J Balvin, Marshmello, Armin van Buuren y Julión, en el FIG de León
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de agosto de 2016.- Nazario Moreno González, fundador de La Familia Michoacana y de Los Caballeros Templarios, era un hombre que nació en la pobreza y que terminó convertido en un señor feudal, gracias a sus actividades criminales como productor y distribuidor de metanfetaminas.
Así lo describe el periodista británico Ioan Grillo en su nuevo libro Caudillos del crimen, de la guerra fría a las narcoguerras, obra editada por Grijalbo de reciente aparición.
El Más Loco, como se autoapodó Moreno, era admirador del personaje de cómic Kalimán, así como de algunos predicadores evangélicos, y tenía entre sus libros de cabecera El arte de la Guerra de Sun Tzu, y con ese revoltijo ideológico se convirtió en el líder de un imperio criminal que mezclaba elementos religiosos con sadismo asesino que azotó Michoacán, continua el autor en su reciente obra.
El rasgo religioso de Nazario es algo muy presente en Tierra Caliente, de donde era originario, y además lo supo aprovechar, tanto que cuando el gobierno federal de Felipe Calderón lo dio por muerto en 2010, sus seguidores aseguraban que sus apariciones eran debidas a su santidad, explica Grillo en entrevista con Quadratín.
“Tenía como visiones, rituales y discursos religiosos, fue en este ambiente como se forma, es muy surreal la Tierra Caliente en la que hay un personaje que se basa e inspira en Kalimán, es esta mezcla entre ficción y fantasía, es esta línea como la que vemos en las narconovelas de El señor de los cielos o La reina del sur”, dice.
Pero además de sus delirantes creencias, en materia terrenal la organización delincuencial dedicada al tráfico de drogas exploró otras actividades como la extorsión de alcaldes. Su ambición desmedida lo llevó a incursionar en el mercado de los aguacates y los limones, y sus prácticas abusivas causaron el alza desaforada de ambos productos incluso a nivel internacional; todo lo anterior llevó al hartazgo a algunos sectores de la sociedad y al surgimiento de las autodefensas en el estado.
Sobre cómo logró penetrar en los secretos de la organización que aterrorizó a Michoacán, Grillo comparte que fue precisamente durante la aparición de las autodefensas, a finales de 2013.
“En el caso michoacano llevó 10 años de cubrir y para el trabajo de Nazario aproveché la euforia ocurrida durante la aparición de los autodefensas”, recuerda.
Fue entonces cuando el movimiento armado acabó con el imperio de los Caballeros Templarios, el Chayo fue abatido, se comprobó su muerte –y todo indica que no fue la Marina quien lo abatió, sino alguien de su propia gente, añade el británico- y su mano derecha, Servando Gómez, fue atrapado y encarcelado.
-Cuando muere el Chayo pareciera que Michoacán está tranquilo, pero lo que pasó en Tanhuato en mayo de 2015 con la ejecución sumaria de 22 personas a manos de la Policía Federal, documentado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, enfrentamientos entre algunos líderes de autodefensas y después el asesinato de 10 personas ordenado por el alcalde de Álvaro Obregón, Juan Carlos Arreygue, indica otra cosa, ¿cuál es su opinión?
-Viendo el momento de las autodefensas veo la mezcla de algunas personas que trabajaron por buenas razones defendiendo a sus familias por el fracaso del Estado en hacerlo, y la mezcla con algunos delincuentes. No lo veo todo organizado por el gobierno de Enrique Peña Nieto, de hecho su administración no sabía cómo responder, primero va atacando, luego ignorando, después aliándose y posteriormente otra vez atacándolas y dandoles licencias.
“Lo malo de las autodefensas ya pasó, sí rompieron mucho la marca de los Caballeros Templarios y tumbaron figuras de los grandes líderes, pero otros muchos miembros de los delincuentes siguen en células de Templarios o se pasaron a otros grupos y siguen en los negocios de metanfetaminas y buscan condiciones iguales y los problemas profundos siguen, y va a seguir el crimen organizado.
