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OAXACA, Oax. 29 de junio de 2016.- El cronista de la ciudad, Rubén Vasconcelos Beltrán, falleció este miércoles y sus exequias serán a partir de las ocho de la noche en la funeraria Núñez Banuet de la Colonia Reforma.
Su partida física dejará un importante legado cultural y varias obras publicadas donde narra la vida de las comunidades y personajes de Oaxaca.
Con una prolífica actividad, Rubén Vasconcelos Beltrán será recordado por su aportación cultural y también por su participación en la vida pública de Oaxaca.
Nacido el 30 de junio de 1939 en la ciudad de Oaxaca, Rubén Vasconcelos estudió en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado, se tituló como licenciado en administración de empresas en la escuela de Comercio y Administración de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca y fue becado por la Organización de Estados Americanos para hacer su posgrado en la Escuela de Administración de Empresas de la Fundación Getulio Vargas de Sao Paulo, Brasil.
De acuerdo con datos del Sistema de Información Cultural (SIC), se desempeñó como director de la Escuela de Artesanías Oaxaqueñas, director del Instituto de Investigaciones Sociales para la Integración del Estado, director de Educación Cultura y Bienestar Social, director General del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, representante Estatal del CONALEP, Diputado Local y Cronista de la Ciudad.
En memoria de Rubén Vasconcelos, citamos uno de sus textos difundidos por el SIC:
SAN JUANITO.
Es admirable ver el número de personas que llegan el 8 de diciembre de cada año de distintas partes del estado y de otros de la República Mexicana al templo católico de San Juan Chapultepec a visitar a la virgen de Juquila.
Esos invaden la explanada central y calles aledañas de dicha comunidad, principalmente el atrio y el templo al que me refiero. El 22 de noviembre se inició el novenario en honor de la virgen, desde muy temprano se veía a muchas personas que llegaban fervorosas a pedir alivio a su dolor, a sus angustias; infinidad de enfermos, hombres, mujeres, niños, de todas las edades y condiciones, auxiliados por sus esposas, esposos, hijos, familiares, y juntos, en oración, renovar sus esperanzas.
La calenda, una de las más significativas de la ciudad, salió a recorrer las calles dos días antes de la fiesta, desde las primeras horas de la noche hasta el amanecer del día siguiente: El día de la fiesta, los coros de niños cantaron las mañanitas para alabar a la virgen y recibir el día con con esa alegría que les es característica; hubo varias misas durante el día, la principal es en la madrugada, a ella asisten varios sacerdotes y diáconos, principalmente los religiosos del Verbo Divino, quienes tienen a su cargo el templo, los cultos, la propagación de la fe católica y muchas otras actividades complementarias todas dirigidas al beneficio de la comunidad principalmente a los jóvenes.
En el atrio, al pie de un frondoso laurel se instala un pequeño altar con la imagen de la virgen, y todo aquel que llega se acerca a ofrecerle una oración, una veladora, para luego pasar al interior del templo en donde de inmediato se ve en el centro del altar un nicho que contiene a la virgen; pequeñita, con su tez morena, y vestido blanco, rodeada de miles de flores; a veces es casi imposible llegar hasta ella pero todos lo saben y con paciencia y la mayor prudencia esperan y van paso a paso entre cientos de personas hasta lograr postrarse al pie del presbiterio, rezar una oración, pedirle fervorosamente lo que se desea y luego salir llenos de alientos renovados.
En las calles que rodean el templo se instalan cientos de puestos en los que se ofrecen a los visitantes una enorme variedad de productos para halagar el paladar: Pan de Tlacolula, de Ocotlán, de Juquila, jamoncillo, corozo, tortillas de huevo y coco; dulces regionales en todas sus presentaciones; tortillas tlayudas con frijol, queso, lechuga, rabanitos, y salsa roja; empanadas de amarillo, verde o de quesillo; molotes, quesadillas, buñuelos, barbacoa de chivo o de borrego, tamales de mole negro, refrescos de todas las marcas; fotografías de la virgen, rosarios, escapularios, y como ya vienen las posadas y la navidad, no faltan las piñatas coloridas con sus filosas puntas, es un deleite tantos aromas, tantos colores, tantas expresiones, tantos rostros, tantas voces.
En la Plaza Principal los juegos mecánicos que son la alegría de los pequeñitos: La rueda de la fortuna, los caballitos, los carros chocones, la barca, el trencito, y la lotería, los globos, los pescados, las canicas, bueno, hay de todo como pasarse unas horas de lo más agradables con los amigos o la familia. Ésta fiesta es el preámbulo a la de Guadalupe, la Soledad, la Navidad y el Año Nuevo, y muchos de estos hombres y mujeres irán después de ésta a las otras hasta que pasen los Santos Reyes.
Algunos de los que visitan San Juanito suben a la cuevita de la virgen, que fue intervenida hace unos días con el fin de facilitar a los peregrinos el acceso.
Ésta se convirtió desde hace años en verdadero santuario el cual recibe a miles de personas que hasta hace unos treinta años subía por un angosto y pedregoso camino que no era obstáculo para todos aquellos que iban en busca de los favores de la virgen, ahora ya se puede llegar por carretera y como consecuencia en algún vehículo automotor.