Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
OAXACA, Oax., 10 de noviembre de 2017.- Sin ánimo de cuidar sus palabras, la controvertida escritora y mujer de izquierda Elena Poniatowska, dejó caer una expresión que la puso en el ojo del huracán.
En su charla con jóvenes bachilleres hablaba de fotografía, hablaba de la italiana Tina Modotti quien fue la primera, dijo, que fotografió a las mujeres de Juchitán. Entonces esas mujeres eran delgaditas, agregó, y “Ahora las juchitecas que yo he visto, por la cerveza, están bien panzonas y mensas”, soltó.
Hay quienes intentaron corregir, que no dijo mensas sino inmensas. Ciertamente, la segunda palabra es menos dura que la primera, pero tampoco deja de ser ofensiva. Que no las dijo con ánimo de ofender, bueno, la cosa es que ofendió así a las juchitecas, lo menos que les habría dicho es “panzonas inmensas”.
Lo anterior, por supuesto, no es nada cordial. Ante esto, muchas mujeres estallaron molestas en las redes sociales. La difusión de ese comentario y el enojo normal ante una ofensa, fue calificado como linchamiento por simpatizantes de Elena.
La popular señora de origen europeo, descendiente de una familia de nobles polacos, daba su charla cuando sorprendió a todos con esa expresión inusitada. Ella que se distinguió por ser amante del Istmo de Tehuantepec, sobre todo de Juchitán. Invitada de Francisco Toledo, quien la vinculó a las gestas rebeldes de esa población a finales de los 70´s y principios de los 80’s del siglo pasado.
El affaire panzonas se dio en el marco la Feria del Libro de Oaxaca (FILO), a la que la escritora acudió para recibir un homenaje. Sucedió en la población de Cuilapam de Guerrero a donde fue invitada por el Colegio de Bachilleres (COBAO) para charlar con los alumnos, y platicaba lo que se le ocurría, pues con un auditorio fiel, lo que ella diga está bien. Incluso, han acuñado la frase de que “A Elenita todo se le perdona”.
Su gran deuda con Juchitán
Poniatowska tiene una deuda literaria con Juchitán, de donde ha abrevado para escribir sus artículos y libros de rentable exotismo, uno de sus libros exitosos es “Las mujeres de Juchitán” en coautoría con la fotógrafa Graciela Iturbide, a quien acompañó en la edición del FILO de este año donde la famosa fotógrafa expuso 220 fotografías y también fue homenajeada.
En ese libro se deshizo en elogios y admiración con la gente de Juchitán, sobre todo con las mujeres. Después la declararon hija predilecta de Juchitán y con el traje de esa región fue a recibir el Premio Cervantes a España. Tan juchiteca llegó a ser que hasta comparó a Juchitán con el Macondo de García Márquez.
Poniatowska tiene otra gran deuda con Juchitán, ésta de mayor envergadura, ella junto con un grupo de artistas e intelectuales le dieron el aval de revolucionario y fuerte blindaje mediático en los años 80 al grupo de la Coalición Obrera, Campesina y Estudiantil del Istmo (COCEI). Viajaban a ese primer territorio “libre de México”, como le llamaban al primer municipio ganado por la izquierda de entonces. Iban, además de ella, Fernando Benítez, Carlos Monsiváis, Francisco Toledo y otros. El último era quien los convocaba.
Víctor de la Cruz, quien formó parte de ese grupo, se deslindó cuando estaba claro que la COCEI no era ninguna vanguardia revolucionaria sino otro grupo de políticos enriquecidos con el erario, que siguen en ese municipio medrando con “el cadáver embalsamado” de la agrupación, como le llamo de la Cruz.
Ese artículo crítico se tituló “Principio y fin de la COCEI. Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo”. Desde 1989 —escribió— la COCEI ya estaba muerta, “pero, como las aves de rapiña, para seguir viviendo de él, necesitaban el cadáver embalsamado de quien en vida había llevado ese nombre.” Ese cadáver fue quien recibió a Carlos Salinas de Gortari el 20 de marzo de 1990 con Héctor Sánchez de Presidente municipal, apuntó.
Desde entonces, a las familias de la COCEI —sostuvo— le “llovieron diputaciones y senadurías mediante el chantaje a la dirigencia nacional del partido nacional (PRD) a quien vendieron el cadáver embalsamado. Atrás quedaron los ideales de quienes ofrendaron sus vidas y su libertad por una sociedad mejor.” (Revista En Marcha núm. 31, octubre de 2001, pp.14-15)
Nadie más se deslindó, nadie más se disculpó por haber fortalecido a ese grupo faccioso de poder regional, hoy dividido en unas 10 tribus. Otro que se alejó de la COCEI pero sin hacer una crítica fue Francisco Toledo, quien castiga a Juchitán con el látigo de su desprecio, nunca más ha vuelto a esa población.
Se ausentó desde hace décadas el famoso pintor sin aclarar si fue sorprendido por los aventureros de seudo izquierda. Queda la leyenda de cuando sacaba puñados de billetes para pagar las publicaciones de revistas, libros y demás material necesario en todo movimiento político. Macario Matus y Víctor de la Cruz eran los intelectuales orgánicos, primero desde Neza Cubi y luego Guchachi Reza, revistas emblemáticas.
Hay historias no escritas ahí. ¿Fueron engañados esos personajes? ¿O les sirvió el ropaje de defensores de las causas revolucionarias? El caso es que se hicieron de un público y de una clientela que los proveyó, no solo en la adquisición de sus productos, libros, pinturas, conferencias, sino también con la fuerza de tener masas de vanguardia a su favor.