Grupos hacen cabildeo violento
El también autor de El Narco describe al Chayo como un caudillo del crimen, describe a la estructura de la organización criminal que creó, su colusión con las autoridades, cómo permeó en algunos sectores de la sociedad, y también su brutalidad y excesos.
No es la única organización criminal de América Latina que retrata el reportero especializado en el tema. En el texto escrito de manera puntual y ágil habla de El comando Rojo, en Brasil, la Shower Posse en Jamaica y la temible Mara Salvatrucha en El Salvador.
Una de las similitudes es el uso de parte de los grupos delincuenciales del llamado “cabildeo violento” que es una forma de presionar a los gobiernos para que los dejen actuar. Grillo señala que de entrada todas las organizaciones mencionadas en su libro tienen operaciones que recuerdan a la guerrilla, pero a diferencia de estas no buscan tumbar al Estado, pero sí respingan cuando este se mete en sus terrenos.
“A estos grupos el Estado a veces los deja trabajar, pueden tener relaciones políticas, pero si el Estado se mete con sus intereses se pelean, no buscan tumbarlo, es entonces cuando entra el cabildeo violento.
Vamos a poner el ejemplo de Jalisco, empieza el Estado a presionar y a buscar al Mencho y ¿qué hace el grupo? Narcobloqueos, tumba un helicóptero. El narcobloqueo es ‘no te metas aquí, déjanos trabajar’”, expone.
El entrevistado se refiere al fallido operativo ocurrido en mayo de 2015 para atrapar al líder del Cartel Jalisco Nueva Generación en Jalisco, Nemesio Oseguera, que tuvo como reacción 39 narcobloqueos en distintos municipios del estado y de otras entidades, y un helicóptero derribado. Posteriormente, en otro operativo en agosto del mismo año que también tuvo narcobloqueos por fin cayó el Mencho.
Otro elemento en común de las organizaciones es el control del territorio, que empieza desde sus halcones, instalados a las afueras de sus dominios y que reportan la presencia de extraños. “En Brasil que es más abierta están con su radio alerta, a pleno sol y llaman –Grillo actúa cómo le hacen, se estira y con un teléfono imaginario, llama, como si reportara-. Cuando entras en México, en Guadalupe Monterrey lo hice con la policía y mientras pasamos escuchamos a los halcones reportar ‘van tres blancos’. Escuchas su voz hablando en voz alta. En Jamaica es muy marcado, es como una fortaleza que cuenta con una entrada y una salida, entras y controlan el territorio y tienen chavos diciendo quién va entrando”.
Otro aspecto similar es que su control no implica que nadie no pueda pasar, como ocurre por ejemplo con el Estado Islámico, pero sí se hacen cargo de aspectos como el control de las alcaldías, los políticos locales y las estructuras de seguridad paralelas, en tanto que dejan a las autoridades temas más ‘gachos’ como los servicios de basura o el pago a los maestros, añade el autor.
Cada organización tiene sus sicarios, en México así les llaman, en Brasil soldados y en Jamaica sotas. Asimismo, no sólo se dedican al narcotráfico, sino que se dedican a otras actividades ilícitas como el robo de hidrocarburos, la trata de personas o la piratería.
Entre las diferencias de la forma en que operan las organizaciones Grillo encuentra que en las favelas no se ejerce tanto la violencia contra la población civil e incluso hacen fiestas que la gente disfruta, y tampoco se les extorsiona, ya que son muy pobres en dichas comunidades.
En cambio La Mara ejerce un terror fuerte en su comunidad e incluso tiene ideas diabólicas. En México variaba la situación, por ejemplo en Apatzingán, Michoacán los Templarios eran menos malos con la gente de lo que lo podían serlo con los de Zamora o Tepalcatepec.
Sobre cómo fue hacer el reportaje afirmó que todos los lugares visitados tenían sus dificultades, pero en Brasil era más fácil llegar a los líderes e incluso entrevistó al fundador de un grupo; en El Salvador y Jamaica también le resultó más fácil. “En Jamaica está la ventaja de que ahí todos están pachecos”, concluyó.
Fuente: Quadratín México