Diferencias entre un estúpido y un idiota
La oferta electoral del PRD
OAXACA, Oax. 10 de enero de 2016.- El Partido de la Revolución Democrática que nació como una alternativa esperanzadora para millones de mexicanos, después de un cuarto de siglo de existencia, esa esperanza se ha ido diluyendo, esencialmente, porque no ha sido capaz de imbuir en sus cuadros de dirección, la ideología revolucionaria acorde a la gran mayoría del pueblo de México: lograr la igualdad social en un contexto de existencia de las libertades esenciales.
Si el Partido Revolucionario Institucional, desde los años ochentas del siglo XX, abandonó la ideología de la Revolución, el PRD la reivindicaría en todos sus aspectos políticos, sociales, económicos y culturales. De aquí que aquellos priístas de ideas revolucionarias pronto ingresan al partido. Por eso el PRD es la continuación del PRI desde una perspectiva de izquierda revolucionaria.
Sin olvidar que al partido ingresan cuadros valiosos de mexicanos que se ubicaban más allá de la izquierda de la Revolución, es decir, los marxistas de diversas expresiones. Así, el PRD se integró con lo más valioso del pensamiento social mexicano. Un buen partido de inicio.
Es evidente que el partido se extravió en el camino, debido fundamentalmente, de sus contradicciones internas, de la falta de consistencia ideológica de sus cuadros, del arribo al partido de aspirantes de poder imbuidos de pragmatismo, comienzan a vivir en la contingencia sin proyectos de futuro, no resisten a los encantos del poder, de su riqueza que trae consigo y sobre todo, de su gloria.
El extravío es tan grave, que sin rubor alguno, por el mero deseo del poder, se unen con el enemigo histórico del pueblo pobre de México: el PAN. Sin embargo, en su seno aún existen cuadros que con la debida dignidad son capaces de autocrítica sobre las actuaciones del partido.
Por esta razón, lo mejor de las propuestas de los perredistas en su Plataforma Electoral para las elecciones del 2016, es su capacidad de autocrítica en relación al gobierno de Oaxaca, constituido por ellos en compañía del PAN, PC y el PT. Si bien el reconocimiento del fracaso de la coalición gubernamental es clara, no deja de tener aires de justificación que no vienen al caso.
Para el PRD, existe una “crisis política y económica, de pobreza y marginación y de un déficit democrático e institucional se recrudece en Oaxaca”(PRD. Plataforma Electoral 2015. P. 6). Este reconocimiento de la realidad oaxaqueña es un gran avance para poder formular, casi desde cero, nuevas decisiones de Estado, de gobierno y de partido, que busquen, precisamente, superar este estado de crisis.
Si bien es cierto que la situación de deterioro de la vida de los oaxaqueños es ancestral, el Partido reconoce que en este gobierno de la alternancia se ha recrudecido. Se ha recrudecido por las siguientes razones, de acuerdo a los perredistas:
a).- Por las insuficiencias de políticas públicas de desarrollo económico y social. Si bien esta apreciación de los motivos de la crisis, muy administrativista para mi gusto, pues las crisis no se resuelven con políticas públicas solamente, implica atribuirle al propio gobierno la responsabilidad del ahondamiento de la crisis oaxaqueña.
b).- Baja construcción de consensos con los sectores sociales y productivos del Estado. Esta causa de la crisis implica reconocer la falta de capacidad y habilidad del gobernador Gabino Cué y de su equipo para incorporar a los diversos sectores sociales y económicos del Estado al proyecto del gobierno. Solo el gobierno no puede generar, ni propiciar las condiciones necesarias para mejorar la vida de la población. Le faltó al gobierno de la alternancia, política, mucha política.
c).- Débil gobernabilidad que no permite atraer inversiones para aprovechar las oportunidades de negocios que presenta la entidad. La crisis oaxaqueña se está entendiendo como una crisis de gobierno. No tuvo, ni tiene capacidad para establecer un orden político y social suficiente para garantizar al capital la seguridad de sus inversiones. A los capitalistas les importa primero la cuestión de la seguridad política de sus negocios, siempre invertirán en aquellos Estados que ofrezcan garantías para ello, habría que recordar que para los hombres del dinero no hay patria.
d).-Una razón de peso para explicar la crisis política, social y económica de Oaxaca, según el PRD, es la corrupción del gobierno de la alianza, vale la pena citar la argumentación del caso.
“Mención especial merece el trato privilegiado y excepcional que por varios sexenios han recibido un selecto grupo de productores y empresarios estatales, quienes recurrentemente han sido beneficiados con programas y acciones gubernamentales, no en razón a su carácter de factores detonantes o estratégicos de la economía local, sino a su relación personal, familiar o política con funcionarios y representantes gubernamentales , sin que tales prerrogativas se traduzcan siquiera en la consolidación de algún sector productivo estatal”(PRD. Plataforma Electoral. p, 6).
No se puede evitar destacar la importancia del párrafo citado, más que la expresión de una realidad, es en lo fundamental, una denuncia de actos de corrupción del manejo de los recursos públicos. Se está denunciando no a un grupo gobernante, sino a una camarilla depredadora de los recursos de los oaxaqueños. Ahora se puede explicar plenamente la necedad para la construcción del Centro de Convenciones en el Cerro del Fortín, que pudo detenerla sólo un extraordinario oaxaqueño: el maestro Francisco Toledo.
El diagnóstico del PRD sobre Oaxaca, desde luego, es incompleta, si la consideramos como suficiente para entender la intención de varios de sus cuadros por desligarse del gobernador Gabino Cué, por esa razón, uno de sus cuadros más prominentes, el senador Benjamín Robles, como estrategia para atraer a amplios sectores de la población votante, ha denunciado los actos de corrupción del gobierno de la alternancia, incluso las ha denunciado penalmente, sin que las autoridades competentes hayan dado una respuesta. Pienso que no le quedaba de otra si quiere ser competitivo en las elecciones. Otros precandidatos del partido han guardado una prudente distancia para emitir algún juicio severo al respecto.
Para resolver la crisis oaxaqueña, el PRD no ofrece una estrategia especial, su propuesta cae en lo cotidiano:
“Nuestra meta es que para el próximo sexenio Oaxaca cuente con un gobierno democrático y de izquierda comprometido con las causas de los indígenas, de los pobres de la ciudad y del campo, de esa mayoría que diariamente reclama más fuentes de trabajo, mejores salarios y mayores oportunidades de educación. El PRD quiere ser gobierno para representar y ser la voz de todos y todas los oaxaqueños y oaxaqueñas que anhelan un estado con progreso, desarrollo económico y paz social (PRD. Plataforma Electoral. p, 6).
Si el partido sigue por el camino de la autocrítica, seguramente tomará las acciones más coherentes para el beneficio popular, seguramente volverá encontrar a aquellos viejos perredistas que soñaron con una nueva patria, lugar de moderación entre la riqueza y la pobreza.