Para la defensa de quienes resultaron los nuevos tiranos locales, los de la COCEI, contaban con la incondicionalidad de los periódicos Unomásuno, primero y La Jornada, después. Lo grave es que ayudaron a entronizar en el poder a un grupo neo caciquil, violento y deshonesto, y como si nada. Al menos Víctor de la Cruz adjuró de su error y condenó a los simuladores. Los demás, Poniatowska, y Francisco Toledo, guardan silencio; Monsiváis y Benítez, ya fallecieron.
Este es el punto, no estamos ante intrascendentes actitudes oportunistas de llamar a cualquier revuelta una gran revolución, no son simples desplantes de chairos, estamos ante una sostenida impostura de montarse en revueltas sociales, venderlas como grandes movimientos libertarios, cuando son simple alzamiento de tiranos locales ávidos de poder y de riqueza.
Eso ya está muy claro en el palmarés de la COCEI con los Héctor Sánchez, Leopoldo de Gyves, Daniel López Nelio, Alberto Reyna, Mariano Santana, Roberto López Rosado y la decadencia política y humanística a la que condujeron a Juchitán. Pero esa rentabilidad de los políticos estuvo al parejo de la obtenida por el referido grupo compacto de intelectuales puestos a defender al inexistente “Juchitán libertario”. Quizá por eso nadie dice nada, cada grupo medró con sus imposturas libertarias. Para el pueblo juchiteco el daño de esas falsas expectativas fue y sigue siendo enorme.
Los tratos con el poder
Pero al mismo tiempo, eran interlocutores privilegiados de personajes poderosos como Carlos Salinas de Gortari con quien algunos de los mencionados y otros más tuvieron reuniones. Participaron en esas reuniones Poniatowska, Monsiváis, Iván Restrepo, el periodista Granados Chapa, Héctor Aguilar Camín, García Márquez, entre otros. (Ver foto publicada recientemente por el Diario El País El País)
Personaje de larga trayectoria en la literatura mexicana, amiga de los grandes escritores y artistas del país y de América Latina, ganadora del prestigiado Premio Cervantes, Elena Poniatowska presenta, empero, altibajos en su actividad cultural, con serios cuestionamientos a sus escritos y trabajos.
Sus graves deslices intelectuales
Un revés macizo fue cuando perdió el juicio entablado contra ellas por quien fue uno de los líderes del movimiento estudiantil universitario de 1968, Luis González de Alba. En esos años ella visitaba a los estudiantes presos para hacer su libro, necesitaba testimonios pues no vivió el movimiento.
Pidió permiso al joven de Alba, recluido entonces en la prisión de Lecumberri, para usar su narrativa en el libro de ella que tituló La Noche de Tlatelolco. González de Alba reconoció que él autorizó a Poniatowska a usar sus textos, pero que ella los modificó a su arbitrio. De Alba escribió al respecto.
“Ya sin el mecanismo de defensa freudiano de mi adoración por la frágil, delicada y afable Elena, subrayé todos los errores y le pedí corregirlos. Ella y nuestros comunes editores, ERA, se negaron y lo exigí por vía legal. Gané la demanda y la versión de su crónica hoy disponible mejoró mucho. https://temibledani1lga.blogspot.mx/2008/09/milenio200809015lc.html
Destruyen un libro por su error
Otro grave traspiés de la escritora y periodista fue cuando tuvieron que retirar del mercado toda la edición de un libro por su error como compiladora de los poemas de Jorge Luis Borges. Incluyó un poema que no es del gran poeta argentino, “Instantes”, una pieza sin el rigor magistral de Borges, que circuló como de su autoría pero que ya había sido desmentido.
Muy extraño que Poniatowska no se hubiera enterado de que este poema era apócrifo. El libro, que contiene otros desatinos se publicó en 2012, y ante la aclaración de la viuda de Borges, María Kodama, la casa editorial se vio forzada a retirar la edición de las librerías. Dice así ese “Instantes”: Si pudiera vivir nuevamente mi vida/ en la próxima trataría de cometer más errores/ No intentaría ser tan perfecto… Buscar deliberadamente cometer más errores y ser imperfecto, no corresponde al perfeccionista Borges, quien dejó sonetos casi perfectos. http://tinyurl.com/ycxa2c2y
Tan amante de Oaxaca, a Elenita todo le hace lo que el viento a Juárez, pocas veces se disculpa de sus faltas, como ahora en su reciente travesura tardía, al mofarse públicamente de las juchitecas. Un par de días después emitió una aclaración donde insiste en alterar hechos con dos datos errados, el acto del llamado affaire no se dio en el homenaje a Graciela Iturbide el 5 de noviembre sino al día siguiente y en otro municipio cercano a la capital del estado.
También ahí argumentó en su descargo Elena que las istmeñas engordaron al dejar el pulque por la cerveza. En el Istmo de Tehuantepec nunca ha habido pulque, lo que se consumió hace años es la “taberna”, un líquido extraído de un árbol de coyol, mucho más delgado que el pulque. De ahí surgió el concepto de “taberneras”, sinónimo de cantineras istmeñas.
Esta revisión que ha estado pendiente se hizo propicia ahora que de nuevo la triunfadora periodista y escritora dio buena nota. De todos modos, sería interesante probar si algunas de sus apologistas y defensoras a ultranza, pasadita de peso, soporta que le digan como saludo “Hola tú panzona inmensa”. ¿Será que digan: “eso nomás se lo paso a Elenita”?
@blaslc