Coahuila y la paz
Alternativa y no alternancia
OAXACA, Oax. 14 de febrero de 2016.- El poeta griego Arquíloco escribió que: “El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una gran cosa”. El saber del erizo se relaciona a un solo saber fundamental y una sola concepción de la vida social, económica y política. Por medio de esta única visión, que tiene una enorme coherencia, los hombres comprenden, sienten y viven, no hay otro mundo para ellos. Esta única visión es el todo para ellos y tiene un único significado.
Esto viene a cuento porque los precandidatos al gobierno del Estado oaxaqueño, se asemejan al erizo, pues tienen una sola visión de las cosas, por medio de la cual plantean, formulan, ofrecen, a los ciudadanos una oferta electoral, que se circunscribe, en el ámbito de la sociedad y gobierno, del modelo occidental.
La visión del zorro significa una pluralidad de fines, derivados de la riqueza de la sociedad, no vinculados a un solo principio moral, plantea un diálogo de culturas, sus ideas son centrífugas, se expanden y no se concentran. Se capta una gran variedad de historias, experiencias; no asume un principio determinista de las cosas. Cuando siente que es oportuno dar un giro, lo da para sí o para el bien común.
Se necesita del candidato con la visión del zorro para plantear una serie de alternativas para superar los grandes problemas del Estado. Desde luego, no puede congeniar con la visión desarrollista o del progresismo, que ha dominado en las estrategias de los gobernantes de los últimos siglos.
Desde la colonia hasta nuestros días, las tierras oaxaqueñas han sido motivo de explotación y extracción de sus riquezas humanas y materiales por capitales venidos de Europa, Norteamérica y de connacionales, sumiendo a su población, predominantemente indígena a un estado de encomienda permanente. Nuestro pasado, presente y futuro, se nos ha sido determinado desde afuera, se nos ha impuesto un solo modelo, una sola idea, con sus correspondientes dispositivos jurídicos, económicos, sociales y políticos. Se nos ha encerrado en una sola ruta de vida, sin saber que con esta ruta no hay futuro alguno.
Es obvio que en este sistema de competencia de entre mercados, hemos perdido y ellos, los poderosos han ganado. Como lo ha expresado Eduardo Galeano en referencia a América Latina que le acomoda bien a Oaxaca: “Nuestra derrota estuvo siempre implicada en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se convierten en veneno”.(Citado por: Eugene Gogol. El Concepto del Otro en la Liberación Latinoamericana. Edit. Casa Juan Pablos. México, 2006, p. 123).
En este desarrollismo y progresismo, nuestra riqueza es la causa de nuestra pobreza y la prosperidad de los otros acompañados por los poderosos nativos, principalmente por los gobernantes del Estado.
Seguir por este camino significa un suicidio colectivo. Este camino significa que tan solo el 1% de la población será dueña de la riqueza producida por todos, tal como está sucediendo en el mundo. Además, seguir por esta ruta significa la destrucción de nuestro ecosistema, significa, en resumidas cuentas: el fin de la raza humana.
Para empezar, es necesario democratizar, desmercantilizar y descolonizar, en términos de Boaventura de Sousa Santos, “Democratizar la democracia, porque la actual se ha dejado secuestrar por poderes antidemocráticos. Es necesario evidenciar que una decisión tomada “democráticamente no puede quedar anulada el día siguiente por una agencia de calificación o por una bajada en la cotización de las bolsas (como podría suceder dentro de poco tiempo en Francia).
“Desmercantilizar significa mostrar que usamos, producimos e intercambiamos mercaderías, pero no somos mercadería ni aceptamos relacionarnos con los demás y con la naturaleza como si solo fuésemos una mercancía más.
“Antes que empresarios o consumidores somos ciudadanos y, para ello, es necesario suscribir el imperativo de que no todo se compra ni se vende, que hay bienes públicos y bienes comunes como el agua, la salud y la educación.
“Descolonizar significa erradicar de las relaciones sociales la autorización para dominar a los otros bajo el pretexto de que son inferiores: porque son mujeres, porque tienen un color de piel diferente, o porque profesan una religión “extraña”.” (Santos, Boaventura S. ¿Reinventar las izquierdas? En José Luis Coraggio, Jean Louis Laville. “Reinventar la izquierda en el siglo XXI”. Edit. Universidad Nacional de General Sarmiento. B.A. Argentina, 2014, pp. 147, 148).
Las tres acciones que menciona Boaventura tienen sus vínculos con los principios, valores, prácticas de los pueblos indígenas. En las luchas históricas de estos pueblos se fueron construyendo alternativas al modelo desarrollista. En los pueblos primarios de Oaxaca, es evidente que la permanencia y conservación de estos valores y principios les ha permitido resistir durante más de quinientos años a la guerra de exterminio de los poderosos.
Los indígenas de América, México y Oaxaca, han vivido, formulado los contornos y contenidos, han teorizado y estudiado, una forma de vida como alternativa, incluso, para la existencia de la humanidad entera. Esta forma de vida y de vivir, se denomina: Buen Vivir (Xullo Bin Lou).
El Buen Vivir (Xullo Bin Lou) implica, en primera instancia, un pleno respeto a la naturaleza. Vivir de acuerdo a los principios de la naturaleza, significa, no agredirla, no exterminarla, no degradarla, aprovechar de sus frutos con sentido de responsabilidad. La reciprocidad entre el hombre y la naturaleza es un imperativo de acuerdo a los pueblos indígenas. No es extraño que los indígenas se refieran a la tierra como madre, como progenitora. Ningún ser que se considere digno, puede ofender o denigrar a su madre.
El hombre se realiza en la naturaleza como ella es realizada por él, esta es la cuestión. Asimismo, en el Buen Vivir (Xullo Bin Lou), las relaciones humanas, tienen su fundamento en la solidaridad, reciprocidad y en las relaciones democráticas. El Bien de todos no es la suma de los intereses individuales, sino algo más, es una potencia que es capaz de realizar, incluso, el bienestar de cada quién. La sentencia es: vivir el reino de la libertad y superar el reino de la necesidad.
Para Alberto Acosta: “El Buen Vivir constituye un paso cualitativo para disolver el tradicional concepto de progreso en su deriva productivista y del desarrollo en cuanto dirección única, sobre todo, en su visión mecanicista de crecimiento económico, así como sus múltiplos sinónimos. Pero no sólo los disuelve, el Buen Vivir propone una visión diferente, mucha más rica en contenidos y por cierto, más compleja”( Acosta, Alberto. El Buen Vivir como Alternativa al Desarrollo. Reflexiones desde la Periferia de la Periferia. En José Luis Coraggio. Ibid., pp 301-302).
Entonces, la lucha electoral en Oaxaca se dará entre erizos y un zorro. El zorro puede que no gane el poder de arriba pero ganará el poder de abajo.