Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de mayo de 2017.- Cuando López Obrador monta en cólera no sólo insulta a periodistas que le han abierto los micrófonos y a quienes no piensan como él, sino que también amenaza a directivos de grandes empresas.
Para quienes lo dudan, recordamos esta carta del entonces Presidente del Consejo Nacional de Morena dirigida al Exxon Chair-CEO, H. Rex W. Tillerson.
Hoy Tillerson es el secretario de Estado de la Unión Americana y López Obrador el candidato puntero en la mayoría de las encuestas para ganar la Presidencia de México.
La carta fue enviada (5 de noviembre de 2013) a unos días de aprobarse la reforma energética en el Congreso (11-12 de diciembre), y es una amenaza en caso de que Exxon invierta en México.
Dice textualmente:
“El petróleo de México, señor Tillerson, no es de Enrique Peña Nieto, ni del gobierno ni siquiera del Estado, por justicia y derecho es del pueblo y de la nación.
“De modo que lo exhortamos a medir las consecuencias de establecer relaciones de negocios con un gobierno que pretende transgredir los principios básicos y el espíritu de nuestra ley fundamental.
“Como usted sabe, en la mayoría de los países del mundo, no se modifican los preceptos originados por procesos históricos que tienen que ver con la libertad, la justicia, la democracia y la independencia de las acciones. Además, en el caso del gobierno de México, desgraciadamente, impera la corrupción política y, mediante procedimientos inmorales, el titular del Poder Ejecutivo controla a la mayoría de los diputados y senadores, y ejerce dominio sobre el Congreso.
“En consecuencia, la reforma constitucional que también incluye modificar el artículo 28 para privatizar el sector energético en su totalidad, no cuenta con la legitimidad ni con el consenso de los mexicanos. Por eso alertamos a tiempo a usted y a los accionistas de su empresa, que el firmar contratos de utilidad compartida o invertir en la refinación, la petroquímica, el gas y la industria eléctrica, sería como comprar mercancía sin factura, algo chueco, propio de la piratería. Asimismo hacemos de su conocimiento que la mayoría de la población vería a su empresa como cómplice de un atentado contra el interés nacional.
“Nuestro movimiento, señor Tillerson, no se opone a sus negocios ni a las inversiones privadas, siempre y cuando se respete el derecho soberano del pueblo y de la nación. Como usted comprenderá, no vamos a quedarnos cruzados de brazos ni a permitir que se nos regrese al pasado para cancelar el futuro de nuestros hijos y de nuestros nietos.
“Atentamente. Andrés Manuel López Obrador….”.
Bueno, ¿alguna duda de qué va a hacer con la reforma energética?
El 18 de marzo siguiente, en Villahermosa, dijo: “Hoy 18 de marzo… los aquí reunidos y muchos mexicanos más, refrendamos nuestro compromiso de luchar sin tregua ni descanso hasta revertir las reformas a los artículos 25,27 y 28 de la Constitución promovidas por Enrique Peña Nieto para entregar el sector energético a particulares, sobre todo a corporaciones extranjeras”.
¿Alguna duda de qué va a pasar con la reforma energética en caso de que López Obrador gane la Presidencia?
Va a pasar lo mismo que con la reforma educativa y la de telecomunicaciones. Para abajo.
Amenazó a Tillerson si es que su empresa invertía en México.
Lo hace con la misma soltura y rencor con que agrede a periodistas y a todos los que no piensan como él.
El personaje se retrata solo.