Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
MÉXICO, DF, 21 de enero de 2015.- Dónde está el prometido crecimiento de la economía nacional, ahora fortalecida, blindada, amarrada por obra y gracia de las reformas estructurales, la laboral, la financiera y la bancaria, la hacendaria y fiscal, la energética, aprobadas casi unánimemente por los preclaros diputados y senadores de la 62 Legislatura.
Las reformas dispararían al ancho mundo a la economía mexicana, mediante el aumento de la productividad que se lograría gracias a los remuneradores salarios de los trabajadores y a los ambiciosos planes de negocios de las grandes empresas productoras de energía, la Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos, que se verían inundadas de nuevas inversiones de particulares mexicanos y extranjeros.
Mas, oh decepción, los particulares no entran a Pemex por ninguna de sus puertas abiertas de par en par, y menos los grandes magnates de la exploración y explotación de crudos, porque perdieron la confianza, o nunca la tuvieron (recuerden que ellos querían todo, hasta la propiedad de la empresa mexicana), y más en estos momentos en que Pemex va a la deriva, sin rumbo, como resbalándose en un tobogán, vapuleada por la dramática caída de los petroprecios.
El crecimiento de la economía nacional, por llamarle de alguna manera que no sea tan fea como “el estancamiento” de la economía nacional, seguirá siendo mediocre por lo menos entre 2015 y 2016. Décimas más, décimas menos, las estimaciones más importantes por venir de donde vienen son las del Fondo Monetario Internacional y las de la Organización de las Naciones Unidas:
El FMI tuvo que recortar sus previsiones sobre México para los dos años por delante, advirtiendo los riesgos asociados a la baratura del tambo de petróleo; ligados a la normalización de la política monetaria del Departamento estadounidense del Tesoro y al alza de las tasas primarias de interés en los mercados del país del norte.
La oficina de madame Lagarde recortó de 3.5 por ciento a 3 por ciento la perspectiva de crecimiento del Producto Interno Bruto mexicano para este año, vapuleado por los muy bajos precios del tambo del aceite mineral. Para México, los recursos provenientes del petróleo representan prácticamente el 30 por ciento de los ingresos presupuestarios. Este año los economicistas hacendarios estimaron el barril en 79 dólares y sobre esa cotización elaboraron el presupuesto de ingresos fiscal así como el de gastos. (Seguro que habrá recortes en los rubros más fáciles de recortar y menos en el gasto corriente, que es el gasto improductivo)
Las estimaciones de la ONU sobre el comportamiento de la economía mexicana no están nada disparadas respecto de las del despacho de la francesita Christine, yendo en línea con la estimación que han hecho y mantienen los gurúes toluqueños de Hacienda: 3.4 por ciento este año y 3.8 por ciento el venidero. Y eso que tanto los mexiquenses como los de Manhattan esperan que la economía mexicana “se acelere” debido al estímulo monetario y fiscal y al fortalecimiento de la economía de Estados Unidos, que aunque parezca mentira, es una falacia.
3.4, 3.8, 3.5, 3.2, porcientos que a los señores de Washington, de Nueva York y de los toluqueños avecindados en la ciudad de México les parecen enormes, aunque la economía mexicana no resuelve sus grandes carencias, la debilidad de su mercado interno principalmente, ni con un declarado 4 por ciento anual. Y menos logra el pleno empleo, ya no digamos empleo justo, con salarios que le alcancen al trabajador para, además de comer, vestirse, curarse, vivir bajo techo, mandar a los niños a la escuela, ahorrar para irse de vacaciones por lo menos una semana, como lo pueden hacer los miembros de las clases poderosas, y los de la clase política.
Hay muchas explicaciones para entender este fenómeno de economías bien aceitadas en sus grandes indicadores financieros, pero que en la realidad no crecen lo que debieran crecer. Mi amigo, el economista Arístides Bucio López lo explica con meridiana claridad:
En el actual Capitalismo de Casino, se producen fenómenos interesantes. Las economías industrializadas crecen a tasas anuales por debajo del 2 por ciento; la riqueza se concentra en el 1 por ciento de la población, y aumenta el desempleo de los jóvenes y las personas con mayor preparación. Y aún así, hay quien piensa que el futuro está en las #ReformasEstructurales, en una Economía falsa de Libre Mercado, en la Globalización y en la Competitividad.
Y eso, si la economía mexicana fuera una economía de casino. La verdad es que sigue siendo una economía de garito, o de palenque de gallos.
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