Economía en sentido contrario: Banamex
OAXACA, Oax. 9 de noviembre de 2015.- Rafa, que es un niño de 7 años y en la consulta su pregunta fue poco común; me ha preguntado qué pasa con todos los plásticos con los que envasan tantas cosas que consumimos; desde cremas y jugos hasta detergentes para los trastes, pelo y ropa.
¡Ah!, le dije, todo se va al mar. Es tanta la basura, que seguramente es otro país que se ha formado en medio del mar.
¿Y quién va a limpiarlo? –me dijo–, ¿No les molesta a los peces que viven ahí?
Hasta ahora nadie, contesté; al contrario, las personas no escuchan los consejos para no ensuciar más, todos cuando pasa el carro de la basura, con el intenso sonido de su campanita; salen con inmensas bolsas de basura, que apenas se logran sostener en sus brazos; inmensas, con desechos de productos que aparentemente le facilitan la vida a las personas. “eso nos hacen creer.”
Y sí, claro que a los peces les molesta, los mata, los contamina, los hace sufrir terriblemente.
Ellos ya no pueden gozar de un agua clara, y cristalina, con corales y algas. Ellos, los peces ahora viven en un agua llena de excremento, nadan en desperdicios putrefactos de pañales desechables, miles de botellas de agua, de yogurt, de jugos, de bolsas plásticas.
¡Miles, millones de bolsas plásticas!
Sus enormes ojos negros, se abrieron mucho, muchísimo: ¿pero todos los peces se van a morir?
No lo sé, quizá algunos se adapten, pero no los podremos comer. Y miles de especies que no sabemos han perecido, y seguirán muriendo.
Rafa dijo: yo quiero ayudar ¿qué puedo hacer? Uniendo a su pregunta, su respuesta: Nada ¿cierto?.
Claro que puedes hacer muchas cosas Rafa, le dije; siempre hay que creer en el hombre bueno, no perder las esperanzas, para que cuando tú seas grande, y tengas hijos, ellos también tengan la posibilidad de disfrutar de este hermoso mundo.
-Dime ¿qué puedo hacer, dime por favor?
Bueno hay miles de cosas que puedes hacer desde casa, ahí te va una lista pequeña, para que en la medida de tus posibilidades lo hagas y tu familia colabore:
1.- Si mami compra la comida, dile que lleve recipientes para no usar bolsas pláticas. Estos se lavan y se vuelven a usar y nunca van a la basura.
2.- Es necesario tener una botella o termo donde lleves tu agua, de preferencia pura, esa botella la usas para la escuela, para el deporte, para tus paseos. Solo tendrás que lavarla y volverla a usar y nunca va a la basura.
3.- Cuando quieras o puedas hacerle un regalo a papá o a mamá, regálales un termo para que lo lleven a todos lados, y ahí podrán pedir su café o su bebida favorita y no usar vasos desechables tan perjudiciales para la salud, cuando las bebidas son calientes, así el termo se lava y no va a la basura.
4.- Pueden adquirir los productos de detergentes y toda la línea para la limpieza de la casa a granel, en envases destinados para esto de preferencia de metal. Si no se puede, preferir los polvos, ya que estos vienen en bolsas de plástico en lugar de un bote de plástico que serían aproximadamente 8 bolsas plásticas o más. Y tardarían más en desintegrarse.
5.- Cuando cumplas años, o haya una convivencia, diles que usen vasos, tasas y platos de loza, cubiertos de metal; estos se lavan, es cierto, que es quizá fastidioso, pero es solo un momento y nada va a la basura, sobre todo el unicel, sabes que el unicel es tan perjudicial que en otros países está prohibido su uso para estas cuestiones. ¡Tarda varios cientos de años en desintegrarse!
Quinn D. “¿Y por qué no detenéis ese proceso? Me encogí de hombros.
—Sinceramente, no sabemos cómo hacerlo. —Son cautivos de un sistema de civilización que los obliga más o menos a seguir destruyendo el mundo para vivir.
—Sí, eso parece. —Bien. Vosotros sois unos cautivos, y habéis hecho también cautivo al mundo. Ese es el quid de la cuestión, ¿no? Vuestra cautividad y la cautividad del mundo. —Sí, así es. Yo no había enfocado nunca el problema de esa manera. —Y tú mismo estás también cautivo a tu manera, ¿no es cierto?
—¿Sí? ¿Cómo? Ismael sonrió, revelando dos enormes hileras de dientes color marfil. Hasta aquel momento, no se me había ocurrido que pudiera sonreír.
Agregué: —Bueno, tengo la impresión de ser un cautivo, pero no sé explicar por qué tengo esa impresión”.
– Sabes Rafa, le dije, esfuérzate, tienes derecho a un mundo menos contaminado, no dejes de creer nunca en el hombre bueno.
Cualquier sugerencia en cuanto a un tema a desarrollar puedes hacerla a: [email protected] o llamar al número telefónico Tel. 5153041