Diferencias entre un estúpido y un idiota
De la sociedad civil a la sociedad meme
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de febrero de 2016.- Una cosa es que el twitter haya revolucionado el afán de personas para participar en el espacio de las opiniones y otra cosa que no existen las redes sociales formales: la dinámica de la pasión en el ciberespacio es algo así como la socialización desordenada y apasionada de las individualidades.
Los mensajes en twitter no generan opinión publica. Dos casos concretos: en España arrestaron en el aeropuerto al exgobernador coahuilense Humberto Moreira y una parte de la prensa española reveló –al menos así se dijo– que era investigado por lavar dinero de Los Zetas, Días después fue liberado sin fianza y con indicios de que no había cargos concretos más que la trasferencia de euros. Eso sí, en las redes Moreira fue juzgado, aniquilado y sentenciado.
En sectores de opinión había certezas –no datos duros– de irregularidades en la gestión de Moreira; el asunto de la deuda encontró espacios de complicidad en el proceso judicial federal. El caso fue que salió “no-culpable”, que es diferente a inocente. Pero lo grave de todo fue el linchamiento en las redes; una cosa es que haya animosidad en contra de los políticos y otro el de convertir las redes en tribunales.
La sociedad mexicana se ha desarticulado; ha pasado de la sumisión casi absoluta en los años del viejo régimen autoritario priísta sin opciones políticas a la conquista de una libertad sin restricciones políticas aunque también carente de opciones políticas. Pese al desánimo y desasosiego en las redes, en el 2015 el PRI reafirmó su mayoría y vía alianzas logró la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Del otro lado, la oposición suda esfuerzos para construir una opción, para descubrir nuevos liderazgos y para encauzar la ira social. El escenario electoral local del 2016 como aduana para el relevo presidencial en el 2018 ofrece el patético panorama de esfuerzos denodados del PAN y del PRD para armar alianzas que cuando menos ofrezcan competitividad al PRI. Por eso la pregunta: ¿dónde anda la sociedad de la ira en redes a la hora de usar las elecciones como opción de cambio?
La sociedad que protesta en redes no aparece a la hora de las elecciones, ni menos se localiza en la construcción de opciones político-electorales; ahora mismo se ofrece el camino de los candidatos independientes, pero en la realidad esas posibilidades están bastante lejos de ser consideradas una opción real de construcción de alternativas; como en las redes, se trata de la socialización de individualidades. Las ofertas de los independientes han fracasado en la realidad o se disfrazan de bajas en salarios y no en reorganización social y sistémica.
Los líderes sociales de opinión se desgañitan con textos de críticas y se difunden profusamente en redes pero tampoco derivan en nuevas organizaciones de la sociedad. Por eso el PRI se ha permitido imponer como candidatos a gobernador no a propuestas de liderazgo sino a figuras de grupos de poder. El aparato electoral priísta ha regresado para destruir avances democratizadores.
Más que una sociedad organizada en oposición político-electoral para relevar al PRI en el poder con opciones de desarrollo, la sociedad mexicana se agota en la queja y en la burla: el meme ha sustituido al discurso y al programa alternativo. México pasó de la sociedad-ciudadana a la sociedad-meme, de la ciudadanía al lamento tuiteriano.
indicadorpolitico.mx
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@carlosramirezh