Economía en sentido contrario: Banamex
OAXACA, Oax. 3 de abril de 2017.- Ya en el segundo trimestre de 2017, aún antes de que se presente y dictamine la cuenta pública del año pasado, vale la pena hacer un recuento acerca de cómo estuvieron los ingresos de los estados, lo que nos ratifica la dependencia de las transferencias federales, condicionadas, como las aportaciones, subsidios y convenios, y las no condicionadas, esto es las participaciones o recursos de libre disponibilidad, considerados ingresos propios como contraparte de su adhesión al sistema nacional de coordinación fiscal desde 1980, que los condiciono a dejar en suspenso facultades impositivas a que tienen derecho, en un sistema en los dichos federalista, aunque en los hechos es fuertemente centralista.
Claro, está subordinación a los ingresos transferidos por el fisco federal, los ha hecho poco interesados en armar aparatos recaudatorios eficientes, en invertir pocos recursos en fortalecer sus sistemas de recaudación o modernizarlos, aunque hay recursos para ello, como son los del Fortamun -para el fortalecimiento de los estados y la Ciudad de México – porque no se dan cuenta que el gasto en recaudación y auditoría, es un gasto de inversión, que regresa con grandes ganancias en dinero y en resultados positivos para la sociedad, para inversión, pero también en cultura contributiva.
Así tenemos que en 2016 en información preliminar, preparada por INDETEC, con base a leyes de ingresos de las entidades federativas, los ingresos estatales ascendieron a aproximadamente 1 738 639 millones de pesos, de los cuales 84 por ciento son transferencias provenientes del Gobierno Federal, 36 por ciento participaciones, 35.5 por ciento, aportaciones del Ramo 33 condicionadas, destacadamente del FONE y el FASSA, así como 12 por ciento por subsidios y Convenios de descentralización y reasignación de gasto federal.
Los ingresos estatales provenientes de sector paraestatal, organismos descentralizados y desconcentrados, representan solo el 2.5 por ciento.
Desglosando la estructura de los ingresos propios de los estados, el 5.6 por ciento son impuestos, el 3.5 por ciento derechos, el 0.4 por ciento productos, como los financieros, y el 1.3 aprovechamientos, esto es ingresos extraordinarios.
Los ingresos per cápita, son de 14 349 pesos, con fuertes diferencias ya que él per cápita de ingresos propios estatales es de apenas 1554.8 mil pesos y el derivado del esfuerzo federal asciende a 12 033. 6 pesos por habitante.
Como porcentaje del PIB, según cálculos de Xóchitl Livier de la O, es de 9.05 en 2016, quedándose los ingresos propios en 0.98 por ciento, siendo ese el peso exacto de los ingresos estatales.
Las transferencias equivalen a 7.59 por ciento del PIB.
Ahora bien no nos equivoquemos, estamos ante promedios, lo que significa que no todos los estados tienen esa estructura, ya que el esfuerzo recaudatorio no es el mismo, ni el valor de la base tributaria tampoco y mucho menos el interés tributario de las administraciones fiscales estatales y de sus gobernadores.
Es mejor dicen algunos, pedir, pedir, pedir.
Ya he comentado en otros momentos, casos atípicos, siendo el más relevante el del Gobierno de la CDMX, que dependiendo de lo que se excluya o incluya, recauda del 40 al 50 por ciento de sus ingresos propios, lo que lo hace menos vulnerable a la recaudación federal, disfruta menos que otros de los subsidios federales, por ejemplo es la entidad que no recibe FONE, pero también será el que menos será fiscalizada por la ASF.
Será la propia entidad de fiscalización local la que los revise, como debe ser.
Esto es resultado de sus recursos propios, y a que desde hace años se ha empeñado y logrado tener un sistema recaudatorio eficiente.