los de arriba, los que ejercen el poder, los que según deciden por los indígenas, concluyeron.