Localiza FGEO a adolescente de Oaxaca en Sinaloa enganchado por el crimen
IGUALA, Gro, 12 de noviembre de 2014.- El dolor, la angustia y la impotencia penetraron en cada rincón de la iglesia de San Gerardo.
Aquí, en este lugar donde los fieles suelen encontrar paz, los familiares de un centenar de desaparecidos en Iguala y sus alrededores suplican justicia. “No son sólo 43 familias las que están sufriendo porque no encuentran a sus hijos, somos miles que hemos vivido en la angustia y el silencio durante muchos días, meses y años, por miedo”, clamaron los familiares de quienes han desaparecidos desde hace una década en Iguala.
En un salón del templo de San Gerardo hombres y mujeres alzaron la voz para contar cómo sus hijos, sobrinos y nietos han desaparecido sin que ninguna autoridad judicial haya hecho algo para contener este flagelo, y mucho menos para esclarecer los casos.
En Iguala, las desapariciones forzadas no son una práctica nueva, hay decenas de familias que llevan lustros buscando información para dar con el paradero de su ser querido.
Sin embargo, la respuesta común que obtienen de los agentes del Ministerio Público es “luego les marcamos si tenemos pistas sobre el paradero de su familiar”. Algunos llevan 8 años esperando la llamada. A otros padres de plano les han advertido que ya no sigan pidiendo justicia porque “está en riesgo la vida de los denunciantes y de quienes investigan el caso”.
Paradójicamente el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, trajo una luz para estas víctimas de las desapariciones forzadas de Iguala. Como nunca antes sucedió con sus casos, ahora la presencia de organismos civiles nacionales abocados a la búsqueda de personas les podría dar una respuesta para dar con el paradero de sus seres queridos.
Para los padres y madres de familia que conocen el dolor que genera la ausencia de un hijo, el crimen ocurrido el 26 de septiembre fue el detonante para que difundiera la cruel realidad que estaban viviendo no sólo los ciudadanos de Iguala, sino también de sus alrededores.