El episcopado ante el segundo piso de la 4T
OAXACA, Oax., 25 de septiembre de 2017.- Este mes (septiembre de 2017) varios sismos han sacudido gran parte de México. Millones de mexicanos los hemos sentido. Cientos de miles han resultado severamente damnificados. Miles lamentan la muerte de algún familiar.
Esta tragedia nacional será punto de referencia en el tiempo. Igual que el de 1985, los sismos de 2017 marcarán un antes y un después en la sociedad y el gobierno.
El legado de 1985 es el surgimiento de la sociedad civil, ante la reacción tardía y deficiente del gobierno, y la cultura de protección civil, para estar mejor preparados ante los fenómenos naturales.
En 2017 cientos de estructuras han colapsado y miles presentan daños estructurales, por lo que deberán ser demolidas y reconstruidas. Pero no solo las estructuras físicas serán reconstruidas, sino también las institucionales.
Ante la magnitud del desastre, en las redes sociales surgió la propuesta de que los partidos políticos destinaran parte de sus prerrogativas del próximo año para la reconstrucción de los inmuebles dañados. La propuesta se convirtió en exigencia. Y todos los partidos políticos han manifestado su intención de allanarse a ella.
Así que las campañas de 2018 se realizarán con menos dinero. Y esto, que parece ser una situación extraordinaria, seguramente se convertirá en ordinaria. Pues una vez concluido el proceso electoral, nos daremos cuenta que podemos elegir a nuestras autoridades y representantes con menos recursos. Por lo que la medida temporal quizá será permanente.
Esta situación, surgida de la tragedia, representa una oportunidad de evolución para el sistema electoral. Está comprobado que sí se puede hacer campaña electoral con menos dinero. Así lo hacen los partidos pequeños.
Pero, ¿qué es una campaña electoral y para qué se ocupa el dinero? La campaña es el periodo de tiempo durante el cual los candidatos dan a conocer un mensaje a los electores, con el objetivo de convencerlos de votar por ellos. Durante este periodo de tiempo, muy corto en relación al número de electores, el candidato debe procurar ser lo más omnipresente posible en su demarcación. Pues no basta con ser un buen candidato y tener buenas propuestas, ya que el éxito depende de cuántos ciudadanos lo sepan y voten por él. Para eso sirve básicamente el dinero de una campaña electoral, para llevar la propuesta del candidato y dar a conocer sus fortalezas a la mayor cantidad de ciudadanos posible.
Así que en esto deberán innovar partidos políticos y candidatos, en la forma de dar a conocer su mensaje a los electores. La lógica, en una campaña de bajo presupuesto, es menos campaña de aire y más campaña de tierra. La lógica, ante una disminución generalizada de recursos, es crear nuevo modelos de comunicación política.
Esta podría ser la oportunidad para ponerle «piso parejo» a todas las opciones electorales. Que sean las ideas y no la capacidad económica para darlas a conocer, las que tengan el mayor peso en las campañas electorales del próximo año. Es posible llevar el mensaje de todos los candidatos a todos los ciudadanos, gastando menos. Por ejemplo, que el órgano electoral imprima y distribuya a todos los ciudadanos una gaceta en la que se le de espacio a todos los candidatos.
Si en las campañas electorales de 2018 el órgano electoral y los partidos políticos migran a un nuevo modelo de comunicación política, ese será el legado de esta tragedia.