Necesaria una nueva cultura de solución de conflictos
MÉXICO, DF, 19 de febrero de 2015.- De estirpe conservadora del modelo de producción, pero probado demócrata a la usanza de las más rancias democracias del mundo occidental, Manuel Clouthier Carrillo es un personaje que hace honor a su origen y a su padre, Manuel J. Clouthier del Rincón, desaparecido empresario demócrata, que se enemistó con el sistema priísta porque no soportó la simulación de una clase política que anteponía su bienestar personal y de grupo al bien común.
Clouthier Carrillo no tuvo más que recorrer el camino de regreso. Si Clouthier del Rincón, alias Maquío, se arropó en las filas panistas para aventurarse a buscar la presidencia, que entonces declaradamente le ganó a Carlos Salinas de Gortari el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el hijo del sinaloense abandonó su filiación panista, decepcionado de la simulación de la democracia practicada por la clase política de México, una clase que se reparte el poder cada vez que se realizan elecciones.
El PRI, mientras tanto, no renunciaba a ser el centro de la atracción de una legión de políticos desempleados, pero misteriosamente enriquecidos. En ese contexto, los herederos de Maquío están siguiendo sus rastros al revés. Se van del PAN, como también lo hizo Tatiana, ahora activista por la participación ciudadana.
El hijo de Maquío resume el malestar de mucha gente interesada en que el sistema político mexicano transite de la simulación a una praxis democrática real. Que dé el gran salto de una seudo democracia representativa a la democracia real, en la cual los elegidos sean realmente empleados de los electores y no la autoridad. Ya estamos hasta la madre de autoridades corruptas e impunes. O como lo dice el hijo de Maquío: estamos hasta la madre de los partidos y los políticos.
No creo, sin embargo, que las candidaturas independientes funcionen en un sistema seudo democrático, en el cual se pactan las posiciones de poder, las curules de la cámara de diputados, las gubernaturas, los asientos en los congresos locales, las presidencias municipales. En un entramado seudo democrático enlodado por la corrupción y coronado por la impunidad. Y ahora por el narcotráfico y la delincuencia.
Pero habrá que otorgarles el beneficio de la duda a los activistas y luchadores que, como el pequeño Maquío, creen en la democracia mexicana y sueñan con un sistema político al estilo de las democracias súper desarrolladas de occidente, particularmente el modelo estadounidense.
Sobre este asunto, me encantaría que me diera su opinión mi maestro Clemente Valdés Sánchez, quien tiene un tratado para desollar el cadáver de la democracia representativa, de la simulación, de la corrupción y la impunidad.
Muchos sueñan en un nuevo país, muy lejos de lo que tenemos. El nuestro está a merced de la delincuencia, que no sólo no acaba de morir sino que se fortalece, no obstante que la mediática oculte la cantidad de ejecutados al día.
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