Yucatán y el país
OAXACA, Oax. 14 de agosto de 2016.- En mi concepción personal, la política es aquella actividad humana que tiene por objeto resolver, menguar, disminuir, controlar, los conflictos que surgen de la asociación humana, para evitar que el hombre se destruya a sí mismo.
Si se quiere decir de otra manera, la política es la principal actividad del hombre para vivir en paz, en estabilidad, en concordia, en tolerancia, por consecuencia, vivir en felicidad o en buen vivir.
La política sirve pues para la paz social. Su principal objeto es el conflicto. Las expresiones más grandes de un conflicto son la guerra, la revolución, la anarquía, el desorden.
Donde se manifiestan estos fenómenos está la incapacidad de la política. Por esa razón, decir que la guerra es la continuación de la política por otros medios, es una verdadera tontería.
Las guerras expresan la derrota de la política. La política se sirve de las leyes, de las técnicas, de los principios, de la ciencia, de la historia, de las tradiciones, de las costumbres, de las máximas, para cumplir con su objeto: resolver los conflictos sociales o por lo menos moderar sus impactos en la sociedad.
Basta mencionar dos principios maquiavelianos, padre de la política, para hacerme comprender: Todo político, el gobernante sobre todo, para triunfar necesita partir de la consideración de que el hombre es malo, egoísta, individualista, traidor, sin valores, sin principios.
Si no parte de esta consideración seguramente el fracaso es o será su destino.
El político debe partir de una consideración moral sobre el hombre. No necesariamente se quiere decir que el hombre sea de esta naturaleza, pero que el político o el gobernante lo deben considerar de esta manera.
Rousseau dijo que el hombre se vuelve malo en la sociedad. El conflicto humano, por tanto, la política nace de algo muy simple: Si todos los seres humanos, en todos los tiempos y en todos los lugares, pudiéramos tener lo que queremos cuando lo queremos, la política no existiría.
La sed de tener solamente se acaba con la muerte. Contra este deseo permanente de los seres humanos debe estar presente la política y el político. Por eso, el político debe ser, un ser extraordinario.
Los deseos humanos, los deseos políticos se expresan en un lenguaje especial, así nacen las ideas y los conceptos políticos, tales como: lucha, igualdad, libertad, reciprocidad, derechos, obligaciones, partido, mayoría.
Todos estos conceptos tienen relación con el conflicto. Luego entonces, la política es algo fundamental, algo muy serio, para dejárselos a personas que no le hacen honor.
El político, al contrario de un médico que puede, por su incompetencia, poner en peligro la vida de usted o la mía, es decir, de algunas personas; el político la sociedad, el futuro de la misma está en sus manos.
Por eso, el político debe estar doblemente preparado, con enorme capacidad analítica, técnica, científica, ética e histórica.
Por eso, no cualquiera debe ser político. Como a los maestros, los políticos deben hacer examen de ingreso, evaluarse constantemente, para servir mejor a la sociedad.
En Oaxaca, los políticos tienen una evaluación reprobatoria por la sociedad y por la opinión pública, por servirse de la política y por su incapacidad para resolver los conflictos sociales. El problema se agudizó con el gobierno de la Alianza.
Son los malos políticos los que han ensuciado la política, este es un hecho verificable y constatable.
El buen gobernante es aquél que es capaz de mantener la paz social y el que incrementa la fuerza del Estado, que no es más que nada la fuerza de la política.
Por eso, se debe de dar cargos de la política sólo a personas virtuosas, a personas capaces. La virtud y la capacidad no pueden provenir de la amistad, de lazos familiares, de los compañeros de partido, de los compañeros del sindicato, del paisano del pueblo, de la iglesia, sólo puede provenir de los estudios y de la intensa preparación en la praxis política.
La exaltación de la virtud y de la capacidad es la raíz de todo buen gobierno. Cuatro siglos antes de Cristo existió un pensador hindú llamado Kautilya que escribió un libro que tituló como Arthashastra, que quiere decir: Ciencia del gobierno.
En este libro, se puede constar que la necesidad de contar con políticos virtuosos y capaces es tan vieja como las propias sociedades.
En este libro se destaca la importancia fundamental de hallar a gobernantes y a funcionarios públicos que posean las cualidades apropiadas y formados para sus tareas.
Destaca que debe aprender varias disciplinas, como la táctica y la estrategia militar, las leyes, la administración y las artes de la diplomacia y de la política, también autodisciplina y ética, con el fin de que perfeccione la autoridad moral necesaria para merecer la lealtad y la obediencia de su pueblo.
Antes de asumir el cargo necesita la ayuda de profesores expertos y sobre todo, cultos.
Si hace cuatro siglos se manifestó la necesidad de la debida preparación de los políticos, es difícil explicar de la permanencia constante de políticos poco virtuosos y preparados.
La curva de aprendizaje cuesta y ha costado mucho dinero de los impuestos de la población. Lo grave es que no existen intenciones de resolver este grave problema.
El segundo aspecto que debe considerar todo político es la adecuación de medios a fines. Si se tienen fines ambiciosos y no se establecen los medios adecuados, la política no podrá resolver los conflictos de manera eficaz.
La idea de que los fines justifican los medios, debe ser como una especie de catecismo para los políticos. El fin es resolver el conflicto, los medios no deben de importar, si son legales y legítimos, mucho mejor. En este sentido, si el político practica la política haciendo referencia sobre lo correcto o lo incorrecto, no sirve como político.
El político debe ser eficaz y punto. Si uno es político, agente de la política, se debe ser eficaz en la solución de los conflictos, en caso contrario, uno no es político o se es un mal político.
Cuando una sociedad está constantemente convulsionada, cuando los ciudadanos, los empresarios, los comerciantes, los trabajadores, los indígenas, los grupos sociales salen a ganar la calle, es que los políticos no están haciendo su trabajo.
El ejemplo es el Estado oaxaqueño y sus políticos. Los políticos, es decir, los agentes de la política, son negociadores por excelencia de los conflictos sociales.
Todo esto viene a colación por los cuestionables resultados de las mesas de negociación en la Secretaría de Gobernación. Para la opinión pública, sobre toda la oaxaqueña, el hecho de otorgar casi todo a la CNTE sin responsabilidad alguna de los graves daños causados.
A mi juicio, los resultados aún no se muestran, como producto de estas negociaciones, si son negativos y el conflicto sigue, se puede concluir que nuestros gobernantes de hoy, son pésimos políticos.
Desde luego, la solución debe traer como consecuencia mejor educación para los mexicanos y en particular, para los oaxaqueños.