Nos pegó la Fernandomanía
Indicador Político
MÉXICO, DF, 15 de julio de 2015.- Lo ocurrido en Grecia en los últimos días tiene un enorme significado para la economía y la política. Y la principal lección puede ser desalentadora: la izquierda carece de una opción de política económica. Este mensaje debe ser leído en México en el escenario de las opciones electorales.
El gobierno izquierdista de Grecia tuvo la oportunidad de reventar el modelo globalizador del Consenso de Washington, pero llevó las cosas a la orilla del precipicio en lugar ofrecer alternativas. Al final y luego de un referéndum para rechazar las condiciones del FMI, el premier griego Alexis Tsipras dio la espalda al pueblo y aceptó las condiciones de la Unión Europea.
El error del gobierno izquierdista de Grecia fue el de confrontar, en lugar de buscar la propuesta de opciones. A Grecia le aplicaron la doctrina del FMI que en México y América Latina dio resultados en los setenta y ochenta: ajuste recesivo. La condicionalidad del FMI hacia Grecia fue la misma aplicada en México: controlar salarios, bajar gasto social, privatizar empresas públicas, bajar el crecimiento y destinar ahorros al pago de la deuda, priorizando la deuda a los bancos extranjeros.
La izquierda europea se conformó con negarse a aceptar las condiciones. Lo que queda es entender el juego populista de Tsipras: convocó al referéndum para obtener un apoyo popular, pero no supo proponer alternativas. Ante la posibilidad de la quiebra del país y de su expulsión de la eurozona, Tsipras prefirió recular.
A la izquierda europea le faltó pensamiento crítico. Al renegociar la deuda mexicana, el gobierno de De la Madrid-Salinas amenazó con la moratoria de la deuda y presentó una alternativa al ajuste macroeconómico recesivo del FMI: obtener los excedentes para pagar deuda no de los ahorros por disminución de gasto social, sino impulsar el crecimiento del PIB. México jugó en la orilla: la moratoria que hubiera quebrado los bancos. Pero ofreció el camino del PIB, no de la recesión.
La crisis de Grecia mostró el gobierno supranacional que se esconde detrás del espíritu comunitario: la troika conformada por cuatro fuerzas: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, pero todos bajo la batuta del pensamiento neoliberal de la canciller alemana Angela Merkel.
El problema es que este gobierno supranacional no se preocupa por los pueblos sino por las corporaciones internacionales. La directora-gerente del FMI, Christine Lagarde, fue ministra de Finanzas de Francia en 2008 y se opuso a la quiebra de la corporación Lehman porque había que salvar a los accionistas. En la crisis actual de Europa, la troika y Merkel no buscan salvar a la comunidad ni preocuparse por el pueblo, sino proteger a los accionistas de los bancos que le prestaron a Grecia, que no ven posibilidades de pago y que verán disminuidas sus ganancias y utilidades a los accionistas.
La condicionalidad de la troika a Grecia reforzó la vía neoliberal favorable a los banqueros y las grandes corporaciones que van a comprar los activos públicos de Grecia, pero mostró también la penuria intelectual del pensamiento crítico europeo. La izquierda en Europa se conforma con salir a las calles en masa a protestar contra los recortes sociales pero no reflexiona alternativas.
Lo que estuvo a debate en el caso Grecia y en sus soluciones fue el destino del Estado como institución reguladora del conflicto social y del Estado de bienestar como obligación moral del poder público. De haber tenido alguna propuesta de reorganización general de su política económica y de su modelo de desarrollo, el referéndum griego hubiera derrotado a los neoliberales: pagar, sí, pero con los griegos imponiéndole condiciones sociales a la troika-Alemania y no aceptando el sacrificio social que condenará a cuando menos una generación de griegos a la austeridad y la penuria social.
Más que una victoria del neoliberalismo, en Grecia se dio una nueva derrota de la izquierda como gobierno. La izquierda salió buena para gritar en las calles pero bastante mala para ofrecer opciones de desarrollo.
Famosas últimas palabras: “Todo funcionario público federal, estatal o municipal que haya participado en la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán será castigado. Caerán todos los involucrados en la fuga”: Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación y encargado de los temas de seguridad, al informar de cómo taparán el pozo después del niño ahogado.
Es pregunta: ¿Nadie se imaginó que el escapista de Puente Grande volviera a fugarse de la prisión?
La crisis que viene: La fuga de El Chapo hizo añicos las políticas y estrategias de seguridad y justicia, y sistema penal, y tardarán años en rehacerlas.
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@carlosramirezh