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Uso de Razón
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de abril de 2016.- El gobierno fue sensible ante la inquietud por la creciente actitud anti mexicana y anti inmigrante en Estados Unidos y decidió cambiar al embajador en ese país y poner a un nuevo subsecretario para América del Norte.
Los nombramientos de Paulo Carreño y Carlos Manuel Sada, responden a una nueva realidad en la sociedad estadounidense, en la que ha permeado de manera peligrosa el discurso del odio hacia nuestros paisanos que allá viven y a quienes somos sus vecinos.
No se podía mantener una actitud pasiva frente a esa involución y era necesario cambiar de guardia y de estrategia.
Está bien que no interfiramos en los procesos político-electorales de Estados Unidos, pero cuando es un segmento importante de la población estadounidense la que empatiza con las crecientes fobias anti mexicanas, hay que tomar posición y actuar.
Tanto el presidente Peña Nieto como la canciller Ruiz Massieu tuvieron la sensibilidad política para hacer el ajuste a tiempo y lanzar el mensaje de que México va a defender a sus connacionales y que dará la batalla para mejorar su imagen en Estados Unidos.
Fue abrupta la salida de un excelente académico como es Miguel Basáñez de la embajada de México en Washington, sí, pero no había alternativa cuando los vientos de agresión contra los nuestros soplan desde cuando menos dos precandidatos presidenciales en la Unión Americana.
Y la señal no puede ser más clara: como embajador va Carlos Manuel Sada Solana, con amplia experiencia consular en América del Norte, lo que significa una verdadera especialización en la defensa de los migrantes de carne y hueso.
De hecho Carlos Manuel Sada era una de las tres cartas que el ex canciller José Antonio Meade le presentó al presidente Peña para ser embajador en Estados Unidos hace poco más de siete meses, y el mandatario eligió a una cuarta opción que era Basáñez.
Tampoco podíamos quedarnos impávidos ante el deterioro de la imagen de México en Estados Unidos, sin mover nuestras capacidades para hacer ver que somos un gran país, con problemas, pero una nación con gente de primera a la que injustamente se ha satanizado.
Por eso es importante la designación de Paulo Carreño King al frente de la subsecretaría para América del Norte. Hay que dignificar el nombre el nombre de México en la Unión Americana.
Carreño tiene las prendas profesionales para ello: una larga experiencia en temas de imagen y manejo de crisis, y a la vez cuenta con una sólida formación académica con especialidad en derechos humanos (ojo) en la Universidad de Leiden, en Holanda, así como una vasta cultura que contrasta con su juventud.
Hay quienes podrán decir que Carreño carece de experiencia diplomática, pero lo mismo ocurrió con Sergio Alcocer, quien resultó ser un formidable subsecretario para América del Norte al inicio de la presente administración.
Carreño y Sada son dos movimientos acertados y en la dirección correcta: cambiar de guardia para defender a México y a los mexicanos de ambos lados de la frontera, ante la ola de prejuicios que gana terreno en la sociedad de Estados Unidos.