Revisitar al pasado
OAXACA, Oax., 23 de abril de 2017.- Aún hoy se usa en el lenguaje jurídico la expresión “en tiempo y forma” para decir que se observaron las reglas y se cumplió con los requisitos y procedimientos respectivos.
También se usa en la práctica política la expresión “hay que saber manejar los tiempos” para referirse a los momentos y circunstancias de la acción o la omisión.
El legendario político e intelectual, Jesús Reyes Heroles, autor de la reforma del año 1977 que dio inicio a la pluralidad en el sistema electoral y de representación, solía recordar que en política “la forma es fondo”.
Sostengo que si bien tiempo y forma siguen siendo cruciales, “el fondo” es el motivo y la materia más importante del cambio que estamos experimentando en México y en Oaxaca en estos años. Si no se interpretan sus alcances y se modifican los métodos, entonces nos mantendremos estancados.
Se maneja tiempo y forma cuando se releva a un alto funcionario del gabinete que yerra en su operación, caso Alejandro Avilés en la Secretaría General de Gobierno, Segego, pero el fondo permanece intocado si no se aplica la misma regla a todo aquel que incurra o haya incurrido en conducta u omisión similar, (la renuncia de la titular del INJEO indica que así será).
La forma no será fondo si no se modifican las estructuras organizativas de la administración pública que facilitan la disfunción, según lo advierten ya agudos analistas oaxaqueños. Así pues, más allá de un cambio de personas, es obligado rediseñar la Segego.
Se trabaja en tiempo y forma cuando se reacciona rápido y bien coordinado ante la tragedia en Teotitlán pero no se toca el fondo si no se reajustan, prevén y comunican instrumentos y medidas, al máximo posible, para alertar y remediar casos futuros similares.
Se aplica la misma fórmula cuando se va tomando posesión real del gobierno al sustituir titulares de poderes y dependencias clave, ya en justicia o quizás, próximamente, en procuración, más el aparato en conjunto sigue sin producir resultados significativos, si bien corre en su descargo el peso de la herencia desastrosa que recibió del gobierno anterior y el corto plazo hasta ahora transcurrido para reordenar.
Se pueden atender los conflictos del transporte, los sindicatos y la universidad hasta cierto punto, abrir lecherías y conseguir apoyos para programas sociales, sin duda, pero si no se reordenan para prever y modificar escenarios futuros entonces solo se administran y no se gobierna.
Gobernar es prever e inventar el futuro. Más aún: gobierno es relación institucional entre estado y sociedad, y no es sólo función del Poder Ejecutivo. Es cooperación organizada entre poderes y funciones para resolver problemas coyunturales y estructurales.
Así, por ejemplo, no coopera que el Congreso, aunque haya aprobado reformas en materia de violencia política en contra de las mujeres o el tema de los administradores municipales, deja déficits al cerrar su período ordinario y no aprobar otras iniciativas, tales como el fuero, marchas o anticorrupción.
No coopera que el Tribunal Superior de Justicia no aclare el estado que guardan causas penales motivadas en casos dramáticos como el de Dafne y otros feminicidios, que afectan y deprimen las percepciones ciudadanas.
Tampoco ayuda que no se avance, con el mayo-junio magisterial cada vez más cerca, en el tema Nochixtlán salvo que se piense canjearlo, “en tiempo y forma” para sortear la coyuntura, por la cabeza del titular del IEEPO.
Ayuda, en alguna medida, el hecho de que la administración municipal capitalina, a cargo de José Antonio Hernández Fraguas, con motivo de los 485 años de la bella Antequera despliegue “en tiempo y forma” un importante programa turístico-cultural de alcance internacional.
Pero, a la vez, no apoya que el fondo de la informalidad, el ambulantaje y la inseguridad parezca intocado sino solo administrado.
Desde otro mirador, de nada sirve la forma en que se firman convenios y se brinda capacitación en los más variados temas si no se ejecutan sus contenidos y evalúan resultados e impactos. Vale lo mismo para el caso de la transparencia, la fiscalización o la protección civil.
No es únicamente una característica que se predique del gobierno.
Empresas, medios, organizaciones civiles, universidades e iglesias están vinculadas por la Constitución a la tarea de proteger, promover y garantizar los derechos de las personas en el fondo, de manera progresiva, y no solo en la forma. Esto aplica, por ejemplo, a los dueños del transporte capitalino y sus choferes indispensables, que al parecer han hallado solución a su conflicto.
Este y otros temas, serán debatidos en el 2o seminario Oaxaca 2017 de Derecho Constitucional, este lunes 24 y martes 25 de abril en la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sede Oaxaca (J.P. García número 100), a partir de las 9 de la mañana.
Celebraremos y criticaremos las fortalezas y debilidades constitucionales que nos unen y nos confrontan.
El Derecho y el Estado sólo se justifican en el bienestar de la sociedad pero esta es corresponsable de que ello ocurra. Sin ese fondo, la forma de la gobernabilidad y el tiempo de la democracia pierden sentido.