La Constitución de 1854 y la crisis de México
Café para todos
MÉXICO, DF, 7 de octubre de 2015.- Por su gran influencia en la sociedad, su prestigio nacional e internacional y por ser un microcosmos de la sociedad mexicana, la UNAM es siempre centro de atención de todos los sectores y lugar donde confluyen todos los caminos del país.
No extraña por lo tanto que actualmente los reflectores estén enfocados en lo que sucede en esta institución, porque se avecina el relevo del rector José Narro Robles, quien logró mantener durante 2 períodos la reputación de esta entidad académica. Son al menos 16 los aspirantes -algunos investigadores, ex funcionarios federales y otros más directores de facultades-, quienes competirán por ocupar el lugar el rector dejará vacante el 16 de noviembre próximo.
La Junta de Gobierno -órgano encargado de revisar cada una de las propuestas de los aspirantes-, anunciará el próximo 22 de octubre a quienes, a su juicio, cumplen con los requisitos para ocupar el cargo y comenzará con las entrevistas a partir del 26 de octubre.
De acuerdo a los que conocen de cerca el balance de fuerzas dentro de la UNAM, la terna de los punteros la encabezan Sergio Alcocer, ex subsecretario para América del Norte de la Cancillería; Rosaura Ruiz, directora de la Facultad de Ciencias y Héctor Hernández Bringas, Coordinador de Planeación de la UNAM.
Otros aspirantes que se han anotado son Enrique Graue, director de la Facultad de Medicina -cuya ventaja es que pertenece a uno de los tradicionales semilleros de rectores-; Pedro Laclette, coordinador de la Unidad de Posgrado y Francisco Bolívar, ex coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la oficina de la Presidencia.
Están además Gloria Villegas, directora de la Facultad de Filosofía; Leoba Castañeda, de la Facultad de Derecho; Carlos Arámburo, encargado de la investigación científica; Javier de la Fuente, de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León; la ex directora de la FES Cuautitlán, Suemi Rodríguez y Fernando Magaña, ex director de la Facultad de Ciencias.
El último grupo lo integran Leopoldo Paasch, exdirector de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia; Leonardo Lomelí, director de la Facultad de Economía; Fernando Castañeda, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y Alejandro Díaz de León, docente de la FES Acatlán.
Entre los requisitos para ser designado figuran el de ser mayor de 35 y menor de 70 años, poseer grado superior al de bachiller, tener cuando menos 10 años de servicio docente o de investigación en la Universidad, haberse distinguido en su especialidad y “gozar de estimación general como persona honorable y prudente”.
Entre los aspirantes destaca Rosaura Ruiz Gutiérrez, directora de la Facultad de Ciencias, quien, de ganar, se convertiría en la primera rectora de la UNAM en los 105 años de historia de la institución y los 5 siglos desde que se fundó la Real y Pontificia Universidad de México.
Hizo saber su intención de competir por la rectoría, el 29 de julio pasado, 2 días después de que hiciera lo propio el doctor en ingeniería, Sergio Alcocer, ex subsecretario de Relaciones Exteriores.
Héctor Hernández Bringas, coordinador de Planeación, Presupuesto y Evaluación de la UNAM, fue el primero en hacer del conocimiento de la comunidad universitaria su intención de competir, y este lunes entregó a la Junta de Gobierno su proyecto de trabajo, basado en 6 objetivos: incrementar la calidad académica y la pertinencia social; innovar en el desempeño de las funciones sustantivas; contribuir al incremento de la cobertura; impulsar la colaboración académica y promover la equidad, así como innovar en la gestión, la planeación y evaluación.
En su estrategia destaca un firme compromiso con la defensa del carácter público y autónomo de la UNAM y la de refrendar la vocación social de la casa de estudios en bien de México.
Rosaura Ruiz por su parte ha hecho saber que su proyecto “se fundamenta en una nueva generación de políticas basadas en la innovación del quehacer universitario en todos sus ámbitos y funciones”.
También está preocupada por los miles de jóvenes que quedan fuera de la educación superior cada año y considera que aunque la UNAM hoy hace su mayor esfuerzo, estima que puede crecer, pero sobre todo es necesario que el gobierno cree nuevas instituciones superiores públicas, en lo que el principal ateneo mexicano puede colaborar.
Alcocer -a quien muchos han señalado como “el candidato del presidente Enrique Peña Nieto”-, desmiente ser un candidato impuesto y dice que su único compromiso es con la Universidad Nacional. En sus propuestas se compromete a la “defensa de la autonomía universitaria y luchar por “lograr el respaldo presupuestal del gobierno federal, sin permitir injerencias”.
Sin embargo, el plan de trabajo del doctor Héctor Hiram Hernández Bringas es uno de los más amplios y ambiciosos.
Por ejemplo, proyecta “mantener la estabilidad institucional, así como asegurar la viabilidad financiera” y sus premisas son el respeto a la legislación universitaria, la cercanía con la comunidad, la racionalidad en la administración, el reconocimiento y respeto a la pluralidad y la diversidad, así como la búsqueda de consensos y la prevención de conflictos.
