Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
OAXACA, Oax.,3 de julio de 2017.- Así ha sido y así será. La competencia por el acceso a los cargos públicos y el ejercicio del poder es la constante desde el siglo 19. Pero también debería serlo, como no suele serlo, el buen gobierno y la rendición de cuentas. De estas debería depender aquel y no estos de aquella. Mientras no se equilibren esos dos elementos de la política, seguiremos viendo el espectáculo político que cada vez sorprende menos a nuestros ojos.
Por una parte, las elecciones del pasado mes de junio en cuatro entidades federativas no hicieron sino muestrear la cruda lucha por venir en el mega-proceso electoral de 30 comicios concurrentes con la elección federal que culminará el 1 de julio de 2018.
Esto incluye hasta la analogía entre la Copa Confederaciones y el Mundial de Fútbol en Rusia, que coincidirá en el tiempo con los comicios. Enseñanzas y aprendizajes a granel. Todos los actores políticos y todo el entramado de instituciones electorales, corresponsables todos, deberán sacar conclusiones y prepararse desde ya para aquel futuro que cada dia que pasa es más presente y pasado.
Por la otra, es indispensable enfatizar que el buen gobierno y la rendición de cuentas gravitarán sobre la mente y la conducta de los votantes.
En el ámbito de las elecciones federales, especialmente pero no solo la elección presidencial, se estimarán tinos y yerros. Entre los primeros: la mayoría de las reformas estructurales, los avances en infraestructura y gobernabilidad, así sea frágil, captura de narco-criminales y juicio a ex gobernadores, género y relaciones internacionales De los segundos: devaluación e inflación, más privatización con desigualdad y pobreza, corrupción e impunidad multidimensional, debilidades institucionales y baja eficacia en productividad y seguridad cotidiana, y por tanto en gobierno transparente y cercano a la gente.
En los ámbitos locales, cada entidad es un mundo. De modo que el electorado habrá de ponderar su voto según los casos y lo que esté en juego. El desempeño del gobierno federal puede ser referente en algunos casos pero más bien prevalecerán las variables locales.
En Oaxaca no estará en juego la gubernatura pero su desempeño será referencia para las legislativas y municipales. De ahí la importancia del Plan Estatal de Desarrollo, de urgente aprobación y publicación. De otro modo, ¿Cómo evaluar el desempeño tanto del gobierno estatal como de los municipios? La inercia, notoria en las últimas semanas, a caballo entre los efectos de tormentas y ciclones, no debe provocar la pérdida de secuencia de gobierno y administración, aun con las fiestas de julio encima.
El posicionamiento de aspirantes a candidatos y la competencia preelectoral pasa por gobierno y rendición de cuentas. Debe quedar claro quién ha hecho qué y cuáles son los productos, resultados e impactos, hacia adentro y hacia afuera de sus propias organizaciones, partidos y esferas de acción.
Recordar que la división interna provoca debilidad, fractura y derrota. Que a mayor coherencia y consistencia mejor consecuencia práctica. Que ya no hay elector bobo ni sumiso. Que la tolerancia y la paciencia tienen límites. Y que en la democracia pluralista, así sea semi-tutelada, y quizás por esto mismo, nadie gana todo y nadie gana siempre.
El que ganó ayer y falla hoy puede perder mañana. Quienes se conflictuan hoy pueden saldar cuentas de ayer pero no ver la luz del siguiente encargo. 2018 está en 2017. Lo que se hizo o no se hizo ayer, lo que se haga hoy y lo que se haga en los próximos meses pondrán las bases del voto que se conquistara o no al año que viene. De ahí la importancia del buen gobierno y de ahí la relevancia de invertir la correlación entre acceso al poder y rendición de cuentas.
Si hay un actor sabio que ha aprendido a recompensar y castigar, sobre todo en comicios clave como los de 2018, ese es el ciudadano mexicano. Su desilusión y queja irá a dar, a no dudarlo, a las urnas más que a la televisión. La renovación de su esperanza, lo sabe cada vez más, está en el supremo acto de votar en libertad y secreto. No hay voto asequible sin compromisos cumplidos, ni aun intentando forzarlo. 2018 es 2017. Y quizás 2016 y 2015. Esto, desde luego, vale para todos.