Llora, el país amado…
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de marzo de 2017.- El Colegio Nacional de Economistas, hoy transformado en Federación de Colegios, tuvo siempre como premisa hacer reflexiones críticas sobre el modelo de desarrollo, buscar espacios plurales sobre el país que queremos, como en el Congreso de Puebla en 2002, y siempre, desde la presidencia de Jorge Tamayo a principios de los setenta, pasando por Labra, Aguilera, Arroyo, Guerra, entre otros, ha estado presente en la discusión y análisis de los grandes problemas nacionales.
Hoy muchos quisieran recuperar y fortalecer el espacio no usado.
La mejor forma de calificar cualquier modelo o proyecto de desarrollo son sus resultados, si no son los esperados hay que mejorarlo y fortalecerlo.
El de los economistas es un gremio sensible al combate a la pobreza y a la defensa de la soberanía nacional, a partir de que la economía es un asunto de interés general.
Urgía retomar la discusión de los grandes problemas nacionales en los espacios colegiados.
Por eso me parece afortunado el evento que el Colegio de economistas de la Ciudad de México, encabezado por Horacio Sánchez hizo la semana pasada sobre el Modelo de desarrollo, además de que los participantes en el mismo fueron economistas vinculados a las mejores propuestas del Colegio nacional de Economistas, de compromiso con las clases populares y las generaciones futuras.
A un Modelo; si es que existe, en esto no hay recetas porque cada realidad es diferente, se juzga por sus resultados, en temas como el crecimiento económico, redistribución del ingreso, reducción de la pobreza y la desigualdad, desarrollo regional, inversión productiva, política de industrialización exitosa, estructura tributaria competitiva, federalismo o descentralización, etcétera.
Propuestas para el fortalecimiento municipal, al papel de los congresos locales, estabilidad con desarrollo social, en suma lo que tenemos que hacer para fortalecer el mercado interno.
Las crisis son una oportunidad preciosa para que este gremio este presente en la discusión de los grandes problemas nacionales, con propuestas serias y viables, es necesario que los economistas comprometidos con el País tengan espacio para expresar sus ideas y sus propuestas, por ello la importancia de la convocatoria del Colegio de economistas de la capital del país.
Algunas de las mejores épocas del Colegio han sido cuando los economistas de la UNAM, del IPN y de las universidades estatales – incluso de los gobiernos locales- han tenido una presencia gremial más intensa, sin excluir por supuesto a los egresados de las universidades privadas, que han puesto su parte.
No es casual que así este conformado el Colegio de la CDMX, que su Presidente haya sido Director de la Escuela Superior de Economia del IPN, y que participen economistas de la ENEP Aragón y de la UNAM en su Consejo. Que hayan logrado que estuvieran en su evento, personajes como el maestro David Ibarra, David Marquez Ayala, Aníbal Gutiérrez, Salomón Chertorivsky, Óscar Guerra, Ricardo Carrillo Arronte – mi asesor de tesis-, Eliezer Morales, Helios Padilla Zazueta -hijo del maestro Padilla Aragón-.
María de los Ángeles Moreno y por supuesto Horacio Sánchez entre otros. Coincide con lo que este domingo me preguntaban en Oaxaca mis amigos de los colegios de arquitectos sobre que extrañan las opiniones más frecuentes de nuestro colegio.
Relevante era la presencia en los medios de por ejemplo con Armando Labra y Manuel Aguilera, así como los economistas periodistas.
En mi caso cuando fui Presidente del mismo, en los años 2000- 2002, teníamos por lo menos una conferencia de prensa cada 15 días, tuvimos en nuestro Congreso lo mismo gobernadores, presidentes municipales, diputados de los diferentes partidos, líderes sindicales, el Rector de la UNAM, los ex presidentes -la mayoría egresados de la UNAM, o escuelas públicas- y fue la última gestión que contó en sus eventos con la presencia de dos presidentes de la República.
Además de secretarios de estado del gremio como el entonces secretario de Hacienda.
Se deben de fortalecer los colegios en los estados, no pueden haber dos. Es el momento de que las Escuelas y Facultades de Economía retomen un papel protagónico y fluyan las ideas y las propuestas para un nuevo modelo de desarrollo incluyente, redistributivo, democrático y federalista.