
Almuzara Libros México, presente en la FIL de Palacio de Minería
JUCHITÁN, Oax., 26 de enero de 2016.- Durante un periodo de dos años, dos traductores y hablantes del zapoteco del Istmo de Tehuantepec tradujeron a la lengua materna los 150 capítulos del libro Salmos, considerado el libro más poético de la Santa Biblia, bajo la supervisión del Instituto Lingüístico de Verano (ILV).
Germán Ramírez y Cándido Cabrera Cartas, el primero traductor e intérprete del zapoteco de Juchitán, y el segundo, campesino de La Ventosa, se encargaron de realizar la titánica empresa por dos años hasta la lograr el trabajo en bruto, que pronto será editado.
Pero el trabajo de traducción no quedó allí. Después del proceso de traducción, el proyecto se encuentra en fase de revisión minuciosa por parte de especialistas, como el caso del lingüista Víctor Cata y el poeta bilingüe Nelson Guerra.
Cándido Cabrera lleva 50 años trabajando como informante y traductor del Instituto Lingüístico de Verano, organismo norteamericano que posee en Mitla el acervo más grande de América Latina en Lenguas Indígenas, por lo que está familiarizado con los trabajos editoriales bíblicos en zapoteco.
El campesino explicó que, en la región del Istmo, las comunidades en donde las congregaciones protestantes utilizan la Biblia en zapoteco son Santa María Xadani, Álvaro Obregón y San Blas Atempa, en Juchitán sólo algunas iglesias evangélicas la utilizan para sus predicaciones.
La traducción al zapoteco del libro bíblico, detalló, llevó la inversión de 5 horas al día. En ocasiones un solo capitulo, como el 119, les llevó hasta cinco días, mientras que en ocasiones traducían hasta 4 capítulos al día.
Por su parte, Víctor Cata explicó que el problema más fuerte que se encontró durante la revisión del trabajo final fue el pensamiento de pastoreo de los israelitas que es completamente opuesto al pensamiento agrícola de los zapotecas.
“Fue muy difícil esta parte del pensamiento, porque una traducción no es pasar una palabra a otra lengua, sino entender todo el pensamiento del que estás traduciendo, que evoca otra forma de vida, no se puede sacrificar la poesía de las palabras. Entonces lo que hicimos es proponer, ofrecer posibilidades en la traducción, que nuestra gente lo entienda y lo relacione con su contexto, claro que hubieron palabras que se dejaron tal cual, para que no se fuera a presionar a la lengua”, explicó el especialista en el idioma zapoteco.
Nelson Guerra también explicó que durante este trabajo se lograron incluir arcaísmos como “bazandí’/ flecha”, que ayudará a ser recuperado en el habla cotidiana, pero coincidió con su compañero de trabajo que existen palabras que no se pudieron cambiar, como el caso de Arpa, por citar un ejemplo, o adverbios, comparativos y algunos sustantivos.
Para el autor de “Nacasinu Diidxa/Sólo somos palabras” traducir los libros de la Biblia, el Nuevo o Antiguo Testamento, o cualquier otro libro religioso, aunque su objetivo principal no es la conservación de la lengua sino la evangelización, es un campo más de resistencia.