Entre otros temas, propone emprender programas para el emprendedurismo y la incubación de empresas, promover la movilidad nacional e internacional de estudiantes y académicos y establecer planes de carrera y actualización para profesores, especialmente de asignatura, para su desarrollo académico y laboral.
Su idea es mantener el programa de retiro voluntario e incorporación de jóvenes docentes, para inyectar sangre nueva a la academia, que ha envejecido sustancialmente.
UNA CONTIENDA ENTRE ADVERSARIOS DE PRESTIGIO
En reciente conversación con el autor de esta columna, Hernández Bringas menciona que no cree que la contienda sea inequitativa -como lo han afirmado algunos medios-, o que vaya a enfrentarse a “candidatos de Estado”. De manera caballerosa asegura que este no es el caso y que, por el contrario, varios de los candidatos a la rectoría “son adversarios de prestigio y algunos, grandes amigos míos”.
En especial, dice conocer de cerca a Sergio Alcocer, el ex canciller, y recordó que él ha “tenido sus entradas y salidas” de la UNAM para ir a trabajar al gobierno, a las secretarías de Gobernación, de Energía y de Relaciones Exteriores. Es un universitario que merece mis respetos y me consta de que no es un candidato del gobierno, porque también he sido testigo de su gran trayectoria”, afirmó.
El aspirante a dirigir la UNAM -con 20 años en la administración en la principal universidad del país-, considera que en caso de no conquistar el cargo, quien triunfe “tendrá todo mi respaldo” aunque dijo que por el momento no tiene ninguna aspiración de participar en la gestión de quien resulte vencedor.
“Por el momento, en mi ánimo personal, -aunque eso dependerá realmente de las circunstancias-, no está el seguir por seguir en la administración universitaria, sólo por tener una posición”, señala y recuerda que tiene 20 años en estas actividades.
En octubre de 1995, fue designado director del Centro Regional de Investigaciones Disciplinarias y comenta divertido que, “a contrapelo de lo que dice el famoso tango de Gardel, que 20 años no es nada, en realidad, para mí sí son muchos, y he llegado a un punto personal en donde lo que más me gustaría sería servirle a la UNAM desde la máxima posición.
“Y si realmente el triunfador no fuese yo, quien ganase tendría todo mi respaldo como universitario y todo mi respeto en función de que sería el rector o la rectora, pero esto no implica que yo tenga ninguna aspiración con alguno”, advierte.
Sociólogo de profesión y especializado en demografía, se declara apasionado de su actividad y expone que cada que escribe algún trabajo o algún libro, siente la misma inquietud de siempre. Por ello, en todo caso, estima que si no alcanza el triunfo, volvería a su actividad académica “que nunca he dejado. Volver a mi actividad académica de manera más plena es para mí una posibilidad gratificante, pero creo que ya 20 años de servicios en la UNAM en labores de administración, son suficientes”, expone.
Recuerda que al postularse al cargo, realizó primero “un diagnóstico muy extenso y realista de la situación que se vive en la UNAM, y generé un documento muy sustancial, que surgió de la necesidad de escribir con pasión y mucho interés”, pues como investigador, considera que “uno de los propósitos fundamentales, es que estos puedan repercutir en la vida de los mexicanos”.
Sin ayuda de documento alguno, de memoria, cita algunas de sus propuestas de trabajo, entre ellas un plan inmediato para atender la conectividad y la infraestructura digital, la resolución del problema de la saturación de espacios docentes, el fortalecimiento de las ENES de León y Morelia, y expansión del modelo a otros estados.
Planea asimismo proponer el programa “Abrir las puertas de la UNAM” con becas de excelencia a los mil jóvenes más talentosos egresados de las instituciones públicas de todas las entidades federativas.
Asimismo, prevé el fortalecimiento organizacional del Posgrado, de la infraestructura para la investigación y potenciar su impacto y el impuso a la investigación básica, la innovadora y la vinculada con sectores productivos y necesidades sociales.
En su pliego de propuestas figura crear el ranking de Universidades socialmente responsables, el plan estratégico para la internacionalización, la estrategia de transformación estructural en materia de procesos administrativos y el apego al Código de Ética de la UNAM y diseño del Reglamento de Responsabilidades del Funcionario Universitario.
Además de privilegiar la transparencia y la rendición de cuentas, prevé contar con un equipo integrado por 50 por ciento de mujeres promover la equidad de género en el Consejo Universitario, y establecer periodos de exención en procesos de evaluación académicos a mujeres en situación de embarazo y lactancia que así lo deseen.
Una de sus ideas más interesantes, planteadas durante la conversación con este periodista, consiste en “tratar de generar nuevas metodologías para innovar en el aula”.
