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CIUDAD DE MÉXICO, 2 de octubre de 2016.- El músico británico Roger Waters mostró su solidaridad con los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, y le pidió al Presidente (Enrique Peña Nieto, de quien no mencionó su nombre) que escuche a su gente, y encontrar a los normalistas porque no saber de ellos es el “mayor de los castigos”, para los papás de los jóvenes, leyó en español.
Además, en el escenario del Zócalo y a un costado de Palacio Nacional, le dijo al presidente que sus políticas habían fallado y que debía pensar en todos, no solo en sus amigos. Mientras cantó Another Brick on The Wall, apareció en pantalla, por menos de 10 segundos, el #RenunciaYa, pero esa fugacidad bastó para que parte de los asistentes gritaran “Fuera Peña, Fuera Peña”.
Waters mostró ser un personaje comprometido socialmente, en imágenes mostró la crueldad de la guerra y criticó los totalitarismos y fanatismos con los rostros de Stalin, Osama Bin Laden e incluso George W. Bush.
El concierto también fue una exhibición de recursos tecnológicos, con unas luces láser como las de la portada del disco Dark Side of The Moon, o un gigantesco cerdo que terminó desinflado al pasar por encima de los asistentes. Pero lo que más recordarán quienes atestaron la plancha del Zócalo son las interpretaciones de clásicos como Mother, Breathe, Time o Money, inmortalizados por Pink Floyd, de la que Waters fue integrante.
Además de escuchar canciones que forman parte del inconsciente colectivo de todo buen rockero, escucharon una calidad interpretativa y musical pocas veces atestiguado en el Zócalo. Waters en la agenda Apenas se anunció oficialmente el 20 de septiembre que el legendario Roger Waters daría un concierto en la plancha del Zócalo, el tema se convirtió en trending topic en las redes sociales, la nueva pasarela mediática de los chismes políticos o del espectáculo, y oráculo de las masas adictas al celular.
Incluso en Facebook alguien dio a conocer que en la red había una petición de firmas para pedirle a Waters no presentarse como protesta por la situación de corrupción y violencia que atraviesa el país, pero otros decían que no era necesario porque el músico tenía lista una sorpresa e iba a protestar “desde adentro del sistema”.
A su llegada a México Waters parece un cuate de lo más alivianado, que salió algunas veces de su hotel para saludar a los fans y para estampar su firma en algunos ejemplares de los álbumes clásicos del rock en los que ha participado, principalmente en su brillante carrera en Pink Floyd. Pero también es un hombre preocupado por cuestionar a los sistemas autoritarios, opresivos, dictatoriales.
Inglés crecido bajo el miedo de una eventual guerra atómica en plena Guerra Fría, se ha distinguido por su discurso pacifista, debido a que su padre murió en la Segunda guerra mundial, la conflagración que dejó más muertos en el siglo XX.
El músico criticó la existencia del Muro de Berlín que dividía a las familias alemanas, y pocos meses después de que cayó dicha construcción ignominiosa, realizó un concierto sobre sus ruinas, para celebrar que había dejado de existir esa división pactada por las grandes superpotencias.
En 2012 visitó México y se reunió con representantes del Movimiento por la Paz y la Dignidad, quienes le entregaron una carta, donde denunciaban las 60 mil muertes y las entonces 10 mil desapariciones –ahora suman 28 mil- ocasionadas por la guerra contra el narcotráfico, y el movimiento fundado por el poeta Javier Sicilia le mostró que las cifras tienen rostro.
“Le entregamos este ladrillo blanco como símbolo de la construcción de la paz para derribar los muros de la violencia, lleve el mensaje de esperanza a todas las víctimas de México”, concluía la misiva. Waters incluyó entonces en su espectáculo The Wall Live Tour, ofrecido en el Foro Sol, la frase “Estamos hasta la madre” usada por el movimiento.
Cuatro años después, el bajista de Pink Floyd cimbró a las buenas conciencias de la opinión pública mexicana, al usar otra frase creada por ciudadanos que marcharon el 15 de septiembre: #RenunciaYa, dirigida al presidente Enrique Peña Nieto. Peor le fue a Donald Trump, promotor de hacer un muro entre México y Estados Unidos, y que además sea financiado por los mexicanos.
“Trump, eres un pendejo”, se leyó en el show. Ahí sí, nadie desmintió al músico ni defendió al candidato republicano a la presidencia. Incluso un grupo llamado Sociedad Civil en desacuerdo con las actuales y generacionales políticas gubernamentales, en el marco de la #AcampadaRogerWaters, convocó el mismo sábado 1 de octubre al Hemiciclo a Juárez para evaluar la posibilidad de hacer un plantón para recuperar el Zócalo “en manos de (Miguel Ángel) Mancera, que encabeza el gobierno que llevo al músico al Zócalo.
Ese es el Waters activista y que genera activismo. La idolatría de los fans Desde las 9 de la mañana del 30 de septiembre comenzaron a llegar. Eran admiradores del músico británico. Hombres, mujeres, jóvenes y algunos ya con canas, que comenzaron a formarse en la esquina de 20 de noviembre, esquina Palacio de Ayuntamiento, frente al enorme escenario donde tocaría Waters.
A eso de las 6 de la tarde la fila ya llegaba hasta la esquina de Venustiano Carranza. Un grupo llevó un largo hule cristal no para forrar libros, sino para protegerse ellos de la lluvia y en la medida de lo posible del otoño que llegó sin miramientos a la capital mexicana.
Algunos curiosos preguntaban para qué era la fila y cuando les respondían que para ver al creador de Mother, había respuestas diversas: desde los que se limitaban a decir “aaaah” luego de saciar su curiosidad, hasta los que de pronto parecían ansiosos por formarse, así fuera desde un día antes. Otros recordaban experiencias pasadas, como el concierto que otro bajista, otro también grande del rock, Paul McCartney dio en el Zócalo.
El que encabezaba la fila dijo que en el caso de quien fuera mancuerna de John Lennon en The Beatles, había más “banda”. Un joven se acercó y le preguntó sobre su estrategia para ganar el mejor sitio apenas dieran acceso, pues su intención era “verle las bolas al cabrón (en referencia a Waters). “A correr, y cuando veas un buen lugar, avientas tu mochila”, le respondió el otro joven de cabello largo y playera de portada de The Wall.
Uno más le consultó sobre qué hacer si no quería formarse toda la noche. “Pues llega mañana muy temprano, porque se llena”. En segundo lugar estaba una chiapaneca que viajó 15 horas desde Tapachula, y dijo que no podía pagar un boleto de 4 mil pesos en el Foro Sol, pero sí formarse toda la noche para ver a Waters.
Sobre cómo le harían para ir al baño, pusieron cara de sorpresa y dijeron lo obvio: “¿En un público?” Alguien tuvo que salir a decirles que sobre la calle de Brasil hay varios limpios los cuales por 5 pesos permiten el alivio corporal.
Los admiradores llenaron el Zócalo, algunos de ellos protagonizaron un portazo a la altura de Madero, otros casi se deshidrataron, pero al final todos parecieron salir contentos de ver a la leyenda Roger Waters.
Fuente: Quadratín México