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MÉXICO, D.F. 29 de mayo de 2014 (Quadratín).- En vísperas del inicio de la discusión de las leyes secundarias de la reforma energética, el presidente de la Comisión Sur-Sureste del Senado de la República, Benjamín Robles Montoya, presentó al Congreso de la Unión un punto de acuerdo para exigir a la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informe a la sociedad mexicana sobre los graves riesgos ambientales que puede significar al país la técnica de fractura hidráulica (fracking) para extraer hidrocarburos.
Explicó que aun cuando este método de extracción ha sido prohibido en el pasado reciente en naciones como Francia, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Inglaterra, Suiza, España, Italia, Sudáfrica y Argentina, entre otras; en la propuesta de leyes reglamentarias del Ejecutivo Federal considera la explotación del gas shale o esquisto, para lo cual se requiere de la técnica de perforación profunda mediante fractura hidráulica, lo que implica el uso de químicos altamente contaminantes, dañinos para la salud humana y otros organismos; y de la disposición y contaminación de cantidades extremas de agua, que no se podrá recuperar y además contaminará el medio ambiente.
El legislador oaxaqueño precisó: “En total se han identificado más de 2,500 productos y, al menos, 750 tipos diferentes de químicos en el fluido de perforación. El informe Impacto Ambiental del Sistema de Fracturación Hidráulica para la extracción de gas no convencional, señala que más del 25% de las sustancias pueden causar cáncer y mutaciones, el 37% pueden afectar al sistema endócrino, más del 50% causan daños en el sistema nervioso y casi el 40% provocan alergias”.
“Por esto, y por varias cosas más, es que somos muchos los mexicanos que mostramos genuina preocupación por la explotación de gas de esquisto por medio de técnicas de fractura hidráulica”.
En el punto de acuerdo presentado en la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, Robles Montoya alertó que la explotación del gas esquisto o gas Shale contribuye a la aceleración del cambio climático debido a las emisiones de gas metano que se producen por ineficiencias en la extracción, procesamiento, almacenamiento, traslado y distribución.
Así mismo, comentó que diversos estudios científicos han demostrado que, además de los químicos citados, el líquido de perforación se combina en el proceso de fractura con sustancias disueltas en el sedimento de pizarra como son metales pesados, metaloides y metano, dando pie a reacciones químicas imprevistas de naturaleza nociva para la salud humana y de otros organismos. Por último, esta mezcla se encuentra en riesgo de entrar en contacto con elementos radioactivos presentes en la profundidad de las rocas, como es el caso del radón.
Expuso que los proyectos de extracción por fractura hidráulica tienen serias consecuencias para la disponibilidad de agua en zonas adyacentes a los sitios de extracción, como son la disminución de disponibilidad del agua para los seres humanos y ecosistemas, ya que se requieren de 9 a 29 millones de litros para la fractura de un solo pozo; y la contaminación de las fuentes de agua, que genera efectos negativos sobre la calidad del agua a corto y largo plazo de una región.