Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
Indicador Político
MÉXICO, DF, 29 de julio de 2015.- A pesar de que tiene un programa de protección de periodistas, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) preferirá proteger a Miguel El Piojo Herrera y no al periodista y comentarista de Tv Azteca, Christian Martinoli.
En su página de Facebook del lunes 27, el coordinador de Comunicación Social de la CNDH, Néstor Martínez, se permitió el siguiente comentario:
“Si van a sancionar a El Piojo, que sea por mediocre y no porque le tiró un madrazo a Martinoli. En esto, el que se ríe se lleva”.
El problema es que Martínez es operador de medios de la CNDH y su tarea debía ser la de proteger la función de los periodistas en momentos en que las agresiones contra los trabajadores de la prensa han colocado a México en los primeros lugares de violencia. Pero esta vez puso a la CNDH al lado del agresor de periodistas.
La referencia del vocero de la CNDH justificando la agresión del director técnico de la selección mexicana de fútbol no hace más que consolidar el clima de violencia contra periodistas. La agresión de El Piojo fue por las opiniones de Martinoli en la narración de los encuentros de la selección mexicana en la pasada Copa Oro de la Concacaf (futbol de norte, Centroamérica y el caribe).
En este sentido, el ataque físico de El Pijo contra Martinoli ocurrió para coartar su libertad de expresión como periodista y no llevó otro sentido que intimidarlo para cesar con su crítica. La opinión frívola del director de comunicación social de la CNDH justificando la agresión y responsabilizando al comentarista Martinoli también llevó una amenaza de que El Piojo seguiría agrediéndolo si seguían los comentarios; es decir, la CNDH parece estar de acuerdo con la lógica de la agresión: mejor que no critiquen porque la Comisión justifica al agresor.
El problema radica en el hecho de que la CNDH, desde la presidencia de José Luis Soberanes Fernández, creó un programa especial de protección de periodistas agredidos por sus opiniones. Paradójicamente, el primer encargado de ese programa fue Luis Raúl González Pérez, hoy presidente de la CNDH y jefe del vocero Néstor Martínez.
En sus tareas en años posteriores, el programa de periodistas de la CNDH se adelantó a las agresiones y buscó proteger a los agraviados para evitar los acosos de los poderes reales. En el caso del futbol, Martinoli debió de ser cubierto por la CNDH de manera inmediata porque las agresiones físicas fueron precedidas por amenazas verbales de El Piojo Herrera por las opiniones del comentarista. En lugar de eso, la CNDH fue pasiva como ha sido en su programa de protección de periodistas en este año en el que se han multiplicado las agresiones y amenazas contra trabajadores de la prensa por sus comentarios.
La justificación de El Piojo por parte del vocero de la CNDH aporta una explicación: los periodistas se buscan las agresiones, por lo que debieran callar. En este sentido, el vocero de la CNDH ha proporcionado la lógica de las agresiones contra periodistas: quienes critican al poder y a los poderosos se buscan las reacciones violentas y se tienen que aguantar.
La CNDH fue muy activa en la defensa de los periodistas durante las gestiones de Soberanes y Raúl Plascencia, pero se ha relajado en la corta administración de González Pérez. La razón se localiza en la frivolidad del vocero de la CNDH de que la libertad de expresión parece no ser un derecho ni una garantía tutelada por el Estado sino que las agresiones son consecuencias justificadas del agresor. En este sentido, la CNDH estaría haciendo una aportación teórica a la doctrina de los derechos humanos que forma parte del cuerpo constitucional mexicano: “el que se ríe se lleva”, o lo que es lo mismo el criticado tiene derecho, ahora tutelado por la CNDH, de responder con violencia al periodista o comentarista que ejerce en medios su libertad de expresión; la violencia contra las ideas.
En pocas palabras: amenazar o agredir a un periodista o comentarista por sus opiniones en medios no es una violación del derecho a la libertad de expresión sino un derecho del agraviado a defenderse porque “el que se ríe se lleva”.
Famosas últimas palabras: “Los maestros de la 22 tienen tal presencia que pueden no sólo no respetar el calendario escolar sino construir uno alterno”: Rubén Núñez Ginez, líder de la 22.
Preguntó el de junto: ¿Será cierto el análisis que dice que el intento de quedarse con la 22 por parte de López Obrador es parte de la estrategia del gobierno federal para neutralizar las reacciones del sindicato?
La crisis que viene: Aunque hay certeza en el equipo económico del gobierno, los analistas consideran que en el fondo el problema del peso frente al dólar es sólo una devaluación disfrazada y que sí tendrá efectos en la inflación.
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@carlosramirezh