Refuerza Eduardo Andrés Massanet compromiso con República Dominicana
OAXACA, Oax. 9 de noviembre de 2015.- El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra señaló que no hay que olvidar que del pueblo emana la soberanía, del pueblo emanan los gobernantes y éstos no deben de ser algo diferente al pueblo.
Al participar en el Ciclo de conferencias Democracia y Religión en México, en la Sala Regional Toluca del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, afirmó que la clase política está subordinada al sistema económico capitalista, quien manda en México son los grandes capitales se informa en un comunicado.
“Son poderes fácticos que acaban decidiendo sobre la vida nacional y por supuesto por los destinos de la gente y los recursos del pueblo de México”, comentó el fundador del albergue para migrantes ‘Hermanos en el camino’.
Dijo que el tipo de gobierno en México es realmente autoritario y se corresponde con una población sumisa, inmadura y sometida, al mismo tiempo que la feligresía, ambas, ciudadanía y feligresía que en muchos casos son lo mismo, están muy lejanas de lograr una contraloría social, ya que para esto se necesita información, madurez, y confianza en sí mismos.
Sabe que nunca van a haber democracias perfectas, pero sí democracias más funcionales y más justas, “las instituciones gubernamentales son indispensables, pero deben de ser autónomas”, ya que mientras sigan supeditadas por los partidos políticos, no van a favorecer a la democracia.
El consejero electoral, Benito Nacif manifestó que hay que revisar el modelo de laicidad en México, por un lado el papel de las asociaciones civiles, el cual muchas de ellas tienen orientación religiosa y juegan gran importancia en la defensa de los derechos humanos, como lo es el caso de la Asociación ‘Hermanos en el Camino’, que es el albergue fundado por el Padre Solalinde con una misión religiosa, pero en donde participan laicos para asistir a los migrantes en su peligroso trayecto hacia los Estados Unidos.
En este sentido el modelo de laicidad debe de abrir el espacio plenamente para que esas asociaciones civiles florezcan y prosperen, ya que son imprescindibles en una democracia, afirmó.
Otro aspecto es que en ocasiones la laicidad se utiliza como excusa para silenciar voces críticas, que surgen dentro de movimientos religiosos y que tienen una importancia fundamental en el debate de los asuntos públicos y que en su opinión la autoridad electoral no debería sancionar.