Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Uso de Razón
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de junio de 2017.- Para los que alegan iniquidad en las contiendas electorales, ahí está el dato de los spots en que ha aparecido López Obrador en radio y televisión en tres años: dos millones cien mil (El Financiero, 14 de junio).
Hablamos de mil 900 anuncios diarios, incluidos domingos y festivos.
Es campaña presidencial adelantada, sin duda. Pero nadie lo toca porque no es políticamente correcto criticarlo: le temen a su legión de golpeadores en redes sociales.
Dentro de Morena no hay quien haya protestado porque AMLO es el dueño del partido.
Estamos ante una vergüenza para la democracia, y peor aún si ésta se da entre la izquierda que dice tener principios.
En México hay un partido que es propiedad de una persona.
Ninguna voz de la izquierda mexicana protesta en los medios por ese hecho que es impensable en el mundo democrático.
Tal vez sus únicas comparaciones son los partidos populistas Frente Nacional, de Francia, propiedad de la familia Le Pen, y Forza Italia, de Silvio Berlusconi.
Hace años un importante sector de los comentaristas políticos no soportó que Jorge Emilio González Torres fuese el dueño de un partido con registro, el Verde.
Esa agrupación política acusó recibo de la queja y su dirigente fue prácticamente retirado de la actividad pública.
No ha pasado lo mismo con AMLO, a quien se le tolera eso y más.
Pero aunque muchos lo soslayen y minimicen, el mundo debe saber que en México hay un partido con dueño, que recibe 400 millones de pesos al año de parte del Estado, y acapara dos millones 100 mil spots de los dos millones 600 mil que le corresponden a Morena y a sus distintos candidatos en todo el país.
Se ha luchado por años contra la iniquidad en la utilización de los programas sociales por parte de los partidos que han gobernado el país, PRI y PAN. Y se ha avanzado mucho.
Aunque con la izquierda lópezobradorista se hace mutis.
Cuando llegó al poder en el DF utilizó los programas sociales para su promoción política. Y los usó de la manera más abierta y desvergonzada.
El apoyo económico a los adultos mayores tenía como correspondiente que ellos fueran a los mítines previo pase de lista.
Todas las recetas de Salud del DF tenían su foto.
Vaya, hasta los preservativos masculinos que repartía el sector Salud capitalino traían su cara (nota y foto de Raymundo Sánchez, en Crónica).
La izquierda no dijo nada. Y quienes sí lo señalaban eran víctimas del linchamientos de los medios y comunicadores afines a ese político.
Todavía hay ingenuos que se preguntan por qué López Obrador tiene tanto voto en la Ciudad de México.
Es producto del clientelismo construido cuando gobernó la capital. Y derrochó dinero público, como ningún Presidente en la historia de México, en promocionar su imagen personal.
Eso va a hacer si llega a la Presidencia. No nos lo vamos a quitar de encima a él y a su familia por generaciones.
Ya es dueño de un partido. Quiere ser dueño del poder político en México y numerosos empresarios y comunicadores le hacen el juego. Se van a arrepentir si gana.