“El mundo ha cambiado mucho. Las generaciones de jóvenes de hoy, no son iguales a las del pasado. Lo que tenemos que hacer es un proceso de acercamiento entre lo que sabíamos hacer los profesores y lo que hoy demandan los estudiantes. Ese es un enorme desafío”, afirma, y agrega que si no se cambia la dinámica interna, las condiciones en que los profesores desarrollan su trabajo y se empareja el piso a los alumnos para que tengan el mejor desempeño, cualquier reforma no podrá tener los efectos esperados”, considera.
Establece que ello no quiere decir que no cambien los planes, pero estima que “simultáneamente o antes, hay que cambiar la dinámica al interior del aula; la innovación representa una reforma en la célula básica de la enseñanza, que es el aula universitaria, el profesor con sus alumnos”.
Al hablar sobre el diagnóstico que realizó sobre la situación de la UNAM -sus fortalezas y debilidades así como sus propuestas para hacerla más vigorosa-, Hernández Bringas dice que ha podido constatar la grandeza histórica de la institución.
“Después de la crisis de 1999, la UNAM se ha reubicado en el lugar que le corresponde; ha recuperado mucho del prestigio y del lustre que había perdido y ha logrado una estabilidad”, asegura, esfuerzo que atribuye inicialmente al muy buen desempeño del doctor Juan Ramón de la Fuente.
En cuanto al actual rector, José Narro, comenta que “a él le ha correspondido una labor muy importante de expansión de las capacidades de la Universidad”, aunque estima que por supuesto, hay áreas de oportunidad para mejorar. Es ahí donde Hernández Bringas plantea la necesidad de “generar nuevas metodologías para hacer una innovación en el aula” partiendo de la base de que “el mundo ha cambiado mucho”.
Al referirse a una reciente encuesta a estudiantes sobre las razones de la deserción, expone que estas son “diversas, pero muy frecuentemente tienen que ver con las condiciones socioeconómicas del alumno”.
La eficiencia terminal en la UNAM es de un 60 por ciento en promedio, una cifra muy alta, pero al mismo tiempo cree que se trata de “una área de oportunidad, porque ese es un promedio y los promedios lo que esconden son las dispersiones”.
“Cuando hablamos del 60 o 55 por ciento lo que estamos diciendo es que hay carreras donde es muy alta hasta 80 y otras donde es baja; entonces el reto es poder focalizar políticas donde presentamos debilidades”, ejemplifica.
-Muchos aseguran que para hacer que una institución universitaria sea exitosa, se necesitan más recursos, más dinero. ¿Coincide con ello?
“Pese a lo que muchos piensan, no todo es dinero y aunque vamos a registrar un incremento en términos reales del 1 por ciento, este ya está comprometido en salarios, prestaciones y gastos fijos. Lo que tenemos para operación es una fracción mucho más reducida, pero también hay que decir que generamos recursos externos a través de la vinculación”, dice.
En este tema, el aspirante a la rectoría de la UNAM, se muestra orgulloso de que anualmente la institución “genere aproximadamente 4 mil millones de pesos, es decir casi el 10 por ciento de su presupuesto; la Universidad está rankeada -según el Times Herald Education-, en el lugar número 11 en términos de vinculación con la industria. Un dato adicional -comenta-, es que si fuéramos una empresa, por su facturación estaríamos situados entre las primeras 400 de México o sea el esfuerzo que hace la UNAM por procurarse recursos por su propia cuenta, es muy importante”.
“Por eso, uno de los términos que más uso en mi proyecto de trabajo hacia la Rectoría, se llama “Innovar en la UNAM”; buscar soluciones nuevas a problemas viejos y ver las cosas de distinta manera, para generar sinergias y potenciar el trabajo sin que necesariamente se invierta más dinero en eso. Por eso creo que hay que ser muy creativos para redefinir los programas que ya tenemos y repercutir de forma más trascendente en la labor académica, en el aula universitaria; eso no requiere dinero adicional.”, asegura Hernández Bringas.
GRANOS DE CAFÉ
La actual visita del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, reviste una oportunidad especial para que el gobierno de México muestre su “cara amable” y aparezca como un país de instituciones que respeta las garantías individuales y no como una nación autoritaria y renegada, campeona de abusos y tortura.
Para ello hay que considerar el contexto: apenas hace 3 días terminó una misión de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) en la que se emitió un informe preliminar donde se ponía a México como un país donde reina la barbarie y se decía que Iguala era algo así como una metáfora de cómo estaba el país en la materia.
El subsecretario de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, rechazó esta evaluación y ello generó algunas tensiones.
Ahora, con el trato amable que se ha dado al enviado de la ONU, México intenta reconciliarse y arrojar paños fríos a ese momento embarazoso que surgió tras el informe de la CIDH, que apoyó a los expertos del organismo que coayduvan con la investigación de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Al gobierno mexicano no le conviene mostrarse como una nación que se niega a acatar el derecho humanitario internacional. De ahí la relevancia de la visita de Ra’ad Al Huseein… Sus comentarios envíelos al correo [email protected]