Diferencias entre un estúpido y un idiota
Lecciones de la elección II
OAXACA, Oax., 19 de junio de 2016.- La quinta lección de las elección oaxaqueña consistió en que es imposible separarla de la elección presidencial más inmediata, es decir, en este caso la del 2018.
La elección presidencial define, circunscribe, determina, dinamiza, pacta, compone y procesa a la elección de gobernador y en menor medida a la de los diputados y ayuntamientos.
En cualquier arista que se pretenda analizar la elección, asoma en lo inmediato la elección presidencial. Esto pasó en el 2004 y 2010 respectivamente. Por ejemplo, la pretensión presidencial de Andrés Manuel López Obrador, además de otros factores subjetivos, determinaron la falta de unidad de las llamadas, por sí mismas, izquierda oaxaqueña, que hubiera significado un fácil triunfo de las mismas.
O la definición del candidato del PRI que tuvo que ser un miembro cercano al grupo gobernante del momento en vistas al candidato presidencial de este grupo para el 2018. Así, el joven Murat representa el alfil de este grupo de cara a las elección presidencial. Fortuna para Oaxaca, pues el próximo gobernador tendrá todo el respaldo del gobierno federal, por lo menos dos años.
Asimismo, la movilización de la Sección XXII del sindicato de los maestros, respaldados por el puntero de las encuestas para ser ungido como Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, así como el cuestionamiento de MORENA de la elección, sólo tienen explicación en esta lucha por la silla presidencial.
Se pueden poner más ejemplos de la importancia de la elección presidencial del 2018 para la elección de gobernador en Oaxaca, pero bastan los ejemplos anteriores para demostrar nuestra hipótesis al respecto.
Una sexta lección de esta elección consiste en considerar que el futuro electoral de Oaxaca será una lucha entre el PRI y sus aliados contra MORENA, lo que significa, irremediablemente la decadencia del PRD y del PAN, el fin de las alianzas entre estos partidos, así como la pérdida de la importancia de los demás partidos, incluso serán rémoras tanto del PRI como de MORENA.
El futuro político de Oaxaca se vislumbra una lucha entre una izquierda fundamentalista, arropada por la Sección XII del sindicato de los maestros y demás organizaciones sociales, con serios cuestionamientos de sus calidades democráticas y éticas, contra el PRI y sus partidos aliados como lo son el PVEM, PANAL y el PES, que pueden caer en una dimensión derechista, que tarde que temprano le entregarán al poder político a los grupos que girarán en torno de MORENA, por lo cual no se puede asegurar el bien para el pueblo oaxaqueño.
Alejandro Murat tendrá que hacer una lectura adecuada de la naturaleza de su partido y de sus aliados y proponer la ruta más adecuada para para alcanzar un nivel de felicidad suficiente para que su gobierno sea refrendado para el 2022. El PRI no tiene opciones, se compromete con los oaxaqueños en lo general y con los excluidos en lo particular, o perderá su influencia en las tierras de Juárez.
Una séptima lección de la elección nos indica que las elecciones no pueden estar en manos de improvisados, los profesionales de las campañas políticas llegaron para quedarse en Oaxaca. Los candidatos que triunfaron se sometieron a las directrices de los expertos y de los estudiosos de las campañas políticas, los demás triunfadores se sometieron a la práctica de la compra y coacción de los electores.
A ojos vistas se puede deducir que Alejandro Murat no ganó a partir de una simple campaña, ganó a partir de estrategias que derivaron en acuerdos con impactos electorales, en este sentido cabe situar el papel jugado por Benjamín Robles Montoya, candidato del PT.
En este mismo sentido está la desvinculación mediática del apellido Murat del nombre de Alejandro con el propósito de atraer más votos hacia el candidato, en el supuesto de que el PRI no le era suficiente. Este objetivo es logrado con suficiencia.
La octava lección de esta elección consistió en la reprobación por parte del electorado de los partidos locales, sobre todo, de los improvisados, de aquellos que nacen con el sello de una particularidad alrededor de algún personaje. Los electores apoyan, en su justa medida a aquellos partidos políticos locales institucionalizados y producto de largas luchas sociales, este es el caso de Unidad Popular, que desde el MULT hasta API ha estado presente en las comunidades y ciudades oaxaqueñas.
La concentración de la campaña en cuatro de los siete candidatos, además del mal papel desarrollado por los restantes tres candidatos, nos indica, para el futuro, un sistema de partidos con proceso de extinción de los pequeños. Increíblemente, el PEVEM, MC, PANAL, PES, PSD y PRS no alcanzaron el 3% de la votación requerida para conservar el registro, para el caso del PSD y del PRS, y de la conservación del suministro del financiamiento público estatal, para el caso de los demás partidos mencionados.
La novena lección de esta elección consiste en la transformación de los partidos políticos en empresas electorales cuyo único y exclusivo fin es la conquista del poder político para usufructuarlo a su antojo y provecho de sus dirigentes o directores.
Sé que esta afirmación puede ser muy cuestionable para algunos, sin embargo, el fin de las ideologías nos conduce necesariamente a este pragmatismo por parte de los partidos políticos.
So pena de ser muy extensa la cita, pero vale la pena hacerla, Leonardo Iglesias nos dice: «Al atenuarse el valor de la política para dirimir los problemas, el dinamismo institucional y de los grupos de poder se hace más rígido, tiene menos posibilidades de maniobra. Se genera tensión que deriva en la corrupción, como válvula de escape que permite, por un lado, mantener las cosas sin modificarlas y, por otro, evitar que los problemas lleguen a ser un conflicto serio dentro del sistema político. Por esto, la globalización se asocia a lo que se denomina fracaso ético, expresado en la corrupción , en particular la del sector público, que se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo. La desaparición de las ideologías de la escena política deja al sujeto actuante expuesto al juego de intereses, quedando su acción sin sustento intelectual o histórico. La concepción ideológica de la realidad aparece como el antídoto de la corrupción» (Iglesias, Leonardo. La Cultura Contemporánea y sus Valores. Edit. ANTHROPOS. México, 2007, p, 383).
Los partidos políticos al no tener el sustento intelectual e histórico, al ser empresas electorales, abren el camino al fracaso ético, y a la corrupción en forma irremediable, para desgracia de los oaxaqueños.
Se exige a los partidos una definición ideológica y a su apego, en consecuencia, o no lograremos evitar la corrupción, por más leyes que se promulguen en la materia.